Lo inconsciente hoy.

Lo inconsciente hoy. José Eduardo Tappan M. Intentaré una aproximación metapsicológica a lo Inconsciente, tomando como base el texto con el mismo nombre de 1915 de Sigmund Freud, a 100 años de haber sido escrito. Antecedentes: El inconsciente es un concepto presente en la historia del pensamiento humano, encontramos referencias directas o indirectas en diferentes…


Lo inconsciente hoy.

José Eduardo Tappan M.

Intentaré una aproximación metapsicológica a lo Inconsciente, tomando como base el texto con el mismo nombre de 1915 de Sigmund Freud, a 100 años de haber sido escrito.

Antecedentes:

El inconsciente es un concepto presente en la historia del pensamiento humano, encontramos referencias directas o indirectas en diferentes pensadores: Geleno, Plotino, San Agustín, Santo Tomás, Paracelso, Descartes, entre muchos otros. La manera en que Freud emplea lo inconsciente, permite ligarlo a los principios de la operación subjetiva, y encontrar que lo consciente es apenas los que logra emerger del iceberg cuya mayor materia se encuentra sumergida, eso ocultado es lo que explica la cusalidad, lo que obtenemos en la vida no es casual, sino efecto de una cadena de determinaciones que parte de los mecanismos inconscientes, mismos que son los principios patológicos de la vida anímica.

1.- Sobre la formación de lo/el inconsciente.

Freud propone que la constitución del inconsciente es por efecto de la Verdrängung, que fue traducido por la represión propiamente dicha. Que se trata de una fuerza de desalojo de la conciencia de aquello que la perturba. El problema de este planteamiento es que supone de origen una conciencia que desaloja lo perturbador para constituir el inconsciente. La propuesta lacaniana consideraría que la conciencia es efecto de lo inconsciente no viceversa.

La Verdrängung freudiana se ha traducido como represión, sin embargo la palabra alemana tiene un sentido distinto al que se le dio en español, en realidad debería ser traducido por: empujar a un lado, desalojar, alejar, sin destruir, sin desaparecer. Se usa para dar cuenta del desplazamiento de masas de aire o agua, como haría un avión o un barco, desplazamiento que paradójicamente es lo que los sostiene en el aire o flotando en el agua. Ninguno de estos sentidos lo tiene la palabra castellana reprimir, en alemán Verdrängung no es Repression. Reprimir implica: impedir a otro algo, oprimir con violencia, acallar, censurar, sentidos que no corresponden a la palabra alemana.

Los mecanismos en la constitución de la neurosis y del inconsciente tienen que ver con desplazamientos, no con represiones. Se trata de fuerzas que desalojan pero que continúan presentes, no significa que hayan sido aniquiladas o reprimidas. Está Verdrängung (desplazamiento) es la fuerza y el mecanismo constituyente de lo inconsciente. Por eso podemos entender que para Freud lo inconsciente es algo vivo y que actúa determinando la vida consciente, las desiciones que tomamos o evitamos, por lo tanto nada más alejado de la idea freudiana que un inconsciente constituido por lo reprimido, es ese mecanismo, fuerza y representaciones que constituyen en desplazamiento y lo desplazado, es el mismo soporte actuante y viviente de nuestro psiquismo.

Ahora bien: ¿Cuál es el origen de lo Inconsciente? La propuesta implica una discontinuidad del estado natural, para inscribir un malestar, se trata de perturbar ese estado de bienestar natural en el que los animales se encuentran atrapados al estímulo. No se aprende a ser humano se desaprende a ser una bestia atrapada a las leyes de la naturaleza. Por ello, el psicoanálisis, no piensa lo humano como algo espontáneo, aprendido o efecto de la maduración. Lo piensa como el efecto de la incorporación de una operación simbólica, que es la matriz de los diferentes mecanismos y leyes que gobiernan la actividad simbólica. Esa operación tiene la encomienda de inscribir la différance derridasiana, es decir la operación que ofrece la posibilidad de diferir y diferenciar, se trata de principios o las bases esenciales para la constitución de la lógica simbólica, que es posible gracias a la inscripción de lo que Lacan llamó Significante-nombre-del-padre, cabe aclarar que lo que Lacan llama significante no es como para Saussure lo relativo a la imagen acústica, en Lacan tiene un peso estructurante y una función, en tanto condición de posibilidad para la subjetividad. El Significante-nombre-del-padre es entonces la matriz de la que se servirán otros significantes para construirse y operar, es en resumidas cuentas la différance en su forma más pura, creando como efecto el espacio y el tiempo.

Todo ese paquete de matrices que contienen: planos, leyes, instrucciones, operaciones, mecanismos que constituyen y norman la acción simbólica, son esencialmente lo que constituye al inconsciente. Su escritura podría ser semejante a la de la armadura en una partitura; determina el tempo, la clave que crea una tonalidad expecífica, las alteraciones (sostenidos y bemoles) que actúan sobre las frases musicales, y sobre todos los compases, se trata de un conjunto de instrucciones que determinan la lectura y por lo tanto la ejecución del instrumento, y determinan lógicamente la intervención cronológica.

2.- El principio estructural.

El principio estructural debe ser entendido en dos vertientes, la primera tiene que ver con los planos de determinación subjetiva, y la manera en que los comandos o principios actúan de manera inconsciente y la segunda con la relación y comercio entre sistemas, es decir con la forma en que las representaciones y afectos son desplazados, sofocados o transformados.

El psicoanálisis nace como una propuesta confrontada con el irracionalismo del tipo jungiano y reichiano, por ello busca lo racional en lo irracional, las condiciones que permiten advertir que el caos es sólo aparente, que se encuentra gobernado por principios y leyes que pueden ser develados. En esta dirección es que se buscan los planos maestros sobre los que se levantó el edificio extraordinario de la condición humana.

Sobre esos planos originales se edifican los principios que pueden ser entendidos como la gramática necesaria para hacer posibles el lenguaje, y con éste a los idiomas. También puede ser comprendido como las operaciones elementales y esenciales que constituyen el aparato psíquico y sobre las que descansa el gobierno de la subjetividad.

Jacques Alain Miller propuso que Lacan consideraba que el inconsciente Freudiano se encuentra estructurado como el lenguaje Saussuriano, Lacan llega a mencionar en su famosa conferencia de 1953, que “los síntomas están estructurados como un lenguaje”. ¿De qué se trata esto?, que el inconsciente se encuentra estructurado COMO un lenguaje, pero que no se trata de un lenguaje, es decir que no se trata de develar desde el lenguaje consciente el lenguaje inconsciente, Lacan se desmarca de la propuesta freudiana elaborada en la interpretaciones de los sueños, de que el trabajo analítico sea una suerte de hermenéutica, no hay para el psicoanalísta francés un lenguaje latente y otro manifiesto, no hay un más allá del lenguaje, ni un más acá, no hay metalenguaje. El lenguaje para Lacan es entendido como el soporte y condición del habla, por eso los principios estructurales que norman y sobre los que se edifican los distintos idiomas, pueden ser esencialmente tres: psicótico, neurótico o perverso. Son tres formas posibles en que el significante de la diferencia puede ser organizado y delegado. Tres destinos y funciones posibles del Significante-nombre-del-padre desde la perspectiva de la operación de la lógica simbólica.

Lacan reconoce entonces que sólo se puede ser como efecto de la manera en que se encuentra sujetado al lenguaje, a la manera en que opera la falta y como consecuencia a su sujeción al deseo. En el plano estructural, los comandos de la subjetividad deben ser rastreados hasta este nivel del Ser, entendido ese Ser más allá de acercamiento ontológicos, no como algo detenido, ni substancializado, sino en un sentido transitivo: siendo en y por el lenguaje.

En la segunda vertiente, que proponíamos anteriormente, es decir en la de comercio entre sistemas. Nos conduce a romper con la idea de que la consciencia se encuentre ligada a la experiencia directa del mundo, y que por lo tanto sea este sistema el encargado de la percepción del mundo. El alcance de la concepción moebiana también rompe con la perspectiva de un sistema preconsciente  (Prcc), o si se quiere muestra que no todo lo inconsciente es susceptible de conciencia, ni todo lo inconsciente es insuceptible de conciencia, quizá el tema se traslada a la dinámica misma moebiana en la que algo puede ser según sus relaciones y planos de determinación consciente y eso mismo en otro despliegue o movimiento será inocente.

Lo cierto es que toda actividad consciente se soporta en funciones inconscientes de las que no tiene noticia, algunas podrán ser develadas y otras no. Lo mismo que nuestra idea y percepción del mundo y de sus reglas. Estamos sujetos y nuestra libertad en realidad se encuentra acotada, estamos determinados y sometidos a reglas y principios que dirigen nuestra existencia, no guiamos nuestra vida, somos guiados y dirigidos. Cómo el ejemplo que pone Freud del Ello como un caballo que va a donde le da la gana, y lo único que puede hacer el jinete (Yo) es inventar que deseaba ir a donde el caballo lo conduce. Eso sí somos libres de someternos a nuestro propio deseo o a huir de el.

3.- El principio económico.

Sabemos que Freud inventó la idea de un conjunto de energías, necesarias para dar cuenta del aparato psíquico, en un primer momento en su texto no destinado a la publicación llamado  Proyecto de una psicología para neurólogos (1895), presenta la idea de montos de afectos, que crean cauces a nivel de las neuronas, por lo que éstas se van transformando en pasaderas o impasaderas, lo interesante es que se trata de una energía pura que no se encuentra asociada a sentimientos, el aumento produce dolor y la disminución satisfacción. Sin embargo, en el mismo demiurgo, la existencia de ese dolor juega como marca de discontinuidad hacia la homeostasis. Así,  el estado de bienestar de la criatura anónima, como consecuencia de ese dolor derivará en un arcaico sentido de existencia, de identidad; dolor que se constituirá por ello en una inscripción de esa vida marcada por lo que más tarde llamó: masoquismo original. Ese dolor es un rasgo de condición y posibilidad de salir del anonimato a partir del malestar, con un sufrimiento que no será del todo consciente pero que se mantendrá a lo largo de la vida de manera constante como inconsciente.

Esa condición liminal de la criatura empleará después los mismos montos de afecto posteriormente concebidos como libido, para construirse a sí mismo y a su mundo, proceso que Freud llamó de catexis, en que la criatura dota a los objetos del mundo de esa energía. Hace depósitos y retiros con lo que los objetos se transforman en relevantes a partir de esos montos e irrelevantes conforme le retira libido. Con lo que este principio energético me parece auxiliar en la lógica simbólica, que permite comprender por qué varía de peso e importancia un mismo fenómeno, situación u objeto, dentro de nuestros sistemas de clasificación y jerarquía. Se trata de un mundo y de una experiencia con ese mundo enteramente del orden psíquico, no habría más realidad que la realidad psíquica, y esta es dinámica y cambiante, entre otras causas por los procesos de asignación y retiro de libido. Lo interesante es que este procedimiento que hace depósitos y retiros es de carácter inconsciente, por lo que la persona vive en un mundo que supone independiente de si mismo, autónomo, como si el no tuviera ninguna responsabilidad en que el mundo sea como es. «cada cabeza es un mundo» nada es más cierto que eso.

La propuesta económica y dinámica freudiana hace más compleja y rica la lógica simbólica, ya que lo que plantea es que la catexis es lo que le da un lugar a los objetos en un espacio y en un tiempo lógico. Sin embargo ese espacio-tiempo es colocado en lo que llamamos mundo, trastocando el mismo principio de identidad lógica:

Ya que puede ser que x = b, ya que el valor de cada letra en el álgebra está determinado por su relación con el conjunto y su posición en la ecuación. Por ejemplo, si una madre sale a trabajar dejando a su hijo enfermo, para éste ese hecho puede ser catastrófico y vivirlo como abandono; pero si la mamá se va a trabajar y el se encuentra sano, puede ser que disfrute su ausencia. El evento es el mismo y lo que representan es lo opuesto, dependiendo de la carga que se le ponga, lo que hace variar su significado. Esta manera de asignar y quitar cargas son operaciones construidas a partir de las relaciones que se tejen entre los significantes, operación esencialmente inconsciente, pero no por ello ilógica, irracional o inexplicable, existen claves para poder seguir los distintos planos de determinación que explican la administración de la libido.

En ese sentido, la libido es como un boomerang, regresa a quien lo lanzó, sólo que sin saber que el mismo lo había lanzado de manera inconsciente. La persona se estrella y es confrontada por ese mundo previamente investido, es desde luego un proceso también de naturaleza inconsciente lo que se hace con esas representaciones investidas de afecto. “Nos está permitido sustituir “Investiduras” por “libido”, pues, como sabemos se trata de destinos de pulsiones sexuales” (Freud. 2001. p. 179)

Freud propone que la operación del desplazamiento (Verdrängung) puede ocuparse de las representaciones pero los afectos reciben otro tratamientos, los destinos de los afectos pueden ser tres: a) persistir ya sea en todo o en parte, b) mudado en otro afecto ó c) sofocado (Freud 2001. p. 174) Tratamiento que se realiza de manera inconsciente.

El principio económico debe ser atraído a la lógica simbólica, le permite agregar densidad explicativa, de lo contrario pierde poco a poco fuerza, se queda en un registro imaginario.

 

4.- Principio dinámico,

Schopehauer proponía en su trabajo sobre El mundo como voluntad y representación, que existía  una fuerza y una dinámica que se transformaba en la voluntad que llevaba a los seres del mundo a ser lo que son, la fuerza que existe en la pequeña semilla de secuoya que la lleva a ser de los árboles más grandes del mundo, esa voluntad de ser la encontramos en la semilla. Esa misma voluntad de ser que encontrábamos en la condición humana. Empuje o voluntad que son del todo desconocidas y que actuaba de manera inconsciente, se trataba de una voluntad inalcanzable a cualquier interés de voluntad consciente.

La perspectiva dinámica se encuentra centrada en la pulsión, Freud propone que es un concepto que hace límite entre lo psíquico y lo somático. Lo contrastado con el instinto, en tanto no se trata de un empuje más que de una atracción, que conduce a la satisfacción sobre objetos no determinados, existe una flexibilidad sobre cuales serán esos objetos y sobre las características de las metas. En el instinto hay un atrapamiento con el objeto y con un meta definida (alimentase, copular, migrar, defenderse, agredir etc). Por eso podemos pensar a la pulsión como la desnaturalización del instinto en tanto los objetos varían y las metas también (es una propuesta preliminar ya que los estudios de etología reciente, muestran que el instinto es algo mucho más complejo).

Ahora bien hay para Freud dos dinámicas esenciales en nuestra existencia que se pueden contraponer dialécticamente, la que nos empuja a la vida y la que nos empuja a la muerte. La muerte no es un accidente, es una consecuencia largamente buscada, lo mismo que la vida. Nos vamos muriendo todos los días, por eso la vida tiene que ver con esas interrupciones de la muerte. La vida tiene que ver con los sonidos y la muerte con los silencios, sonidos y silencios hacen la música, sin el silencio sería un ruido constante, como con el obstinato que es una consecuencia del barroco al horror vacui, como ese horror la vacío, al silencio, a la muerte. Tánatos no existe en la mirada freudiana, la muerte se encuentra caracterizada por la destrucción, esencialmente de los objetos de los que se sirve esa pulsión. La agresión es un mecanismo de defensa del yo, por lo que no debe ser confundida con la pulsión de muerte, no es lo mismo la agresión que la destrucción.

La pulsión es ese empuje esencial que nos conduce de manera ciega para la conciencia a encontrar la satisfacción en diferentes objetos, por eso las pulsiones se descomponen en pulsiones parciales con objetos parciales. Lo humano de la vida que nos hace no estar atrapados al estímulo, a construir el objeto a partir de un conjunto de representaciones inconscientes, que llevan por ejemplo al fetichista a encontrar su objeto en el pie, por ejemplo la fuente de todo placer posible y de control a la incertidumbre.

La pulsión impregna todos los espacios de la vida de la hombres, por eso no es algo natural o espontáneo, se trata del principio esencial que da dirección a la existencia, lo que lo empuja a tener una clase de vida u otra. Las pulsiones tienen fuente (de donde surge), objeto (a lo que se dirigen, lo que tiñen) y una meta (satisfacción), las fuentes pueden ser dos: el Ello y el Yo.

Lo interesante es la doble naturaleza del Yo, en tanto es un objeto de las pulsiones del Ello, y a su vez es fuente de las pulsaciones. Es por los objetos y por las metas que podemos inferir los contenidos inconscientes, recordando que de lo inconsciente tenemos notica por sus manifestaciones. Los síntomas son el mayor ejemplo de esos desplazamientos económicos y dinámicos, que convierten el malestar en un cómplice para la existencia, en una posibilidad y consecuencia de todas las decisiones subjetivas que hemos tomado, por eso tenemos una responsabilidad directa aún de nuestras operaciones inconscientes.

Las dinámicas de la subjetividad se nos muestran en las llamadas formaciones de compromiso, en los sueños, en los síntomas, en los lapsus, etc. Sabemos que de principio se trata de una dinámica esencialmente conflictiva y dialéctica, los principios dinámicos constituyen y caracterizan la subjetividad, mientras que en lo inconsciente encontramos las instrucciones y herramientas para operar esas dinámicas a partir del plano simbólico.

5.- El principio tópico/topológico.

Freud concibe al aparato psíquico como un comercio entre planos o sistemas, el inconsciente (Icc), el Preconociste  (Prcc) y el Consciente (Cc). Desde luego, a 100 años podemos agregar un conjunto de consideraciones que no se encuentran lejos del espíritu de su propuesta. La idea muy difundida y equivocada de la relación entre estos sistemas como si se tratara de Matrioskas en la que se encuentra una dentro de la otra, la que contiene a todas las demás es Cc, no es una idea adecuada. Ya que debemos recordar que lo inconsciente no es algo sepultado sino algo que se encuentra participando en todo momento, es algo activo y vivo. De hecho podríamos decir que el ente que se encuentra sujeto al lenguaje, es en su sujetamiento, en su sujeción al Significante-nombre-del-padre, entendido como la diferencia en su forma más pura, que inaugura en ese mismo momento lógico el orden de lo inconsciente, que es la condición necesaria para que exista consciencia.

Ahora bien cabe una pregunta que aparece en la traducción castellana de la obra de Freud: antes de 1915 se proponía EL inconsciente y después en 1915 en la Metapsicología propone LO inconsciente. ¿Eso tiene algún peso?, ¿es una decisión arbitraria del traductor?. No lo es, nos permite advertir una diferencia entre el uso de EL inconsciente, cómo algo localizable, como algo que es en su cualidad, con algo del orden del fondo; mientras que con LO inconsciente como una condición, como un efecto, con algo del orden de la forma. Por ejemplo: el inconsciente se encuentra estructurado como un lenguaje, lo inconsciente de los síntomas resiste a ser descubierto.

Los principio tópicos y topológicos, pueden ser comprendidos a partir de El inconsciente que fundamenta la incognoscibilidad del ser, además del que nos muestra “un otro lugar y un otro tiempo”. Hemos imaginado el aparato psíquico usando nuestras coordenadas tridimensionales. Pero el inconsciente es ubicuo, su lugar no se inscribe en el espacio que llamamos físico, no se apuntala en ninguna actividad o zona del cerebro, es el centro en el que gravita la subjetividad, es decir que tiene una densidad específica que constituye un campo. Hemos advertido suficiente de las dinámicas y operaciones de lo inconsciente que tenemos herramientas para usarlo y manipular la conducta por: el condicionamiento, la información subliminal, la sugerente, etc.

Existe desde luego la posibilidad de advertir ese conjunto de determinaciones concatenadas de carácter inconsciente en prácticamente cualquiera de los actos de nuestra vida consciente, siguiendo el rastro de la cadena de determinaciones que nos atan a los procesos inconscientes. De ésta manera frente a toda escena tenemos otra escena, de manera simultánea compartimos diferentes espacios y momentos de otros tiempos y lugares, incluso las fantasías tienen un papel tan importante como lo vivido. En el espacio de la subjetividad es tan importante lo que sucedió, como lo que quisiéramos hubiera sucedido. Freud nos advierte  que lo inconsciente no acepta ni principio de contradicción, ni idea de muerte, ni género, ni edad o nacionalidad, ya que lo anterior opera en plano imaginario y empírico, el inconsciente opera en un espacio o dimensión esencialmente pertinente a la lógica simbólica. Los fenómenos empíricos sirven como soporte, como piezas de esos despliegues de las operaciones de la lógica simbólica. Todo lo que captamos por nuestros sentidos, todo nuestro mundo es en realidad otra cosa, el soporte de una historia, de un fantasma, de fantasías etc. Los fenómenos que se revisten por lo inconsciente se despliegan en diferentes espacios y tiempos, lógicos, cronológicos y materiales, en un lugar concreto, en un espacio de posibilidades, en uno imaginado o fantaseado y en espacios topológicos construidos por las relaciones estructurales entre diferentes elementos que constituyen nuestra psiquis, no podemos modificar uno sin tener un efecto multiplicador sobre el resto.

En lo que Lacan denomina discurso, propone que tiene que ver con posicionamientos subjetivos, en los que el sujeto busca sostenerse o producirse, en un lazo social específico, por ejemplo en el discurso del Amo, en el que la dialéctica de ese posicionamiento lo conduce a buscar un amo, sometiéndose o a ser empujado a la posición de ser un amo, en cualquier caso, es un discurso determinado por la situación, por los lugares en donde se encuentre el saber, la verdad, el deseo etc. sin importar las palabras.

Somos entonces, resultado de un despliegue de diferentes planos relacionados, en dónde lo Inconsciente, tomando por metáfora la imagen de iceberg sumergido, resulta mucho más rico y complejo que lo consciente. En eso sumergido, como decíamos, estarían el conjunto de los planos, las instrucciones, operaciones y mecanismos que operan el orden simbólico. Por otro lado se encontraría lo desplazado por la consciencia, aquello perturbador, incómodo, que servirán de soportes en nuestro andar por el mundo, constituyendo síntomas e inhibiciones, se trata de la conformación de un lugar, que constituye un otro saber que produce un extrañamiento y desconocimiento de nosotros mismos por aquello, desplazado, pero paradójicamente al hacernos cargo de ese saber nos damos cuenta que no estaba del todo ignorado.

Bibliografía:

Akoun André, Gatien etal. El inconsciente. Pro y contra. Ed. Mensajero. Bilbao. 1984.

Freud Sigmund. Lo inconsciente. En la metapsicología de 1915. pp. 153-213. Vol. XIV. Obras completas. Ed. Amorrortu. Buenos Aires 2001.