De Dioses y Sectas: Figuras del amo alucinado
Enrique Mora Jiménez, Juan Manuel Rodríguez Penagos
Senderos y abismos del Nombre-del-Padre
“Es preciso ser abismo”[1]
Desde Freud aparecen los senderos y abismos del padre en varios de sus casos que van desde el caso Dora, Juanito, el hombre de los lobos, el hombre de las ratas y fundamenalmente el de Schreber, entre otros; en donde es precisamente esta instancia paterna lo que estructura al sujeto y lo social a traves del mito, pero tambien es presente por sus desfiladeros y sus fallas. Esta funcion esta puesta en juego en la obra Shakespeare, lo encontramos en ese fantasma del padre que se le aparece a Hamlet y que a su vez lo predestina al sacrificio.
En los desfiladeros de la psicosis, el padre puede estar presente por su ausencia, la forma mas evidente de ello, lo encontramos en el nombre propio, donde se viene a encarnar una forma del fantasma paternal. La espacio-temporalidad psicotica es efecto de la fusión unitiva con la madre, que hace regresar desde el exterior las alucinaciones. La ley inaugural en el ritual edipico es la ley de la prohibición del incesto, sin embargo, pareciera que la posición del psicótico con la exterioridad también muestra una continuidad topológica, es decir: una fusión. Aquello que sueña el neurótico, el psicótico lo presentifica desde el exterior.
Los efectos de la fusión con la madre reproducen una exterioridad de lo que alguna vez pudo pertenecer al espacio de la fantasía, para después desbordarse, sistematizando lo exterior, incluyendo lo que alguna vez fue el cuerpo. Es precisamente ahí, donde se produce lo que en la edad media se le llamo las posesiones diabolicas. Esta imposición delirante viene a producir una exterioridad que confirma los postulados del delirio. El sistema deviene auto-referenciado y con la garantía de la certeza divina. Este hecho además de constituir un rasgo paradigmático del delirio nos plantea un problema epistemológico importante donde el estatuto del saber es la certeza. El campo del signo atraviesa desde las matemáticas hasta la fusión unitiva propia de los místicos, profetas y delirantes.
Este padre arcaico de Freud, el de la horda primitiva, este Padre/Dios, este Padre/Ley, Omnipotente, Omnipresente, poseedor de todas las mujeres y de todos los goces; ante esta figura se abren dos posibilidades, una de ellas es la que Freud nos explicita como aquello que abre a los terrenos de lo social a través de la muerte de ese padre primordial. Pero no cualquier muerte, este padre es asesinado por su descendencia y devorado en un ritual cabalístico de identificación e incorporación. La relación con el otro surge a través del súper-yo y la culpa como efecto de este asesinato. Una vez asesinado el padre y erigido en ley simbólica los hermanos estrechan lazos entre ellos para conformar la sociedad. La otredad, lo social se instaura sobre los restos del padre muerto. Pero también es desde el vació que deja este padre que se abren a los caminos de la subjetividad y el deseo. Prohibición como límite inaugural, pero también la posibilidad como efecto.
La otra posición estructural en relación al padre primordial es que esta muerte en el registro de lo simbólico no acontezca. Que este padre se quede como un todo que cierra y forcluye la posibilidad del Nombre-Propio, es decir: soporte el advenimiento del sujeto. El padre en esta omnipresencia, no deja espacio para el otro y a través de la encarnación de esa figura, muestra las maneras de encarnarse en un cuerpo fragmentado, llenando un vacío de sujeto para imponer un mito encarnado y una épica en lo exterior. Un cuerpo sin sujeto en donde se instala el padre ausente. Aquello que en el neurótico funciona como mito, en el psicótico se instala en el cuerpo, lo inunda de sentido y le da una misión.
El pensamiento paranóico siempre se funda en la certeza, desde la lógica del delirio se funda una cosmovisión, se estructura y se sistematiza un saber con una garantía divina. Aún en el pensamiento cartesiano se produce este apoyo epistémico a un Dios. En este recorrido histórico, la ciencia vino a ocupar el lugar de la religión. Desde el pensamiento paranóico podemos leer las teorías desarrolladas en carne propia por un lúcido delirante como Schreber, sobre sus revelaciones que teorizaban la misión de los profetas y los rostros del Dios. Desde la filosofía, en Nietzsche, se muestra como muerto, en Lacan como el lugar del gran Otro.[2] Quizás esos terrenos de la omnipotencia sólo pueden habitar en la lógica del deseo omnipotente, es decir, desde el proceso primario, ilimitado, atemporal e infinito.
En estos terrenos del origen y lo arcaico la religión ocupa un lugar que sostiene en lo social, dando un límite generado por convención[3] a la temporalidad y la historia. Ese es precisamente el lugar del padre en occidente a través de sus mitologías. Aquí debemos de dar crédito a Schreber cuando nos dice que sus memorias son un legado al estudio de las religiones: “Por otra parte, soy de la opinión de que podría ser valioso para la ciencia y para el conocimiento de verdades religiosas posibilitar, mientras aun estoy con vida, cualquier tipo de observaciones sobre mi cuerpo y mis vicisitudes personales por parte de personas especializadas.”[4] Desde las neurosis, hasta las psicosis, el Dios tiene una relación orgánica con el origen, aún desde estructuras distintas. Así, la función de la religión en occidente apuesta a la repetición de un ritual que convoca al padre y que recrea a su vez una suerte de genealogía a través del rezo como un llamado a un padre primordial, hacia una salvación imaginaria.
Los abismos del Nombre-del-Padre también producen diferentes creaciones donde se pone en evidencia que la locura no esta excluida de la filosofía o las artes. En este sentido, Demouille escribe sobre Artaud y Nietzche: «Estar en el lugar de un muerto que es el infinito, dispensar el sentido y destruir su posibilidad, es, en lo imaginario, ocupar el lugar mas escandaloso, el de dios.»[5] Los delirios paranóicos, sobre todo los delirios de interpretación, refieren siempre a causas primeras para dar consistencia al sistema, pero además, pretenden mostrar un nuevo orden con el estatuto de las revelaciones. Esta posición respecto al saber los ubican en la certeza, en el pensamiento paranoico de la ciencia. En los terrenos de los filósofos, Nietzsche escribe en la carta del 3 de Enero de 1889 a Cósima Wagner: «Yo he sido entre los indios Buda, en Grecia Dionisos, Alejandro y Cesar son mis encarnaciones, igual que el poeta de Shakespeare, Lord Bacon. Por ultimo fui además Voltaire y Napoleón, quizás también Richard Wagner… Pero esta vez vengo como el triunfante Dionisos, que hará de la Tierra un día festivo… No es que tenga mucho tiempo… Los cielos se alegran de que yo este aquí… también he estado colgado en la cruz.»[6] Hablar con la garantía divina excluye al sujeto de la posibilidad de dudar y desde ahí se produce una suerte de genealogía delirante que atraviesa diferentes formas del padre ausente. En ese sentido el padre brilla por su ausencia. Las preguntas sobre las formas del padre y los entrecruzamientos y tejidos sociales abren las posibilidades de las diversas formas del Padre en psicoanálisis; por un lado, la singularidad, pero por otro también desde lo social. Precisamente ahí, podemos señalar un orden sui-generis que plantea un fenómeno de gran interés para mostrar la decadencia del padre: Las sectas.
Sectas: Paradojas de lo social
Las sectas nos presentan un fenómeno social sui-generis. Desde el psicoanálisis, ponen en evidencia una forma paradójica de lazo social, en el sentido de que se puede organizar un grupo social desde el delirio de quien ocupa el lugar de amo y líder. En los ejemplos que a continuación referiremos mostraremos un recorrido del padre que concluye con su sacrificio ritual. En principio, la tentadora oferta de la secta es la de un Padre no castrado, absoluto, como la lógica que anima al deseo, que imaginariamente resuelve y borra toda angustiante falta. Desde su discurso y su manera salvadora es garante de todas las respuestas; un padre omnipotente que asegura la eternidad[7]. En el discurso del patriarca, el privilegio se circunscribe alrededor de este centro que encarna el lugar de Dios, que se asume como el elegido, que promete la verdad y la salvación.
Para poder discutir las afirmaciones anteriores tomaremos como punto de referencia algunas sectas contemporáneas herederas tanto de occidente como de oriente, para mostrar así, sus modos de organización y sus rituales de autodestrucción. En el mes de abril de 1993, el ejercito americano irrumpió de en el rancho que ocupaba una secta, el asalto fue de una manera apocalíptica, parecida a la paranoia de su líder, David Koresh. Es importante mencionar que el nombre del líder da origen al nombre de la secta; su nombre enlaza, cobija, salva la relación padre-hijo hasta en los nombres, es decir: “Los davidianos”. El gobierno americano responde con un ataque militar digno de una amenaza extraterrestre; Después de un largo periodo de atrincheramiento tiene como consecuencia la muerte de 74 personas entre niños, ancianos y mujeres.
David Koresh
Al año siguiente se realiza otro suicidio colectivo en la secta del Culto de la Orden del Templo Solar como un sacrificio ritual organizado para la vida eterna. Jo Di Mambro y Luc Jouret, líderes de la secta organizan un suicidio colectivo como promesa de un pasaje al mas allá. Este acto se realiza en dos países simultáneamente con una organización precisa, en Suiza y Canadá, en el mes de Octubre de 1994. En estos suicidios encontramos que la muerte siempre fue ofertada como el medio para llegar al clímax de la salvación y fundirse con el padre primordial. Esta secta concluyo con la muerte de 53 personas.
Jo Di Mambro Luc Jouret
Los países de Oriente no se salvan a la existencia de las sectas, que parecen ser mas activas mientras mas desaparezca la función de los mitos. El fenómeno sectario es antiguo, sin embargo ahora aparecen en sus ofertas algunas formas de la modernidad como son las tecnologías del yo o la aparición de los extraterrestres en sus discursos[8]. El nombre de esta secta es una invocación mitológica; AUM. Este vocablo significaba verdad suprema; esa era la oferta del grupo donde este sacrificio ritual resonó en todo el mundo por sus características. En la ciudad de Tokio en Marzo de 1995, Shoko Asahara, líder y gurú, organiza un atentado con gas pimienta en el metro a la hora mas concurrida de tráfico dando como resultado 12 muertos, y 5000 heridos como un pasaje al acto digno del mejor criminologo, fue un acto que apuntaba a la salvación eterna bajo la forma paranoica del gurú. En las sectas que se fundan en la tradición judeo-cristiana, es más evidente la relación que se guarda con un padre, esta vez se trata del budismo como un medio de poder, donde el Padre es el que tiene todo el saber y plantea la única verdad desde su discurso religioso. En el afan de acercarse al guru se vendían cursos para aprender a levitar durante la meditación y por supuesto, las fotos que adornaban el producto se tomaban cuando Shoko Asahara saltaba.
Shoko Asahara
El caso del templo del pueblo fue la peor tragedia de este tipo porque murieron más de 900 personas entre hombres, mujeres, niños, ancianos y hasta un senador americano. Esta masacre envuelta en los perfumes de un sacrificio ritual se llevo a cabo en Guyana en una comunidad que llevaba el nombre de este padre “Jones-town” que significa literalmente el pueblo de Jones. Esto pone en evidencia el lugar omnipresente del líder, siendo esto un caso paradigmático para dar cuenta del padre freudiano de la horda primitiva. La evolución del delirio de Jim Jones llevo a sus adeptos hasta el sacrificio ritual que culmino con la ingestión de una bebida envenenada como una prueba final de su lealtad. Esta secta comenzó en Indianápolis en el año de 1956 para después trasladarse a Florida en el año de 1965 y finalmente en 1977 se trasladaron a Guyana. La ruta de este éxodo siempre era marcada por la paranoia de su gurú.
James (Warren) Jones. Jonestown. Guyana
Tiempos de salvación.
En el periodo que va de 1993 al 2000 se producen un gran número de suicidios dedicados a cultos sectarios. El año 2000 trajo consigo fantasías apocalípticas como muy pocas en la historia, esta fecha devino un significante alrededor del cual se realizaron varias sacrificios colectivos rituales, así como el anuncio del primer clon humano por la secta de los Raelianos. Un periodo crítico en estos siete años fue de 1993 a 1997, pues entre estos años acontecen suicidios colectivos que suman 1039 muertos y más de 5000 heridos.
La frecuencia y forma de estos sucesos han despertado el interés de los medios europeos[9], en algunos estudios proponen considerar a los fenómenos de las sectas a través de 3 tiempos, propios a su constitución y a su quehacer, estos se ligan orgánicamente con la evolución patológica del discurso del gurú, sobre todo en lo que se refiere a su paranoia. Estos tres tiempos son:
1) La seducción: la oferta de acabar con todas sus carencias a través de la fusión con el grupo.
2) Un resquebrajamiento alienante, una fractura al interior de la constitución del miembro de la secta, con su pasado y la estructura familiar.
3) Imposición de nuevas reglas, de nuevas leyes y modalidades de relación, una dictadura.
La seducción se produce a través de varios caminos con la oferta de hacerlos sentir, no solo escuchados, tomados en cuenta e importantes, sino más aún, como una elite de la humanidad, que tiene el privilegio de acceder a lo que el común de los mortales no podría hacer. A revelaciones trasmitidas directamente de Dios a su gurú. Se les hace creer que ellos son el grupo de elegidos cuando generalmente los candidatos son precisamente los grupos marginados de lo social. Según testimonios de algunas personas que lograron salvar sus vidas, nos dicen: “Es importante que la secta nos haga soñar, que ante la dolorosa realidad, nos de la esperanza de una vida mejor.”[10] La secta aparece como un espacio social protector ante el mundo exterior y su hostilidad, un espacio que ofrece completud y certeza. Se radicaliza una postura entre ellos, el interior, y los otros, el exterior; poniendo al enemigo en el lugar necesario para dar una consistencia en el interior. Afuera hay oscuridad y todos los vicios de la modernidad, dentro hay luz y salvación. Ante esta oferta aparece como imposible dejarla, pues implicaría dejarlo todo y al mismo tiempo dejar de ser nadie. Así, mientras sea mayor la amenaza será mayor la consistencia interna. Las coartadas para lograr la inclusión de los adeptos son múltiples, se comienza por conferencias, libros, grupos religiosos, grupos terapéuticos. La secta AUM lo hacia por medio de clases de yoga y meditación. Así, el grado supremo se logra sólo a través de la entrega absoluta: el ser, su espacio social y sus bienes materiales.
En el segundo momento, el de la alienación, comienza a producirse una vez instalada la exterioridad de los seguidores, enganchados con el discurso de salvación y felicidad. Los medios para consolidar la sumisión al padre primordial son múltiples; El primer paso es romper la cohesión familiar. Este espacio es fundamental para el criminólogo pues es donde se pierde el lugar y la estructura de la célula social a la que pertenecía, dejándolo fuera de la ley jurídica e instaurando a ese gurú en el lugar del padre primordial; como efecto de esa renuncia se pone en operación la ley del culto que reorganiza lo social dentro del grupo a partir de las renuncias de los adeptos dejándolos indiferenciados. Así, como en todo juego de seducción imaginaria, hay un deslumbramiento por lo que ofrece el otro; se promete tapar los desfiladeros del sujeto. Todas las sectas parecen mostrar que la estrategia es perder toda referencia a aquello simbólico que sostiene en lo social como el nombre propio, la familia, todas las propiedades, se trata de devenir cosa. Hay que abandonarlo todo por la causa. Se deja la familia y su organización, por la nueva familia. Un adepto a la secta de Jones comenta: “Mi padre, ya no era mi padre, solo lo era de nombre, Jones era mi Padre.”[11]El gurú deviene el padre de todos, pero en este camino se convierte en un amo poseedor de todo y todos.
En AUM, por supuesto hay que despojarse de los bienes y donarlos a la causa, el dinero y los bienes materiales están cargados de karma, energía negativa una seguidora señala “el maestro al quitarnos el dinero, se lleva también ese karma.”[12] Si se quiere progresar, desde luego hay que pagar, El monto equivalía a la virtud. En la Orden del Templo del Sol, por un video, una camiseta y un libro, 50 francos. Asimismo, Shoko Asahara vendía partes de su cuerpo para purificar su espíritu: 3 cabellos costaban 3000 yens, 1 litro de agua de su baño[13], 70 mil yens.”[14] De lado de los seguidores, el cuerpo es parte importante en el objetivo de esta reconfiguración. Se controlaba de manera absoluta el alimento, inclusive en ocasiones con sedantes o alguna droga, se ataca directamente lo relacionado con el sueño y el descanso. No se podía dormir por más de 6 horas. En AUM, se introdujo la utilización de un casco que durante meses sometía al cerebro a intensas descargas eléctricas. Todo esto, con el objetivo de tener una obediencia absoluta a los designios del amo.
El tercer momento, es el de la imposición de las nuevas leyes. La ley que dicta el delirio del gurú deviene el orden social a través de la puesta en operación. Desde aquí aparece el borramiento absoluto del sujeto, donde ocurre algo parecido a la criminología donde la ley psíquica se impone a la ley jurídica. En el contexto de las sectas los dogmas impuestos o revelados por el gurú dan sentido absoluto al acto ritual. No cabía la posibilidad de dudar de nada de lo que se dijera o prometiera. Si se dudaba, se pasaba de inmediato a ser de los excluidos, de los desertores, de los que quieren romper la cohesión, de los traidores y malditos. A los detractores de la secta AUM se le encerraba por 40 días en contenedores de tales dimensiones que la única posición posible era conocida como la flor de loto, por aquello de que desvíen la mente con dudas hacia el maestro y sus poderes. El castigo: la represión y la tortura en nombre de la causa. También en AUM, los detractores son obligados a permanecer hasta por 15 minutos en estanques con agua a cuando menos 50 grados. El castigo mas despiadado se realizaba cuando Jones azotaba a los niños hasta sangrarlos frente a toda la secta. Una política del terror a la cual la modernidad parece hacer eco.
De Oriente u Occidente algunas de las sectas que analizamos comparten algunos fenómenos sociales que dan cuenta de las sectas y su devenir. Cabe preguntarnos sobre algunas formas de pensar el destino de un grupo cuando atravesamos algunas dimensiones que comparten. A saber:
Primera.- La sustitución de la ley del estado que ampara al sujeto, por una ley que enuncia el amo, la del goce del Otro y que se sostiene más allá de la vida, hasta la muerte de carácter sacrificial, en donde el sujeto finalmente en un último acto alcanza esa eternidad prometida. Tenemos el caso criminológico de Michael Jackson quien solo se fundaba en la ley impuesta por los testigos de Jehová; quienes solo reconocen su propia lectura de la ley divina. Ni que decir del clérigo Marcial Maciel, en donde ni la ley jurídica puede detener la perversión !Ni lo mande dios!
Segunda.– La misión como discurso, es decir׃ Lo que en un principio es enunciado por el amo como una oferta de salvación, como la celosa verdad que nadie mas posee, lógicamente se va transformando, no sin múltiples recursos para ello, en el mandato del amo absoluto hegeliano, en el obedece, cumple con tu tarea, como el imperativo superyoico, ¡Goza!. Hay que trabajar para la salvación, se esta divinamente designado, iluminado para ello, elegido. Este impostor de un gran Otro, es poseedor de sus trabajos, se borra la anterior constelación familiar y literalmente el pasa a ser El Padre de su horda primitiva, sin sujetos, solo objetos del espíritu supremo, el poseedor de todo. El UNO de la fusión unitiva. Como el padre primordial, apelando al mandato divino.
Tercera.– Las diferencias, pues cada sujeto deviene un objeto de goce del gurú y como tal es de su propiedad. Sus deseos son ordenes, ley. Una ley totémica que deja al padre de tótem y tabú, vivo, renacido en una esperanza arcaica de fusión con el padre absoluto. Se pierde hasta el rostro, en celebraciones de AUM, los seguidores, incluyendo a los niños usan mascaras con el rostro de Asahara.
Cuarto.- Lo sexual deviene en la secta una forma de dominación. Así, Jones tenia relaciones con hombres, mujeres y niños. El estatuto de objeto de los miembros de la secta los convertía en objetos de goce del gurú. Para cualquiera de ellos la relación con el padre primordial era un privilegio. El sometimiento sexual era parte de sus prácticas, a veces ofertado como una de las formas de iluminación. Ya no era ni siquiera dueños de su cuerpo y como la ley desaparece entonces también la trasgresión. Es en este sentido que la ley de prohibición del incesto dejaba de operar.
Quinta.- La paranoia.- Los actos suicidas o los ataques son dirigidos hacia el interior de la secta, en donde se constituye el perseguidor. Esto lo podemos ver en todas las sectas que analizamos. En ese sentido se produce un acto sacrificial desde el delirio del gurú y que se convierte en una salvación de la secta aun cuando sea desde la promesa del otro lado de la muerte.
Sexta.- La impostura divina.- El discurso que encarna el gurú en el interior de la secta es nada menos que el de dios. Desde la megalomanía, el grupo da legalidad a la palabra del líder. De esa forma se va constituyendo un discurso del amo que viene a convertir al resto del grupo en los siervos de este padre. Para ello existen muchos trucos tecnológicos para dar fe de su poder. La ultima frontera es la del encuentro con padre arcaico que resucita al padre omnipotente de tótem y tabú.
Podríamos preguntarnos: ¿que hace efectiva la convocatoria de aquel líder?, ¿Porque le compran la promesa de esa salvación? Por lo pronto parece mostrar la urgencia de un padre salvador que los pueda sacar del abandono de su propio padre, es decir que una suerte de carencia del Nombre-del-Padre. Por otro lado en este fenómeno social de las sectas también nos preguntamos sobre la condición del líder; ¿es perverso o psicótico?, pues al mismo tiempo que muestra una encarnación delirante, asume una impostura perversa para el engaño. Como la clínica nos lo muestra es posible encontrar estas dos posiciones en un mismo sujeto; de cualquier forma, las sectas es para el psicoanálisis un desafió teórico pues viene a representar un lazo social fundado en un pensamiento primitivo que se produce desde la megalomanía de un sujeto. La función mítica en el grupo impone una prehistoria, un regreso al origen finalmente bajo la forma de la muerte plena de sentido. Un padre-impostor que encarna a dios. En este sentido, Claude Guy en su libro “Psicoanálisis y Posesión” señala: “Para escapar a la lacinante cuestión de la relación con la ley, algunos decretan que son la ley (posición perversa) y de otros, al contrario, necesitan que otros la encarnen por ellos (neurótico). Eso es exactamente a aquello a lo que responden y proponen las sectas, esas radicalidades enloquecidas construidas alrededor y a partir de las religiones.”[15] El gurú tiene que aparecer como un dios con poderes especiales, falsas apariciones, falsos milagros. En esos actos de engaño se muestra la perversión. En el caso de la secta AUM, ante la solicitud de una demostración de sus poderes, la respuesta es inamovible. Impensable tener la demostración del Maestro. Asahara solo vuela en la intimidad y con la mayor discreción.
El psicoanálisis no se escapa de las sectas, ni en Freud, ni en Lacan, pues la practica institucional muestra la lectura freudiana y lacaniana de los líderes como un oráculo. La oferta es acceder a la lectura “correcta” de los maestros. Freud, el gran padre, instituyó su discurso con el afán de reproducirlo fielmente. Sin embargo, la lectura solo puede producirse a través de la fantasía freudiana, pero aun así, se vende cara una legitimidad filial. Error, grave error pues la polisemia del lenguaje nos sujeta a una interpretación del texto; además hay que recordar que lo inconsciente es una lógica obscura, un Real. Igual que en la historia de las órdenes religiosas, las ofertas se fundan en una lectura distinta del texto sagrado, en donde las diferentes escuelas se sostienen por sus diferencias. En una peligrosa exclusividad. De facto muchas instituciones analíticas venden un saber de lo imposible, la lógica del saber se juega siempre en el interior a través de la obligación de analizarse con la gente de la propia institución o de las supervisiones. Es necesario siempre acotar sobre el saber del psicoanalista sobre todo en la clínica. ¿Quien tiene que saber? Así, un culto a Freud o al líder de cualquier secta analítica no puede ser sino una religión. ¿No es eso lo que venden las escuelas…?
Bibliografía:
Demoullie, C. “Nietzche y Artaud: Por una ética de la crueldad.” México D.F. Siglo XXI. 1996
Dor, J. “Le père et sa fonction en psychanalyse.” Paris. Erès. 1998
Schreber, D. “Memorias de un enfermo de nervios.” México, D.F. Editorial sexto piso. 2003.
Guy C., “Psychanalyse et posesión.” Paris. Calmann-levy. 2004
Video: “Sectes Tueuses” Programa dirigido por Catherine Berthillier y Bernard Vaillot. Para T.V.5 Europa.
[1] Demoullie, C. “Nietzche y Artaud: Por una ética de la crueldad.” México D.F. Siglo XXI. 1996
[2] Vease la lectura que hace de Schreber en el seminario 3.
[3] Desde los concilios organizaban los calendarios y las mitologías en occidente.
[4] Schreber, D. “Memorias de un enfermo de nervios.” México, D.F. Editorial sexto piso. 2003. P.39
[5] Demoullie, C. “Nietzche y Artaud : Por una ética de la crueldad.” México D.F. Siglo XXI. 1996 P.215
[6] En la Dirección electrónica: http://www.nietzscheana.com.ar/cartas.htm#1889.
[7] La forma más frecuente de este discurso son los testigos de Jehová.
[8] Este es el caso de los Raelianos cuyo líder fue elegido por los extraterrestres en un encuentro iniciático.
[9] Jean Marie ABGRALL en “Sectes Tueuses” Programa dirigido por Catherine Berthillier y Bernard Vaillot. Para T.V.5 Europa.
[10] Ibidem.
[11] Ibidem.
[12] Ibidem.
[13] ¿Sólo agua?
[14] Ibidem
[15] Guy C., “Psychanalyse et posesión.” Paris. Calmann-levy. 2004 P.164