El Juanito de Freud y el Juanito de Lacan

Arturo Mauricio González Salgado Resumen. Freud pensó la fobia de Juanito como el resultado de la teoría del Edipo, tal y cómo la venía construyendo en el año de 1905, y la confrontó día a día con las anotaciones que su “discípulo” el padre del menor, iba proporcionándole puntualmente, de tal forma que esas incidencias,…


Arturo Mauricio González Salgado

Resumen.

Freud pensó la fobia de Juanito como el resultado de la teoría del Edipo, tal y cómo la venía construyendo en el año de 1905, y la confrontó día a día con las anotaciones que su “discípulo” el padre del menor, iba proporcionándole puntualmente, de tal forma que esas incidencias, le proporcionaron un material inigualable y que le permitió corroborar y perfeccionar dicha teoría.

Lacan nos proporciona, asimismo, su lectura particular y nos permite pensar el caso desde otro ángulo, no ya del Edipo, sino más bien enfocado a la cuestión de la castración y con ello al deseo, más aún: a la constitución del sujeto deseante.

El presente trabajo intenta comparar los dos puntos de vista y las incidencias clínicas que son más relevantes para cada autor.

Palabras clave:

Freud, Juanito, Edipo, Lacan.

Summary.

Freud thought Juanito’s phobia as the result of his Oedipus theory, as he had been constructing it in the year 1905, and confronted it day by day with the notes that his «disciple» the father of the minor, was providing him punctually, in such a way that these incidences gave him an incomparable material and that allowed him to corroborate and perfect this theory.

Lacan also provides us with his private reading and allows us to think the case from another angle, not already of the Oedipus, but rather focused on the question of castration and with it to desire, moreover: to the constitution of the desiring subject.

The present work tries to compare the two points of view and the clinical incidences that are more relevant for each author.

Keywords:

Freud, Little Hans, Oedipus, Lacan.

Es difícil pensar que el “Analisis de la fobia de un niño de cinco años”[1], es una tarea a ser acabada. Freud solo vio en una ocasión a Juanito y en sus palabras, el que siguió el “caso” fue el padre, el cual era conducido por Freud a través de muchas de sus anotaciones en las intervenciones que hizo a lo largo del período en el cual Juanito desarrolla una fobia a los caballos. Esto nos invita a realizar un trabajo sobre las anotaciones e intervenciones, tanto del padre como las de Freud, a la luz de las lecturas realizadas por Jacques Lacan en el seminario cuatro titulado “La Relación de Objeto” y en el seminario cinco titulado “Las formaciones del inconsciente”, visibilizando sus coincidencias y divergencias desde los aportes que Lacan nos ofrece.

Antes de revisar el historial que nos ofrece Freud del trastorno del menor, es importante destacar, como en muchas ocasiones, las observaciones e interpretaciones que realizan, tanto el padre como Freud, no están soportadas en el discurso del niño, sino en la teoría que en ese momento desarrollaba Freud sobre la sexualidad infantil y en particular sobre el Edipo, de la cual se valió para explicar la evolución de la fobia en el menor.

Podemos comprender el interés de Freud por corroborar sus hipótesis, y más aún si revisamos las anotaciones que le hacía llegar el padre del niño sobre el “caso”, ya que presentaban una gran oportunidad para dicho propósito. No hay que olvidar que el padre de Juanito seguía los trabajo de Freud, enfocándose en cuadrar las teorías y olvidándose por momentos de lo que decía su hijo sobre todo cuanto le ocurría. Este mismo señalamiento lo encontramos en Lacan a lo largo de los seminarios en los que trabaja este “caso”.

A este respecto y como botón de muestra sobre lo que se jugaba en estas intervenciones, tomo como ejemplo la forma en que el padre nombra el trastorno de su hijo, “la tontería”, designación que apoya Freud, a mi parecer desafortunadamente, ya que dicha forma de nombrar la fobia no es sin efectos en el desarrollo del mismo. Hubiera resultado mucho más fecundo que fuera el niño el que nombrara lo que le ocurría, y esto implicaba seguir los consejos del propio Freud en relación a la exploración de los procesos inconscientes, destacando que ninguna ocurrencia por parte del analizado era despreciable, por el contrario, como en el caso del sueño, tenía que ser tratada como “texto sagrado”, así de relevante es.

Siguiendo esta línea de pensamiento, nos encontramos a Freud explicando de principio a fin el devenir de la angustia y la posterior fobia en términos de su teoría del Edipo; así como los momentos claves de la misma, su inicio y su final, son el resultado del complejo de Edipo, es decir, el surgimiento de mociones libidinales hacia la madre y su consecuente rivalidad con la figura del padre sin que por ello desaparezca el amor por él. He ahí el conflicto que deriva en la neurosis que afecta y perturba a Juanito, esto desde la lectura de Freud por supuesto. Pero ahora veamos que nos aporta la lectura del “caso” por parte de Lacan, sin más pasemos a su descripción.

Hay un antecedente que anuncia la angustia de Juanito y es que a la edad de 4 años llega llorando una mañana con sus padres y les dice que ha pensado que mamá está lejos y no hay ninguna mami para hacer cumplidos; poco tiempo después y en compañía de la niñera en un paseo no lejos de casa, se presenta por primera vez la angustia, solicitando regresar inmediatamente a la casa para “hacer cumplidos con su mami”, al día siguiente su madre es quien lo acompaña y el resultado es el mismo; el niño se muestra muy agitado y le solicita regresar a casa, ya que tiene miedo de que un caballo lo pudiera morder y con ello se da pie a la incipiente transición de la angustia a la fobia.

Los padres un tanto desconcertados intentan dar una explicación a lo ocurrido. Al inicio de la fobia la madre le pregunta al niño si se toca su hace­-pipi (forma en la que el niño se refería a su pene), a lo cual el niño responde afirmativamente; en este punto Freud plantea que “La perturbación se introduce con unos pensamientos tiernos-angustiados, y luego con un sueño de angustia”[2].

Es así que un aumento en la ternura dirigida a su madre se vuelca en angustia; cada noche al meterse en la cama el niño según Freud se ve perturbado por un reforzamiento de su libido cuyo objeto es la madre y su propósito es el de dormir junto de ella, siendo esto muy fácil para Juanito. Bastaba con acercarse al lecho de los padres para que la madre lo acogiera, pese a la negativa del padre, que la madre ignoraba y recibía al niño cuantas veces lo solicitara. Es en este sentido en que el papá, apoyado por Freud interpreta esta fantasía de Juanito de las dos jirafas. Invito a los lectores a remitirse al texto donde habla de la jirafa grande y la arrugada, aunque no me voy a detener en esta fantasía, pero es claro para el padre, que cuando Juanito se sienta en la jirafa arrugada lo interpreta como tomar posesión de la madre mientras que los gritos de la otra jirafa la grande, eran las protestas del padre a que el niño fuera recibido por mamá, una fantasía edípica  y en donde el niño sale “victorioso”; insisto en no detenerme más, pero es claro que este punto tendrá relevancia en la lectura que hace Lacan de lo ocurrido, en el que nos detendremos un poco más adelante.

Otro hecho fundamental para entender lo ocurrido, es que tiempo antes del surgimiento de la angustia, el niño se mostraba muy interesado en el hace-pipi (pene) de los animales; lo que lo lleva a múltiples descubrimientos es su investigación, casi compulsiva, así como su fuerte inclinación a quedar atrapado por los encantos que en particular ejercían las niñas en su entorno, comportándose como un gran enamorado, siendo capaz de hacer cualquier cosa por tener esa experiencia, es incluso con este argumento con el cual es convencido para visitar a Freud. Su padre conocedor de las debilidades de su pequeño le dice que en casa del profesor hay una linda niña, con lo cual gustoso acepta la visita al profesor. Cabe precisar, que estos enamoramientos no excluían a varones, como muestra el caso de Fritzl. Estas características antes mencionadas, eran corroboraciones muy claras de la teoría freudiana de la condición llamada “perverso polimorfo” que Freud venía trabajando desde el texto de “Tres ensayos sobre una teoría sexual” (1905)[3], y que apuntaba a una indiferenciación en las elecciones amorosas en los niños.

Siendo así que sus intentos de seducción no sólo se dirigían a sus compañeritos de juego, sin importar que fueran encuentros muy casuales, solo de lejos u ocasionales, la hipótesis principal de Freud es que el objeto privilegiado de amor del niño era su madre, quien tenía un papel primordial en el surgimiento de la angustia y la posterior fobia (neurosis), por la “ternura hipertrófica” dirigida a su hijo, desencadenándose el conflicto ya que por un lado existía esta tendencia perturbadoramente intensa de amor hacia la madre, en contraparte con un deseo por desplazar y sustituir al padre, al punto de adjudicarle deseos de que  desapareciera. Es decir, el Edipo tal como lo conceptualizaba Freud en 1909, y el conflicto que en sí representaba por un lado mantener un sentimiento hostil y a la vez amoroso hacia su padre, evidencian la ambivalencia como tal, y es en este sentido que Freud interviene en la única entrevista con el menor, en la que Freud le dice lo siguiente: “le revelé que tenía miedo a su padre por querer él tanto a su madre. Él no podría menos que creer, le dije, que el padre le tenía rabia, pero eso no era cierto: el padre le tenía cariño, y podía confesarle todo sin miedo. Que hacía tiempo antes que él viniera al mundo, yo sabía ya que llegaría un pequeño Hans que querría mucho a su madre, y por eso se vería obligado a tener miedo del padre; y yo le había contado esto a su padre”. (2)

Dicha tesis que para Freud se vería reforzada y confirmada a lo largo del desarrollo del análisis. Para apoyar lo anterior, mencionaré dos eventos que  considero de suma importancia, comenzando con la precisión hecha por el niño al respecto en el inicio de su angustia; el evento que lo motiva no lo tenía contemplado el padre hasta ese momento, y consistió en que en una ocasión el pequeño fue testigo de cómo el caballo de la diligencia se tumba, provocándole  un enorme susto, atribuyéndole el inicio de su angustia. El padre ante esta información, le recuerda al niño que su miedo era a ser mordido, pero el niño insiste en asegurar que era a ambas cosas a las que le temía: a que se tumbara y a que lo mordiera, dicha escena es corroborada por la madre, atestiguando que en efecto el niño de inmediato respondió con angustia. La interpretación que da el padre con el aval de Freud a lo acontecido es la siguiente: “que Hans en ese momento sintió el deseo de que el padre se cayera de ese modo…y quedase muerto”[4].

A manera de conclusión sobre este punto, se da un diálogo entre padre e hijo que gira en torno a los hijos imaginarios con los cuales Hans juega y fantasea; espero no abusar de las citas, pero lo dicho a continuación no tiene desperdicio:

“Yo: ¿Quién es la mami de los niños?

Hans: Bueno, mami, y tú eres el abuelo.

Yo: O sea, te gustaría ser tan grande como yo, estar casado con mami, y que ella tuviera entonces hijos.

Hans: Sí, eso me gustaría, y la de Lainz (mi madre) es entonces la abuela.” [5]

Ante tal declaración, a Freud solo le queda comentar lo siguiente: “Todo termina bien. El pequeño Edipo ha hallado una solución más feliz que la prescrita por el destino. En lugar de eliminar a su padre, le concede la misma dicha que ansía para sí; lo designa abuelo, y también a él lo casa con su propia madre”.[6] (5)

Coincidentemente a esta declaración Freud manifiesta que la enfermedad puede ser considerada como curada dado la evolución de la misma, ya que prácticamente ha desaparecido. Para finalizar la descripción, es fundamental mencionar que justo se dá la fantasía del fontanero, que me permitiré trabajar con la lectura hecha por Lacan, ya que como se mencionó anteriormente, esta fantasía en Freud es interpretada desde el Edipo. Cito dicha fantasía: “Ha venido el instalador y con unas tenazas me ha quitado primero el trasero y después me ha dado otro, y después el hace-pipi. Él ha dicho: Enseña el trasero, y yo he tenido que darme vuelta, y él lo ha quitado y luego ha dicho: Enseña el hace-pipi”. [7]

Dejo aquí la descripción del caso, por supuesto, no sin mencionar que hay una serie de eventos muy dignos a destacar y en los cuales no voy a detenerme, sin embargo no puedo menos que mencionarlos, iniciando con los intentos de seducción de Juanito a su madre, así como el interesante efecto retardado que se presenta ante la amenaza de castración, dando inclinación a su práctica onanista, a sus tres años y fracción, el niño es descubierto y amenazado con que le seria cortado de continuar con ella, a lo que responde con absoluta despreocupación. Es necesario que se dé la castración en el Otro para que a sus cuatro años y meses Hans presente un temor real a dicha amenaza. Finalizo con el impacto que tuvo el nacimiento de su hermana y en particular lo claramente observado vía este nacimiento de la etapa llamada fálica por Freud, es decir, pese a la evidencia el pequeño Hans no “registra” la existencia de la vagina en su pequeña hermana, teoría fundamental en Freud y en Lacan, donde solo existe un órgano en ambos sexos en esta etapa fálica y, valga la redundancia, por supuesto es el falo.

Derivado de estas precisiones, abordaré lo trabajado por Lacan respecto a este “caso”, apoyándome en particular en el  Seminario 4  titulado “La Relación de objeto”[8], y el seminario 5 “Las formaciones del inconsciente”[9], en dónde a primera vista, Lacan señala lo enigmático de la fobia de Hans, ya que, siendo un niño que pareciera nadar en la dicha, con una madre atenta y dedicada y un padre amoroso y comprensivo, y pese a ello, el niño manifiesta en primera instancia angustia para posteriormente derivar en una fobia. Para poder introducirnos en el tema, empecemos por plantear como Lacan desarrolla en el seminario número cinco los tres tiempos del Edipo, en el cual nos plantea un primer tiempo en donde el sujeto se identifica con el objeto de deseo de la madre, es decir con el falo que la completaría.

Segundo tiempo, el padre aparece (o más correctamente el nombre del padre) como portador de la ley y hace un corte entre la madre y su hijo, operando una ley que no es la de ella sino la del Otro con un doble efecto en el niño, la prohibición de la madre y a la madre la prohibición de reintegrar a su producto.

Tercer tiempo del cual depende la salida del complejo de Edipo, el padre interviene como el portador del falo; él no es el falo, pero lo tiene y con ello puede “ofrecer” a la madre ese objeto que desea, puesto que él lo tiene.

Si bien es cierto que estos tres tiempos en teoría se desarrollan así, en realidad son mucho más una aproximación, ya que en el seminario número cuatro, Lacan señala que en realidad, nadie está a la altura de esta función paterna y por supuesto, años más tarde trabajará la insuficiencia de la operación del nombre del padre, siendo importante señalar el punto, sin que por ello sea el motivo de este escrito.

Veamos como apoyados en estos tres tiempos, podemos leer lo ocurrido a Juanito. Respecto del primer momento, es más que evidente que Juanito es el objeto de deseo de su madre, sin ser necesario un estudio más profundo para discernirlo; será esto a lo que Lacan atribuye la angustia y la posterior fobia de Juanito. Cito, “Juanito le presta efectivamente los mayores servicios, encarna realmente para ella su falo, y así es mantenido en la posición de súbdito. Se encuentra sometido, y ésta es la fuente de su angustia y de su fobia”. (7)

En cuanto al segundo momento del Edipo, podemos decir que en efecto el padre de Hans es una buena persona. Todo parece indicar que es un padre amoroso con su hijo, pero totalmente inoperante en cuanto a este segundo momento del Edipo. Son varias las observaciones donde su palabra no tiene ningún efecto. Solo por mencionar dos eventos, recordemos las recomendaciones hechas a su mujer de no recibir al niño en la cama, cosa que es desoída por ella claramente. No menos significativo es su desaprobación a que el niño sea recibido por su madre cuando ella entra al baño, ante lo cual, la misma argumenta que eso lo hacen la mayoría de los niños; en ello no ve un problema sino algo común; es así que vemos que sus observaciones resultan de la ignorancia, insisto, en un padre inoperante en este fundamental punto y en donde les recuerdo la fantasía de las dos jirafas donde Juanito sale “victorioso” en imponerse a la voluntad del padre.

Lo anterior posibilita que la madre atrape y devore a su hijo, dando la impresión de no existir salida. Es en este punto donde surge la fobia como un llamado a la intervención del padre a que opere como padre real, siendo así como lo designa Lacan. Él mismo nos pone en la pista de que la función de ese padre real será la de ser capaz de hacer operar una prohibición, un límite a este atrapamiento del deseo de la madre.

Son mucho las ocasiones en que podemos ver al pequeño provocando al padre, en sus juegos; se ve una invitación a una intervención. Para ello y como lo he venido haciendo, me apoyo en dos observaciones; en la única visita a Freud y una vez dada la explicación digna de un adivino, en la cual, si recuerdan Freud menciona que antes de nacer Juanito ya sabia lo que ocurriría, el padre le pregunta al pequeño porqué cree que esta enojado con él, ¿cuándo te he pegado por ejemplo?, y el niño responde categórico hoy, hoy me pegaste y el padre sorprendido responde, pero si fue un accidente, con lo cual el niño no parece convencerse. Podemos deducir que necesita de esa intervencion. Y qué decir de las dos ocasiones que Juanito invita a él padre a violar reglas y en una de ellas claramente en su fantasía intervienen padre e hijo en esta violación dando por resultado la detención por un guardia a ambos infractores, fantasías que permiten pensar la necesidad de Juanito de una intervención en la que opere la ley representada en este caso por el guardia.

Es de llamar la atención la observación de Lacan hecha en el seminario número cuatro, a propósito de cómo las múltiples fantasías expresadas por el niño pueden ser sin problemas entendidas como mitos que el pequeño formula para poder dar cuenta de su drama existencial y que nos lleva a la última de ellas, la fantasía del fontanero ya citada anteriormente, que tanto en Freud como en Lacan está en relación con la “cura” de Hans, ciertamente desde lugares muy diferentes, como ya se mencionó en el caso de Freud dentro de su concepción del complejo de Edipo. Es decir, el fontanero le da uno más grande para ser como papá, mientras que  en el caso de Lacan lo lee como una fantasía de castración que es muy posible que  sin la intervención de Freud  no  hubiera existido,  es esta fantasía la que permite a Juanito tomar distancia del deseo devorador de la madre que da paso a la metáfora paterna representada por el  padre simbólico, que en el caso de esta fantasía está representado en el fontanero y a su vez nos permite  pensar  lo que anteriormente se mencionó como el tercer tiempo del Edipo. Este Edipo de Lacan a diferencia del de Freud,  pone el énfasis en lo que Lacan llama la dimensión simbólica  y donde estos tres tiempos son la forma en cómo un operador lógico, en este caso el nombre del padre, permite la metáfora paterna en la constitución del sujeto deseante, es decir, de su castración simbólica, mientras que en el caso del Edipo de Freud hace honor al drama escrito por Sófocles con sus tres personajes y con su tragedia resultante, que en la conceptualización freudiana pasará de la tragedia griega a la conformación del conflicto neurótico. Son mucha las refexiones y los temas dejados al margen que me permitirán la continuación de estas puntualizaciones que en esta ocasión dejo aquí.

Notas.

  • S. Freud, Análisis de la fobia de un niño de cinco años, Buenos Aires, Amorrortu, 1980, t. X, pp. 23.
  • S. Freud, Anàlisis de la fobia de un niño de cinco años, en op. Cit.,pp. 36-37.
  • S. Freud, Anàlisis de la fobia de un niño de cinco años, en op. Cit.,pp. 44.
  • S. Freud, Anàlisis de la fobia de un niño de cinco años, en op. Cit.,pp. 80.
  • S. Freud, Anàlisis de la fobia de un niño de cinco años, en op. Cit.,pp. 80.
  • S. Freud, Anàlisis de la fobia de un niño de cinco años, en op. Cit.,pp. 81.
  • J. Lacan, El Seminario, Libro 5, Las formaciones del Inconsciente, Argentina, Paidos, 1999, pp. 199.

[1] Freud, Sigmund. Análisis de la fobia de un niño de cinco años (1905). Obras completas. Tomo  X. Ed, Amorrorutu. Buenos Aires, 1980.

[2] Freud, Sigmund. Análisis de la fobia de un niño de cinco años (1905). Obras completas. Tomo  X. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1980.  Pp. 23.

[3] Freud, Sigmund. Tres ensayos para una teoría sexual (1905). Obras completas. Tomo VII. Buenos Aires, Amorrortu, Buenos Aires, 1993.

[4] Freud, Sigmund. Análisis de la fobia de un niño de cinco años (1905). Obras completas. Tomo  X. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1980.  Pp. 44.

[5] Freud, Sigmund. Análisis de la fobia de un niño de cinco años (1905). Obras completas. Tomo  X. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1980.  Pp. 80.

[6] Ídem.

[7] Freud, Sigmund. Análisis de la fobia de un niño de cinco años (1905). Obras completas. Tomo  X. Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 1980.  Pp. 81.

[8] Lacan Jacques. La relación de objeto. Texto establecido por Jaques Alain – Miller. Ed. Paidós. Buenos Aires, 1994.

[9] Lacan Jaques. Las formaciones del Inconsciente. Texto establecido por Jaques Alain – Miller. Ed. Paidós. Buenos Aires, 1999.