Entre la vida y la muerte: la pasión
Griselda Sánchez Zago
Incluso en los tiempos más sombríos
Tenemos derecho a esperar cierta luz
Esta puede proceder no tanto de teorías
Y conceptos como de la llama vacilante,
Incierta y frecuentemente débil
Que algunos hombres y mujeres,
En sus vidas y en sus obras,
Encenderán casi bajo cualquier circunstancia,
Proyectándose durante todo el tiempo
Que les fue dado vivir en la tierra
Hannah Arendt
El nombre de Hannah Arendt apareció en mi seminario con Luis Tamayo sobre Martín Heidegger. Tiempo pasó y en un vuelo camino a la tierra de Chagall, en aras de un congreso internacional, una amiga y colega tuvo a bien regalarme un libro prometido: sobre Hannah Arendt, «la amante de Martín Heidegger» [1] , durante los días del congreso era imposible un rato para leer, así que decidí postergar la delicia que me esperaba ya que sabía que tendría varias horas entre trenes después del congreso, en un de ellos, camino a Venecia -tierra de mis ancestros maternos-, el libro fue literalmente devorado.
Mientras leía recordaba los paisajes recorridos camino a Heidelberg, los pasillos de esa Universidad, altos, obscuros, sobrios; tan llenos de historia, un lugar realmente exquisito; uno podía imaginarse que si tocaba una de las paredes o entraba a uno de los salones toda la historia podía llegar a ser apropiada como por arte de magia. Me imaginaba a la joven estudiante de filosofía de los años 40 con sus libros bajo el brazo, yendo a clase, entre sus maestros: Martin Bultman, Martín Heidegger, Karl Jaspers. Este último, aparte de ser su director de tesis doctoral fue gran amigo suyo, lo certifica su correspondencia de 1926 a 1969 [2] .
A los 24 años, Hannah ya había conocido y amado a Heidegger. Martín y Hannah, profesor y discípula respectivamente, fueron flechados y comenzó un amor, a pesar de que el profesor era casado y con dos hijos en su haber. Muy amiga del filósofo Walter Benjamín; conoció a gente como el teólogo Paul Tillich, el novelista Hermann Broch, Jean Paul Sarte, amiga de Koyré, Kojeve, Rilke.
Me preguntaba ¿cómo se entrecruzan los caminos del amor con la razón? ¿Por qué siempre a la sombra de su profesor-amante? ¿qué le permitió tolerar el sufrimiento de un amor imposible? ¿Algo, algo de esto habrá tenido que ver el título de su tesis doctoral: El Concepto de Amor en San Agustín?. Su obra siempre estaba dirigida a la vida: ¿qué fue lo que se entrecruzó en el amor para que Hannah tuviera la visión de escapar a los nazis antes de que toda la historia aconteciera? ¿qué leyó Hannah en la obra de Heidegger?
En agosto de 1933 tuvo que abandonar Alemania, refugiándose en París, y su fin, lo vio la ciudad donde vivió más de 25 años: Nueva York. Los artistas e intelectuales de aquella época hacían notar su talento, enriqueciendo la cultura del país al que llegaban. La mayor parte de los estudios históricos de la Alemania nazi, comenzaron a escribirse 15 años después de terminada la segunda guerra mundial, hijos y nietos han tenido la tarea de contar esta historia.
Los orígenes del totalitarismo fue la obra de Hannah, filósofa perteneciente a un grupo reducido de refugiados, este libro tuvo una cálida recepción y sus críticos la concibieron como «una obra maestra», «la autora es comparable a Marx», a este libro le siguieron muchos otros libros y ensayos que le dieron fama internacional y un lugar prominente dentro de los teóricos de su generación [3] .
Fina Birulés [4] menciona que sus reflexiones parten del supuesto de que el pensamiento nace de los acontecimientos de la experiencia viva y de que a ellos debe mantenerse vinculado como únicos indicadores para poder orientarse.
Hannah escribió sobre política, sin embargo, no estaba preparada para la acción política o para la vida pública, pero Kristeva [5] nos dice que su particularidad femenina le impide aislarse en los palacios obsesivos del pensamiento puro, razón que la lleva a echar en la práctica de los cuerpos y en los lazos con los otros, postura coincidente con Serge Leclaire [6] en el sentido de que lo femenino tiende hacia lo real, el objeto, privilegiándolo sobre el sistema de representaciones.
Así que tampoco había sido solo espectadora de los acontecimientos de su época: trabajó para la Organización sionista alemana, secretaria ejecutiva de una organización sionista que ayudaba a jóvenes a prepararse para vivir en Palestina: escribió una columna política para el periódico judío-alemán de Nueva York Aufbau; en 1948 se había adherido activamente a la campaña de Judah Magnes en pro de un Estado binacional en Palestina. Su segundo esposo, Heinrich Blücher fue su colaborador intelectual, antiguo espartaquista y comunista berlinés, la apoyó en sus trabajos. No le gustaba el público pero sí gustaba de ser escuchada por grupos escogidos.
Impresiona la amistad que prodigaba y que sus amigos hacían resaltar como una característica de ella a pesar de ser temperamental; la lealtad, el amor y la amistad son puntos nodales en su vida.
Por ejemplo, Salvador Ginet [7] uno de sus alumnos habla de ella en estos términos: Me ha quedado, por encima de todo, un recuerdo: su melancólica seriedad. Su completa seguridad de que la vida del espíritu vale la pena. Y no me cuesta escuchar su voz, en el absoluto silencio del aula precaviéndonos contra la tragedia de la modernidad que a pesar de todo, sentía intensa y plenamente suya. [8]
O Hans Jonas, amigo suyo desde la universidad hasta su muerte: Era intensamente femenina, y por eso, no feminista, le encantaba que uno la tratara con modales de caballero. Pero en conjunto consideraba a los hombres como el sexo más débil: alejados del sentido intuitivo por la realidad, más susceptibles a los engaños del concepto, más propensos a las ilusiones y, por eso, menos dispuestos a ver los múltiples significados y las sombras que se suman a la ecuación humana. [9]
Las características de la vida americana le permitieron sentirse en libertad, le quitó su condición de apátrida y le proporcionó una forma de gobierno que ella admiraba. Nunca dejó su lengua materna por el inglés; no pagó el precio de la asimilación.
A pesar de que no era afecta a las biografías, no ocultó ninguno de sus documentos, como cartas, poemas, pasaportes, actas de nacimiento; hasta su poesía de la adolescencia que nadie conocía; todos los heredó a su gran amiga Mary McCarthy [10] . Rechazaba lo que denominaba introspección: para el análisis psicológico tuvo palabras ásperas, sin embargo, su vida se encontraba dotada de esta cualidad.
Sin pretensiones de hacer una interpretación de su vida ni un análisis de su obra o cómo se entrecruzarían, mucho menos de desenmascarar secretos ajenos, me he permitido retomar momentos de su biografía para poner sobre la mesa estas preguntas y tomar el riesgo de la aventura, este escrito aparece como el final de un camino recorrido en la lectura que hice de Hannah Arendt, en realidad apenas es el inicio, algo estaba ahí que me capturó.
No puedo escribir desde otro lugar más que desde quien que escribe; arrancando los pedazos de la carne de Hannah, destruyéndolos y reconstruyéndolos, haciendo otra historia; mis preguntas van hacia allá.
Heidegger diría que si la historicidad misma ha de ser explicada por la temporalidad, pero la temporalidad propia, entonces está implícita en la esencia de esta tarea el que solo se deje llevar a cabo por el camino de una construcción fenomenológica. La investigación se procura ante todo, y por medio de una caracterización de los conceptos vulgares de historia, una orientación sobre los factores que pasan comúnmente por esenciales para la historia. [11]
Una pérdida de saber permite producir algo, así como Schiller supone que una muerte de lo viviente es necesaria para el nacimiento del poema, en esta historia ¿quién es el poema? ¿Quién el muerto?
Pero mejor empecemos por el principio: Su biógrafa, Elizabeth Young- Bruehl [12] nos dice que la principal fuente de información que se tiene de la infancia de Hannah están en el diario que cuidadosamente escribió su madre Martha Cohn Arendt y comienza así: «Johanna Arendt nació al anochecer de un domingo, a las nueve y cuarto, el día 14 de octubre de 1906. El parto duró 22 horas y discurrió normalmente. La niña pesó 3.695 kilos en el momento de su nacimiento« [13]
Los abuelos maternos y paternos provenían de la provincia de Könisberg, capital de la Prusia Oriental, centro de la Ilustración judía-alemana. A la cual Immanuel Kant -nativo de Könisberg y profesor de su Universidad: La Albertina-, describió de esta manera: «una ciudad grande como Könisberg, a orillas del Pregel, centro de un distrito, con dependencias gubernamentales y una universidad, bien ubicada para el comercio ultramarino y para el tráfico con países próximos o remotos, de diferentes idiomas y costumbres; tal ciudad es el lugar adecuado para llegar a saber más del hombre y del mundo, incluso sin viajar a otras partes«. El intelectual más importante de los judíos cultos era Moses Mendelsohn, que para los judíos germanos no tradicionalistas fue el mayor exponente de la emancipación social y cultural, eso fue para el abuelo paterno de Hannah, Max Arendt.
Könisberg sobrevive a la primera guerra mundial, no así a la segunda, donde el núcleo de la población judía y luego la población alemana, desaparecieron ¿esta desaparición atraviesa la vida de Hannah? ¿Situaciones de destrucción de falta, añoranza y melancolía la han traspasado? ¿cómo se anuda con la muerte temprana del padre?
El abuelo materno Jacob Cohn, nace en 1838 huye de la guerra de Crimea y establece un pequeño negocio de importación de té y convierte la empresa familiar en la firma más importante de importación de té ruso a Könisberg, que hasta entonces consumía el té inglés: J. N. Cohn y Compañía.
Jacob Cohn tuvo tres hijos de su primera esposa y cuatro más de la segunda. Entre los Cohn había muchas viudas «generosas y sensibles» como la abuela Fanny Spiero-Cohn, segunda esposa de Jacob, que era afecta a los vestidos eslavos y hablaba alemán con acento ruso. Jacob Cohn muere en 1906 y su mujer, sus 7 hijos y los hijos de éstos heredan el negocio familiar y una gran suma de dinero.
Hannah siempre recordaría con placer cómo, en sus correrías infantiles por los almacenes de los Cohn, podía percibir en el ambiente la Rusia de los antepasados de su madre; y cómo era obsequiada con un delicioso producto añadido al catálogo exportador de la empresa: el mazapán. [14]
Mendelssohn muere en 1786, antes de que reconocieran como ciudadanos a los judíos prusianos. Muchos habitantes de Könisberg, se convierten al cristianismo, y la entrada de Napoleón a Berlín marcó el principio del fin de la más ilustre institución social de la generación de Friedländer, el salón. Judías como Rahel Varnhagen (Hannah escribió su biografía), mantuvieron salones en sus casas.
Las profundas divisiones entre judíos ortodoxos y no ortodoxos, perduraron todavía durante la niñez de Hannah. Sus abuelos maternos y paternos eran judíos del ala reformista. Kurt Blumenfeld, presidente de la Organización Sionista Alemana conoció a Max Arendt, abuelo de Hannah y a pesar de que tenía diferencias en la «cuestión judía», fueron grandes amigos.
El padre de Hannah, Paul, era el único hijo de Max Arendt con su primera esposa, Johanna. Ni Max ni su hermana mantuvieron buenas relaciones con la segunda esposa, hermana de su madre. Paul y Martha eran personas más cultas, habían viajado más y políticamente más inclinados hacia la izquierda que sus padres. Paul era ingeniero de la Universidad de Könisberg, aficionado a las humanidades. Su biblioteca estaba plena de clásicos griegos y latinos que luego su hija leería. Martha, como la mayor parte de las mujeres de su clase y generación había recibido educación en casa y luego enviada al extranjero, estuvo en París estudiando música y francés. Ninguno de los dos era religioso pero mandaron a Hannah a la sinagoga y tuvieron muy buenas relaciones con el rabino Vogelstein quien le daba instrucción religiosa a la niña. La catequesis cristiana era obligatoria en el kinder, Hannah aprendió el cristianismo de la escuela y de la sirvienta de la casa familiar.
El antisemitismo no se hacía muy evidente para los judíos asimilados de Könisberg durante la niñez de Hannah, quien gozaba de las comodidades de la clase media, pero esto no impedía que estuviera expuesta a ocasionales observaciones perturbadoras que la hacían consciente de su diferencia. La madre de Hannah la había enseñado a defenderse de las actitudes y comentarios antisemitas «uno debe defenderse«, le decía, uno no debe humillarse. No había conflicto, había normas de conducta para defenderse.
Podemos observar a través de la historia, la acentuación en los judíos de la cuestión de la discriminación; como si asuntos de envidia estuvieran implicados en el desarrollo de esta cultura, Hannah es atrapada en un vínculo amoroso por lo que parece -aún en la duda- por aquello que pudiera excluirla al mismo tiempo que diferenciarla ¿Heidegger la excluye, su obra la diferencia? ¿Podemos hacer esta fórmula?
La señora Arendt – nos dice Young-Bruehl- quería que su hija tuviera un desarrollo normal, pensamiento más alemán que judío, y tenía su origen en la lectura obligatoria de todos los alemanes cultos: Goethe, en cuanto a la formación y modelación consciente de cuerpo mente y espíritu. Autodisciplina, encauzamiento constructivo de las pasiones, renuncia y sentido de la responsabilidad hacia los demás, tales eran las consignas de Goethe. Todo niño conocía la consignas del maestro: ¿cuál es tu deber?: Las exigencias del día, era la respuesta. [15]
Martha Arendt escribía minuciosa y detalladamente todo lo que recordaba del desarrollo de su hija, menú, rutinas diarias, enfermedades, desarrollo físico, logros intelectuales, rasgos de su personalidad. Cuando nació Hannah, sus padres vivían en Linden, un suburbio de Hannover al centro de Alemania.
El señor Arendt trabajaba en una compañía eléctrica, su sueldo le permitió comprar una casa y mantener a Ada, una niñera cristiana, los dos primeros veranos de la vida de Hannah pasaron vacaciones y viajaron a Könisberg.
Cuando Hannah tiene 2 años y medio, Paul Arendt enferma y abandona el trabajo, se trasladan a Könisberg, después del otoño de 1910, el estado del enfermo hizo imposible invitar a casa a otros niños, afortunadamente entró al kinder y según su madre «le proporcionó muchas sugerencias estimulantes para jugar en casa» característicamente, «ella es siempre la maestra», se convirtió en una imitadora de papeles de adultos.
Paul Arendt había contraído sífilis en su juventud, después de haberse sometido a un tratamiento se pensó que estaba curado, la mamá de Hannah tenía noticia de esto cuando se casaron en 1902. En 1911, la enfermedad alcanzó la tercera fase en donde se producen lesiones, ataxia y paresia. Arendt fue internado en el hospital psiquiátrico de Königsberg durante el verano de ese año. La agonía de la enfermedad duró dos años, fueron años muy difíciles, donde Hannah iba a visitar a su padre regularmente, hasta que él la dejó de reconocer ya no la llevaron más. Mientras tanto, la señora Arendt trataba de que la vida en casa fuera lo más cercana posible a la normalidad, comenzó a enseñarle piano a su hija y la alentó para que hiciera vistas a sus parientes.
En la escuela era sorprendente su inteligencia, en esa época leía y escribía sin dificultad a la edad de 5 años, su maestra estaba impresionada, su madre nos dice: «asiste a la escuela de Frau Jander, que la tiene deslumbrada. Aprende muy bien, va un año delante de su grupo de edad. Asiste a la catequesis dominical, que es obligatoria, y también allí aprende con gran entusiasmo [16] .
El abuelo Max Arendt, muere en marzo de 1913 y su hijo -el padre de Hannah, Paul- en octubre del mismo año, Martha Arendt se encuentra desconcertada ante las reacciones de su hija. Se enferma de paperas pero no pierde su entusiasmo, juega y apenas habla del abuelo a quien tanto amó.
A la muerte de su padre, Martha dice» …ella recibe el acontecimiento como una cosa triste para mí. A ella misma no le afecta. Para consolarme dice: recuerda mamá, que eso le ocurre a muchas mujeres. Asiste al funeral y llora (según me explica) «a causa de la belleza de los cánticos»… probablemente obtiene algo parecido a la satisfacción de las atenciones que tanta gente le prodiga. En otras circunstancias, es una niña luminosa y alegre« [17]
A la madre le perturbaba el hecho de que estas dos grandes pérdidas no hicieran mella en la niña de 7 años ni tampoco que a ella misma la extrañara cuando Hannah hizo un viaje de 10 semanas con sus abuelas; se sorprendía de la niña alegre, pero esta alegría duró solo un año.
En 1914, Martha y Hannah estaba en la costa báltica en una de las casas de descanso de los Cohn y estalla la primera guerra mundial; regresaron a Könisberg en un estado próximo al pánico, el 23 de agosto temían que la ciudad cayera en manos del ejército ruso y ambas huyen a Berlín, donde vivía la hermana menor de Martha con sus tres hijos.
En septiembre del mismo año tuvo lugar la batalla que contuvo el avance ruso. El ambiente era muy tenso, lleno de historias de tragedias; las Arendt marcharon de Könisberg, como otros cientos de ciudadanos, sin saber si algún día regresarían.
Ese mismo año -1914- Hannah entró al Liceo, una escuela femenina en el suburbio berlinés de Charlottenburg, sus notas fueron buenas a pesar de que su grupo era más avanzado que en el que había estado en Könisberg; sin embargo la invade la nostalgia de su casa.
Cuando Martha Arendt pudo regresar a Könisberg diez semanas después de que habían huido, la provincia estaba en estado de calma. La calma y tranquilidad de Könisberg, contrastaban con la intraquilidad de Martha quien asustada veía que su hija sufría mucho -tenía los dientes chuecos-, en 1915 cae enferma, con fiebre y tos; dos días antes de ir de vacaciones a Berlín, vuelve a tener paperas y ahora se complica con sarampión y una infección en ambos oídos, que el doctor Boluminsky cura perforándole los tímpanos bajo anestesia; se recupera y en las vacaciones ya se encuentra alegre, la madre dice que debido a tantos mimos durante su enfermedad se volvió desobediente y brusca.
Optando por pasar por alto cosas a ver si pasaba esta temporada, dice: » Aumenta su nerviosismo en la escuela y estoy seriamente preocupada. Posee una sensibilidad psicológica excepcional y casi toda persona con la que tiene que tratar le causa sufrimiento: Veo en ella repetida mi juventud y eso me entristece. En lo que respecta a lo demás, seguirá el sendero de lágrimas que yo he recorrido…..Si pudiera ser ella como su padre! [18]
Las enfermedades de Hannah siguieron durante 1916, su vigor intelectual le permitieron ser una de las mejores alumnas de su escuela pese a sus frecuentes ausencias; en 1917 le da difteria, tiene que quedarse en cuarentena, mientras tanto, aprende latín de su libro de texto, y al regresar a la escuela hace el mejor examen de su generación. Aún con esto, Martha -su madre- hablaba de su carácter difícil, de ser opaca e incomprensible. Con esta nota termina de escribir el diario sobre su hija.
Hannah se enfermaba antes de los viajes y vacaciones, excepto cuando viajaban ella y su madre a la playa cercana a la casa. Había conocido a mucha gente que después de ausentarse nunca regresó, gente que murió alejada del hogar, su padre falleció en el hospital; su tío materno en el frente de batalla poco tiempo después que hubiera pasado una semana con él en la playa.
La madre nunca asoció las enfermedades con sus experiencias previas ¿qué cambios ocurrieron en ella al paso de tantas enfermedades? ¿experimentó la cercanía de la muerte? ¿qué relación puede haber entre la enfermedad, la muerte, la creatividad y la introspección? ¿tendrá algo que ver con su pensamiento en términos de que a la mortalidad debe unírsele la natalidad como categoría decisiva de la existencia humana?
Tuvieron que transcurrir algunos años antes de que pudiera exhibir un temperamento más fuerte «como el de su padre», lo que siempre había esperado Martha, así, conforme iba creciendo se convirtió en compañera de su madre y aceptada como tal. Pero durante su adolescencia y primera juventud mostró una mezcla de madurez precoz e infantilismo. Solo afirmó su independencia respecto de su madre hasta después de su segundo matrimonio, con Heinrich Blücher.
Mientras fue joven, Hannah continuó siendo una hija sumisa, leal a su madre y al gran amor que ésta sentía por su difunto marido. El efecto de la muerte de su padre, lo manifiesta en un escrito autobiográfico «Las Sombras» donde expuso su resentimiento por su juventud huérfana de padre, por su vacío, por el hueco que dejó y prefirió actualizarlo en la figura de Heidegger.
A medida que fue haciendo amistades en la escuela, su infelicidad fue disminuyendo. Su madre escribió que Hannah tenía muchas citas con amigos y predilección por la lectura, el teatro, el guiñol y las comedias antiguas «su gran pasión». Pero sus sentimientos profundos de traición y de pérdida se instalan en la memoria y perduran hasta mucho después de que el tiempo haya curado lo que puede curar.
Martha y Hannah vivieron durante los años de la primera guerra mundial en su casa de la Tiergartenstrasse. Si bien la fortuna de Jacob Cohn hizo que pudieran los hijos sobrevivir el hambre y el frío, no por eso dejaron de verse afectados por la escasez de alimentos. Martha Arendt, decide rentar una habitación de su casa para complementar ingresos y estar más acompañadas. La inquilina era una estudiante judía llamada Käthe Fischer, tenía unos 17 años; cinco años más que Hannah y era una muchacha despierta y desafiante, reñían acaloradamente con frecuencia y gozaban de sus reconciliaciones. Esta compañía ayudó a Hannah a salir de su ensimismamiento y a Martha a ocuparse menos de los problemas familiares y centrarse más en la vida política de Alemania.
Su casa se convirtió en lugar de encuentro de socialdemócratas durante los dos últimos años de la guerra (1918-1919) al año siguiente de la revolución fracasada, Martha decide casarse y Käthe abandona la casa y se cambian a dos manzanas de distancia de donde vivían, a la casa de Martin Beerwald, donde esperaba hallar seguridad económica y compañía para su hija Hannah, entonces de 14 años.
La esposa de Martín Beerwald había muerto de diabetes dejando al marido viudo de 47 años y dos hijas: Clara de 20 y Eva de 19. Beerwald era hijo de un prestamista ruso y había nacido y crecido en Könisberg, era hombre de negocios, tranquilo y reservado moderadamente rico. Martha conocía a los Beerwald desde hacía algunos años, se había mostrado amable con las niñas cuando su madre falleció.
Hannah las conoció cuando las tres trabajaban en proyectos escolares dedicados a entretener a las tropas alemanas de guarnición de Könisberg, pero no se habían hecho amigas, aparte de tener 5 años menos, su temperamento era completamente diferente, lo cual también trajo a casa algunos problemas de convivencia, Hannah alegre, despierta, inteligente, testaruda y demasiado independiente, las hermanastras tranquilas, reservadas y domésticas.
Clara, la mayor poseía dotes musicales pero carecía de atractivo físico y era sumamente infeliz, Martha la consolaba después de cada fracaso amoroso; hasta que se suicidó ingiriendo veneno a los 30 años. Al inicio de las relaciones Hannah y Clara se habían mantenido a distancia, pero cuando Hannah entró a la universidad, se hicieron amigas íntimas, Martha y Hannah la mantuvieron muchos años alejada del suicidio. Eva, menos intelectual que Clara nunca se casó ni tuvo hijos, se mudó a Londres.
La casa tranquila de los Beerwald se vio invadida de visitantes y de pronto s encontró rodeada de socialdemócratas, amigos de Martha y de jóvenes compañeros de Hannah, quien era el centro de atención de un grupo de bien dotados hijos e hijas de familias judías profesionales. Muchos de sus amigos iban a estudiar a Alemania del Oeste y regresaban contando referencias acerca de sus profesores, por ejemplo, Ernst Grumach, asistió a las primeras clases impartidas por Martín Heidegger, cuando fue nombrado profesor de Marburgo (1922), Hannah ya había escuchado hablar de su gran intelecto, durante una estancia en Berlín.
Los jóvenes quedaban impresionados por el vigor intelectual de Hannah, como Anne Mendelsohn recordaría: «lo había leído todo», este todo abarcaba, poesía -Goethe en particular-, filosofía, muchísimas novelas románticas, alemanas y francesas y las novelas modernas: Thomas Mann por ejemplo, consideradas inapropiadas para la juventud por las autoridades académicas.
A pesar de su situación familiar más sólida y de su círculo de amigos, Hannah no dejó de sufrir los problemas de su temperamento, impresionaba a sus compañeros de escuela por el modo en que se ocupaba de encontrar su propio camino. Mientras ellos charlaban, ella paseaba de arriba abajo por el patio de la escuela, las manos cruzadas a su espalda, dejando caer sus trenzas, absorta en pensamientos solitarios. En su casa su terquedad no conocía tregua.
Martha siempre respaldó a su hija en sus deseos, cuando había problemas siempre la apoyaba. Como cuando en el colegio tuvo un problema con un profesor famoso por su desconsideración con los alumnos, éste ofendió a Hannah de 15 años, y en respuesta, Hannah organizó un boicot estudiantil en la clase de este maestro y la expulsaron. La intercesión de la madre no tuvo frutos en esta ocasión.
Ante el hecho consumado Hannah se fue a estudiar algunos semestres a la Universidad de Berlín, donde, además de latín y griego asistió a un seminario de teología cristiana impartida por Romano Guardini, uno de los miembros más prominentes e influyentes de la escuela de existencialistas cristianos que comenzaba a florecer en Alemania.
Las autoridades de su antigua escuela cedieron ante la petición de Hannah de que le hicieran el examen final de habilitación –Abitur– como estudiante libre. La aceptaron, consiguió a un profesor, y su tía Frieda Arendt la apoyó y su marido le aportó su apoyo moral y económico para que hiciera sus estudios universitarios. En el año que se preparó, adelantó a sus compañeros de la escuela un año y fue la mejor calificación de la escuela. Anne Mendelsohn se había ido a Allestein y su novio , Ernst Grumach, se convirtió en el novio de Hannah.
En las clases con Guardini tomó contacto con la obra del filósofo y teólogo Kierkegaard, tan impresionada quedó que decidió que estudiaría teología en la universidad. Leyó la Crítica de la Razón Pura y La Religión dentro de los límites de la mera Razón de Kant a los 16 años, y después se introdujo a la tendencia crítica naciente, de la cual los máximos exponentes eran Martin Heidegger y Karl Jaspers.
Los años de estudio libre e independiente dejaron atrás los años difíciles y tristes de su niñez pero aún seguía insegura y tímida. Los poemas de sus 17 años nos hablan de su mundo interior:
Flotan mis pies en gloria solemne.
Y yo, estoy
También danzando.
Libre de carga,
Que me arrastraba a la noche, al vacío.
Cuartos llenos de tiempos pasados,
Espacios recorridos
Y soledades perdidas empiezan a danzar, a danzar.
Y yo, estoy
También danzando.
Irónica impetuosidad
No la he olvidado.
Conozco el vacío conozco la carga.
Pero danzo y danzo
En irónica gloria.
El periodo de la Universidad (1924-1929) es el período de mayor estabilidad de la República de Weimar, el brote inflacionista quedaba temporalmente controlado en el verano de 1924 por el Plan Dawes que a la larga resultó desastroso a pesar de haber controlado la inflación. Las exportaciones no cubrían las importaciones, la tasa de desempleo era alta y las grandes industrias se fusionaron y las pequeñas se fueron a bancarrota, su padrastro se vio afectado con la pérdida de su empleo. Las hermanastras trabajaron para sostener la casa y Hannah iba a la universidad.
A mediados de la década de los veinte, la población universitaria era el doble de lo que había sido antes de la guerra, la composición del alumnado cambió considerablemente, ya no provenían de las clases altas, sino de clase media vulnerable y muchos de estos estudiantes tuvieron que compaginar estudio y trabajo; a finales de los 20 la situación mejoraría, pero alumnos como Hannah, dependían de la beca para seguir estudiando.
En las universidades imperaba un conservadurismo impresionante que con tantos movimientos sociales se consideraban amenazados por las propuestas con relación al nombramiento de profesores socialistas, no tradicionales, democratización de las estructuras jerárquicas del profesorado, etc. etc.
Para Hannah todas las cuestiones políticas que estaban sucediendo, carecían de importancia, más tarde se avergonzaría de ello por su ingenuidad y mundanidad. Pero en Marburgo, en el otoño de 1924 se encontró en medio de una apasionada revolución apolítica que la moldeó en su desarrollo personal e intelectual: El joven líder de 35 años de esta revolución que daría al traste con uno de los antiguos regímenes de la filosofía era muy conocido por los estudiantes sin haber tenido aún escrita ninguna obra importante. Los herejes filosóficos no se encontraban oficialmente censurados pero no les era fácil acceder a posiciones académicas, Karl Jaspers lo sufrió en carne propia a quien se le consideraba como un extraño cuando obtuvo su cátedra de filosofía en 1913. Jaspers llegó la filosofía vía la psiquiatría, Heidegger, por la forma convencional, pero ambos tuvieron que sortear fuerzas de la tradición.
Imperaba en el ambiente dos escuelas filosóficas: por un lado el cientificismo, con todos sus ismos (materialismo, empirismo, psicologismo, positivismo) y, por otro los formalismos o neokantismos. En ambos arraigaba una nostalgia de los valores absolutos, se requería de recuperar la metafísica (Hegel). Surgió una tercera facción, a la que Hannah perteneció, recorrió el camino de los rebeldes que dudaban de la identidad tradicional de la filosofía.
Como la mayoría de los estudiantes alemanes de la época Hannah se dispuso a realizar sus estudios en varias universidades, escogiendo asignaturas y profesores, hasta encontrar la combinación adecuada que le permitiera escribir su tesis. En Marburgo encontró la tendencia filosófica más moderna e interesante, es decir, la fenomenología de Husserl, y al profesor perfecto, Martin Heidegger. Mucho después de que Hannah fuera tan célebre como su profesor, ella refería su primer encuentro con la filosofía en Marburgo, como la época de «su primer amor». La filosofía fue, en efecto, su primer amor, pero la filosofía encarnada en la persona de Martín Heidegger.
Heidegger fue nombrado profesor de Marburgo en 1922, época en la que se mudó a ese lugar en compañía de su esposa, Elfriede con quien se casó en 1917, y con sus dos hijos pequeños, Görg y Herman.
Hannah llega a Marburgo en 1924; a finales de 1923 y principios de 1924, Heidegger había realizado importantes avances en la redacción de lo que sería más tarde su obra El Ser y el Tiempo; la obra comenzó a tener forma en los seminarios y clases a los que asistía Hannah Arendt.
Elizabeth Young-Bruehl nos dice que cuando se conocieron, para Hannah Arendt, Martin Heidegger era una figura de novela, genialmente dotado, poético, distante tanto de los pensadores profesionales como de los estudiantes aduladores, austeramente apuesto, sencillamente vestido con ropa de campesino; y un esquiador entusiasta, que gozaba dando clases de esquí. Hannah Arendt, ante esta figura, que reunía en sí la vitalidad y el pensamiento, quedó mucho más cautivada de lo que su relato retrospectivo revela [19]
La reserva de Heidegger respecto de su relación con Hannah era extrema, de los años 1923 a 1928,cuando estaba escribiendo El Ser y el Tiempo [20] y Kant y el problema de la metafísica, dijo públicamente tan sólo que ésta había sido su «época más estimulante, serena y memorable«, veamos lo sereno de la época con extractos de algunas de las primeras de las cartas que se encuentran reunidas en su Correspondencia [21] :
Febrero 10 de 1925.
Querida señorita Arendt:
Aún debo ir a verla esta noche y hablarle al corazón.
Todo debe ser llano y claro y puro entre nosotros. Solo entonces seremos dignos de encontrarnos. El hecho de que usted llegara a ser alumna mía y yo su maestro, es sólo el origen de lo que nos ocurrió….
El camino que seguirá su joven vida está oculto, Inclinémonos ante él. Y mi fidelidad a usted sólo deberá ayudarle a mantenerse fiel a sí misma…
El hecho de que haya usted perdido la significa que ha encontrado lo más íntimo de su pura esencia juvenil…
Y sólo si se alegra, será usted la mujer que puede dar alegría y alrededor de la cual todo es alegría, recogimiento, descanso, adoración y gratitud a la vida….. [22]
O en la del 21 de febrero del mismo año:
Querida Hannah:
¿Por qué es el amor tan rico superando todas las dimensiones de las otra posibilidades humanas, y por qué supone una carga dulce para aquellos a quienes afecta? Porque nos convertimos en aquello que amamos y, no obstante, seguimos siendo nosotros mismos. Querríamos dar entonces gracias al amado y no encontrarnos nada que satisfaga este deseo…
Si me hubieras encontrado a tus trece años, si esto sólo hubiera sucedido al cabo de un decenio -son vanas las conjeturas. No, ocurrió ahora que tu vida dispone quedamente a ser la de una mujer que debes trasladar de manera imperdible tu intuición, tu nostalgia, tu florecer, tu risa -tu época juvenil- a tu vida en cuanto fuente de bondad, de fe, de belleza de femenino siempre-sólo-regalar…..
¿y qué puedo yo en este momento?
Tener cura de que nada en ti se rompa; que se purifique lo que de pesado y doloroso haya en tu pasado; que lo ajeno y aportado desde fuera se aleje…. [23]
O la nostalgia de los encuentros:
Vivo en un arrebato de trabajo y en la alegría por tu pronta llegada…
Espero el semestre con gran ilusión, ¿dónde te alojarás? ¿cuándo vienes? [24]
Arendt trató de poner su primer amor en palabras, decía que «todas las penas pueden ser soportadas si las conviertes en una narración o narras una historia de las mismas» -escribió la biografía de Rahel Varnhagen [25] -, al mismo tiempo que escribía su tesis doctoral. Pero el exorcismo no tuvo éxito, en su relato autobiográfico «Las sombras» de abril de 1925 vemos su desesperación, su drama; extraemos la parte final de éste:
Es posible que su juventud se sustraiga al encantamiento y que su alma conozca bajo otro cielo las posibilidades inherentes al hecho de sincerarse y de resolver y supere así la enfermedad y la desorientación, aprenda la paciencia y la sencillez y la libertad del crecimiento orgánico -más probable es, sin embargo, que siga viviendo penosamente entre experimentos inconsistentes y una curiosidad sin fondo ni derecho hasta que por último la sorprenda el final larga y fervientemente esperado y ponga un objetivo arbitrario al engranaje inútil. [26]
Esta prosa escrita para Heidegger obtiene esta respuesta:
….Desde que he leído tu diario, ya no puedo decir . Tú lo intuyes, tú -y acompañas. Sólo hay donde brilla el sol.. Y ese es el fondo de tu alma. Desde el centro mismo de tu existencia te has convertido en alguien próximo a mí y en una fuerza que actúa para siempre en mi vida. El desgarro y la desesperación jamás podrán generar algo parecido a tu amor servicial en mi trabajo….. [27]
Young-Bruehl nos menciona que aunque el manuscrito no lo exprese tácitamente, es probable que haya estado pensando en la muerte de su padre y en los años de infelicidad que siguieron a esta pérdida y que se estuviera preguntando -como en aquel entonces- cuán oculto había estado su dolor…, fue en este momento en que «reinos de realidad se habían abierto en sus sueños, gozosos se hallaban repletos de una constante alegría de vivir».
¿El temor a la realidad la abrumó? ese temor vacío, sin sentido, sin razón ante cuya mirada ciega todo se convierte en nada, lo que significa locura, desastre, aniquilación. Este temor lo llamó al estilo de Heidegger: «ansiedad ante el fenómeno de la existencia en general«; en este momento resignificó el infantil amor de su vida, se había permitido tener anhelo y deseo, pero ¿a qué es a lo que realmente le tuvo miedo?, ¿a la desintegración, a la angustia impensable?, ¿la desbordaba la locura?, ¿pudo hacer de sus fantasías su pensamiento filosófico?
Freud dice que solamente en la actividad creadora sucede que alguien que es devorado por sus deseos procede a crear algo semejante a la satisfacción de esos deseos, y que ese jugar provoque unos afectos como si fuera algo real y objetivo [28] ¿su creación es su manera de vivir con y para Heidegger? Hannah ¿ha logrado velar la Cosa? Lacan [29] nos dice que por s naturaleza, la Cosa está representada, por otra cosa. Así, lo que es buscado es encontrado, pero buscado en las vías del significante, que además, está más allá del principio del placer. La sublimación encuentra su lugar en la inhibición de su función primaria, el yo entra en acción protegiendo de la angustia; la dirección es siempre hacia la Cosa, el Otro primordial, resulta en la sublimación como interior excluido. Lo más importante de la sublimación, que eleva un objeto a la dignidad de la Cosa.
En este momento comenzó a sopesar su realidad futura, a ver si podía sacudirse de este «hechizo», se dio cuenta que su amor hacia el hombre extraordinario y mágico sólo podía ser en «Las sombras», la luz traía el temor del vacío, la hacía sabedora de su finitud; la única manera de prolongar este amor, esta sensación, esta pasión, era en la obscuridad.
Cuando Hannah, a punto de cumplir los 18 años conoció a Heidegger, sintió por él lo que llamó una «indeclinable devoción de un solo ser». Heidegger, de 35 años, le prodigó su propia devoción a través de cartas y poemas, pero no permitió que el curso de su vida cambiara. Hannah se dio cuenta de esto en el verano del 25; ella se sentía atrapada en el dilema de un amor ilícito e imposible, un amor así nunca podría haberse reducido a «las manos del cura», pero estaba decidida a mantener el goce que le había traído. Sufrió toda su vida, es cierto, sus cartas nos lo dicen, a causa de este amor, pero es este mismo amor el que la rescata y la hace vivir.
Hannah tiene un pensamiento introspectivo, reflexivo a esta temprana edad, pero lo rechaza, se protege; decía que la introspección puede colmar una vida cuando el mundo la acción o el amor han sido rechazados porque amenazan con revelar la vergüenza de la identidad de uno; puede salvar de la desesperación a alguien que todavía no ha aprendido a convertir el anhelo de la felicidad personal en pasión por la verdad. «Consuma dos hazañas: aniquila la situación existente disolviéndola en estado de ánimo y al mismo tiempo presta a todo aquello que es subjetivo una aura de objetividad, de publicidad, de extremo interés.
En la introspección se hacen borrosas las fronteras entre los íntimo y lo público; las intimidades salen a la luz del día y los asuntos públicos pueden ser sólo experimentados y expresados en el reino de los íntimo, en última instancia, en el murmullo« [30] .
Esta crítica puede ser aplicada a su propio relato autobiográfico «Las sombras», ella cual fue parte fundamental de su forma de entender a las personas. Pero su biógrafa nos dice que la crítica a la introspección es una crítica política, que lo que a ella le preocupaba era mantener la distinción entre los asuntos públicos y los privados y mostrar cómo la introspección puede impedir la comprensión de lo político ¿a quién habría que proteger?
Los amigos de Hannah, como Anne Mendelssohn, conocían el amor que tenía por Heiddeger, la entendían y también trataron de justificar a Heidegger de entender su decisión de no separarse de su mujer y su familia.
Cuando Hannah escribía sobre Rahel Varnhagen, decía de ella que era «mi amiga más íntima, aunque hacía unos cien años que había muerto« [31] : a través de la historia de Rahel, Hannah descubrió una sensibilidad y una vulnerabilidad similares a la suya. El conde von Finckenstein -el amor de Rahel- abandonó su salón a cambo de la seguridad de su familia. A través de la experiencia de un amor imposible, sufrida en carne propia, Hannah llegó a la conclusión de que el sufrimiento es el sentido de todas las cosas y su recompensa ¿como pago a una deuda, a una culpa, a qué?
En el otoño de 1925 se va a Marburgo para estudiar con el profesor de Heidegger: Edmund Husserl. Durante este año, Hannah había estado aislada a causa de su amor por Heidegger.
Con todo continuó con sus amistades de Könisberg, y conoció a Hans Jonas, -amigo hasta el final de su vida-, quien también asistía a los seminarios de Heidegger. Jonas fue compañero de Günther Stern en las clases de Husserl en Friburgo, éste sería el primer esposo de Hannah, a quien conoció en la primavera de 1925; ella vivía sola en un cuarto cercano a la universidad, procuraba no dar pauta a habladurías ni propiciar los celos de Elfride, la esposa de Heidegger.
Hannah ya no regresó a Marburgo, Heidegger la envió a Heidelberg, para que su amigo, Karl Jaspers , catedrático de filosofía, le dirigiera su tesis doctoral.
En 1927 Hannah tiene un breve romance con Lowenson – escritor y ensayista del expresionismo-, seguido de una amistad que duró hasta la muerte de él, en 1963, luego tuvo otro romance con Benno von Wiese, aristócrata universitario, hijo de un filósofo social, la pareja se disolvió antes de dos años y Hannah renovó su relación con Günter Stern. Estos dos amores compartían su amor a la literatura, a la cultura alemana, sin embargo, para Hannah el representante de la cultura alemana seguía siendo Heidegger.
Con un mucho de atrevimiento, puedo suponer que el tema de sus tesis doctoral «El concepto de amor según San Agustín» si bien se encuentra influenciada por los seminarios de Heidegger sobre la filosofía agustiniana, me parece que en lo personal-amoroso también habría elementos de elección de tema, a saber, Heidegger, el 13 de mayo de 1925, envía a Hannah una apasionada carta de amor, le dice….te doy las gracias por tus cartas -por haberme acogido en tu amor- queridísima….sólo todo aquí significa: estar en el amor= estar empujado a la existencia más propia. Amo significa volo, ut sis, dice San Agustín en un momento: te amo -quiero que seas lo que eres. [32] Esta cita acompañó a Hannah durante toda su vida.
Cuando Hannah terminó su tesis en 1929, se fue a Berlín; dejaba todo, amigos, trabajo, cuando Heiddeger la llamaba para estar juntos, para acudir a sus citas de amor. Todo transcurrió así hasta principios de la década de los treinta, cuando los acontecimientos sociales y políticos se interpusieron definitivamente entre ellos. Cuando Heidegger se identificó con los valores nacional-socialistas de ese momento, Hannah podía entender las lealtades que movían a Heidegger, pero rompió su relación cuando él se afilió al partido nazi.
Arendt discutió esto con Glenn Gray en 1967, diciendo que para él, «el nacionalsocialismo era el encuentro entre la tecnología global y el hombre moderno, durante diecisiete años no mantuvo comunicación con él, sin embargo, cuando se reencontraron, a raíz de un viaje profesional, después de la guerra, ella le perdonó «Como siempre, me hizo percibir indirectamente el idioma alemán, excepcionalmente hermoso. Poesía, en realidad. Man tut was man kann, cada cual hace lo que puede» [33]
Hannah comenzaba a percatarse de la realidad de la amenaza del nacional-socialismo, no así Jaspers, pero fue Burt Blumenfeld -amigo de su abuelo-, el mentor político de Hannah, quien tuvo una gran influencia en «la cuestión judía», principalmente sobre el sionismo, el cual para Blumenfeld, era la única respuesta.
Hannah aceptó sin dificultad sus líneas principales respecto a las dimensiones psicológicas y sociológicas de la reacción judía frente al antisemitismo, y algo que le impresionó fueron los modos y tipos de prejuicios que los judíos alemanes podrían repetirse en el seno de las filas judías de no ser superadas las actitudes asimilatorias.
Antes de 1933 Hannah cuestionó cómo la cuestión judía podía, ya no ser contestada, pero sí soportada, sin necesidad de emigrar, a través de considerar el concepto agustiniano de «amor al prójimo» como su principal preocupación por la vita socialis, amor que, podríamos denotar con el concepto freudiano de meta inhibida, tipo de amor ante el cual las fraternidades se forman y alcanzan importancia cultural, pues escapa al carácter exclusivo del amor genital. Pero el amor se contrapone a los intereses de la cultura, y la cultura amenaza al amor con importantes limitaciones, diría Freud, y escuchemos su advertencia: «justamente porque el prójimo no es digno de amor, sino tu enemigo, debes amarlo como a ti mismo«. [34] ¿era esto lo que Hannah buscaba? ¿por eso amaba tanto? ¿quién podría ser su enemigo?
El matrimonio Stern se consolidó en 1929 por cuestiones prácticas y de convencionalismo, las costumbres intelectuales de Berlín no estaban orientadas en la dirección del matrimonio, pero tenían muchas cosas en común, trabajaron juntos, escribieron muchos artículos y solventaron los obstáculos en la carrera académica de él.
Mientras que la obra de Heidegger se decanta hacia una experiencia futura de la muerte, la de Arendt descansa sobre el esquema del tiempo de Heidegger, equilibra ese futuro con la obsesión del nacimiento, a mi parecer esta lectura es la que la salva en 1933.
Entre 1931 y 1932 el pensamiento de Hannah fue adquiriendo tientes cada vez más políticos e históricos. Pasaba mucho tiempo con Blumenfeld y sus amigos sionistas, compartió inicialmente las ideas de Herder, y culminó con las de Hegel. Luego a Marx y a alejarse de la postura académica de la época. Fue una importante crítica al movimiento feminista y lo apoyaba desde el ámbito político, esperando que la mujer tomar acción el ámbito político.
Durante este año de 1932, seguía compartiendo intereses intelectuales con su marido pero la crítica sionista de la asimilación estaba produciendo grandes cambios en las actitudes de Hannah que repercutieron en su matrimonio. Hannah se volvió inquieta, ya comenzaba a pensar en la posibilidad de emigrar. Pocos compartían su visión, y a medida que su adhesión al sionismo se hacía mayor, se volvía más intolerante con aquellos intelectuales que no veían cómo se obscurecía la situación política. En todo esto, ella no dejaba de leer -ni de ver- a Heidegger.
La mayor parte de las amistades de Günter eran miembros o simpatizantes comunistas y si bien las diferencias intelectuales no eran tan profundas, los círculos de amistades eran muy diferentes y se fueron separando. En aquella época no existía mucho respecto mutuo entre los comunistas y los sionistas, a pesar de que el comunismo y el sionismo fueron con frecuencia asociados. Los sionistas consideraron frecuentemente a los comunistas como «asimilacionistas rojos», mientras que los comunistas, veían en el sionismo una especie de fascismo.
Debido a la situación política y del matrimonio, Hannah comunica a su madre de su decisión de no tener hijos ¿qué significa esta decisión?, ¿a qué renuncia? ¿es muerte? ¿es vida?; la posibilidad de emigrar parecía cada vez más inminente.
Günter Stern huye a París el 27 de febrero de 1932, después del incendio de Reichstag adjudicado a los comunistas, el pretexto para las detenciones estaba puesto en charola, Hannah decidió quedarse para no ser una simple espectadora, así, se involucró más con los sionistas, cuyas actividades se volvieron más apremiantes a raíz de las medidas antijudías de la primavera de 1933; es en este año donde quiero detenerme:
Hannah prestó su apartamento como refugio de los perseguidos por los nazis, los cuales eran comunistas, esta actividad le representaba la satisfacción de su necesidad de actuar, de resistir. Durante el mes de enero que Hitler asumió la presidencia, Hannah ya veía la necesidad de migrar. El primer ataque de Hitler fue contra la burguesía ¿todos los comunistas burgueses son judíos para Hitler? En junio desaparece el partido nacionalista, considerado como enemigo del estado, en julio se firma el pacto de las 4 potencias para garantizar la paz en Europa, y Hannah no se la cree.
Blumenfel recurrió a Hannah para que reuniera documentación de la Biblioteca Estatal Prusiana, material que serviría la causa sionista, la arrestan junto con su madre, en un golpe de suerte se escapa. Hannah y su madre huyen de Alemania sin documentos de viaje, fueron llevadas en dirección a Praga, que se había convertido en la capital de los exiliados de la Alemania nazi, de ahí fueron a Ginebra donde estuvieron varios meses, pero ella quería irse a París a unirse con los exiliados sionistas.
Martín Heidegger se hizo cargo del rectorado de la Universidad de Friburgo en la primavera de 1933, en sustitución de un rector socialdemócrata que se había negado a poner en marcha la notificación de prohibir el dar clases a los judíos. Es aquí cuando transforma su problema personal en un problema político. Esto la seguirá toda su vida.
Heidegger es elegido por democracia con 53 votos de 56, por esto no podemos decir que fuera nacionalsocialista, Hannah lo sabía, pero no toleraba su postura. En 1936, Heidegger comienza a dictar su Nietzche, seminario en el cual habla muy fuerte contra el régimen nacional-socialista, un espía de la gestapo estuvo ahí. Pagó su cuota al partido hasta 1945, pues si no, lo mataban. Recordemos que la consigna nazi era una consigna judía: sangre y suelo. La idea de Heidegger era asumir el puesto con el fin de continuar con la tradición griega de dirigir al Fürher, no al partido, quería ser el Den Fürhrer führen [35] . En 1934 Hitler diría que prefiere no tener intelectuales «es mejor tener un pueblo sin cerebros, que cerebros sin el pueblo«.
En los meses previos a su fuga de Alemania la conciencia de Hannah con respecto lo que tendría que estar haciendo había oscilado radicalmente, había llegado a la conclusión de que la deformación profesional de los intelectuales y su sociedad, los había hecho colaborar con los nazis, ser adaptados.
¿Cómo tuvo la claridad para huir de Alemania en 1933, en tanto que Freud lo hizo en el 38?, al final de la obra de El Ser y el Tiempo y siendo gran y buena lectora de Heidegger, Hannah pudo leer en la cuestión de la historicidad, de la temporalidad, y de la finitud; y ante la experiencia y la comprensión de la lectura ella puede escapar. De este dejo de amor permite la pasión por la vida, apoyándose en la imposibilidad de su relación y proyectando su pasión por Heidegger en su obra y trabajo político. ¿Su lectura le proporciona la conciencia de la cercanía con la muerte? ¿muerte sentida con antelación? Se permite dar cuenta de cómo ciertas cosas están encaminadas a un lugar, deduce que para Heidegger tenía que haber sido de esa manera, solo había que saber leerlo. Reproduzco algunas líneas:
El «destino individual»,tomado como una superpotencia del silencioso; presto a la angustia que se prepara para las adversidades pide como condición ontológica la temporalidad. Sólo cuando en el ser de un ente moran juntas la muerte, la deuda, la conciencia moral, la libertad y la finitud, puede ese ente existir en el modo del «destino individual», es decir, ser histórico en la raíz de su existencia [36] .
¿Habría identificación con el texto? ¿quién se ha identificado?, Freud, en Introducción al Narcisismo, nos dice que la idealización hace intervenir la identificación del sujeto con su objeto, y que la indefensión es el motivo de cualquier motivo identificatorio, la construcción del objeto es un defenderse frente a la indefensión, sería el pago para salir del dolor de la falta.
Este proceso lo realiza el yo, en su apartado tres -continúa Freud-, dice que el yo se quiere a sí mismo y se fundamenta en las pulsiones de autoconservación. Para poderse dar la descarga tiene que haber un objeto, realiza su búsqueda, ésta no es volitiva, depende de un trabajo de relación. Hannah habría podido leer la muerte, esa muerte cercana que le fue dada en otro tiempo, una huella resignificada en la propia muerte del padre y actualizada en la figura de Heidegger, que ella misma descubre entre líneas y que la lleva a representarla en una huída. Esa muerte que de cualquier manera es la única posibilidad de que haya vida y esto, ¿esto sucedió en Hannah? ¿por esto Hannah se salvó?
Su yo, diría Freud en El Proyecto, ha investido huellas a través de objetos que han dejado esa huella, toda elección de objeto se encuentra indiscutiblemente en el lugar de la falta. Es necesaria la descarga, y el movimiento la permite, la escritura, la lectura, todo esto se convierte en erótico en tanto que el objeto se conforma a partir de la vivencia de satisfacción obtenida, veríamos la fórmula: necesidad satisfecha-deseo incumplido.
En todo esto, Hannah debió olvidarse de sí misma, para poder dar lugar a Heidegger y su ocurrencia, su misiva; se tomó como destinataria.
Para ella vivir, quería decir amar a Heidegger. Piera Aulagnier definió la pasión a partir de la función del falo como una restitución de poder a partir del resentimiento vuelto a poner en un cuerpo, o en una entidad, pero, además, preservado por una ley transgredida, pero que sitúa las distancias, en vecindad [37] . Esta trasgresión, esta pasión es desde donde quisiera situarla en el ámbito analítico a partir de la escritura, de lo que Hannah leyó, y esto le salvó la vida, le permitió seguir amándolo hasta el final de su vida, llegando al ridículo de dejarnos el poder decir que murió del corazón -portador simbólico corporal del amor-, de la lucha, de la pasión, del que mejor maneja el rodeo hacia la muerte. Amor y muerte, indisolublemente ligados.
Quiero detenerme y citar a Hannah cuando escribía sobre Rahel: todo lo que la novela nos dice del héroe tiene un carácter tan general que sólo puede reflejar un estado de ánimo, no narrar los hechos reales. Cada situación es arrancada de su contexto, pasada por el tamiz de la reflexión y adornarla hasta convertirla en un suceso especialmente interesante.
Es así como yo he hecho de esta historia, una historia de vida, de muerte… y de pasión.
BIBLIOGRAFÍA
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- Correspondencia 1925-1975(1998/2000). Versión castellana de Adan Kovacsis. Ed Herder, Barcelona.
[1] Elzbieta, E. (1995/1996). Hannah Arendt y Martin Heidegger. Ed. Tusquets.
[2] Hannah Arendt (1998/2000). Correspondencia 1925-1975. Versión castellana de Adan Kovacsis.Ed Herder, Barcelona
[3] Young-Bruehl, E. (1982/1993). Hannah Arendt. For Love of the World. Yale University Press, New Haven y London(Traducción al español de Manuel Lloris Valdés: Hannah Arendt. Biografía. Edicions Alfons El Magnánim. Generalitat Valenciana. Diputació Provincial de Valencia.
[4] Birulés, F. (2000). Hannh Arendt. El orgullo de pensar. Ed. Gedisa, Barcelona
[5] Kristeva, J. (1999/2000). El Genio Femenino. La vida, la locura, las palabras. 1. Hannah Arendt.Ed. Paidós, Argentina
[6] Leclaire, S. (1998/2000). Escritos para el psicoanálisis I. Moradas de otra parte. Amorrortu editores. Buenos Aires.
[7] En Birulés (op. cit.)
[8] Pág. 22
[9] En Birulés, op. cit. p.p. 22 y 23
[10] Mc Carthy, M. Entre amigas
[11] Heidegger, M. (1927/1997). El ser y el tiempo. Fondo de Cultura Económica. México. Pág. 406
[12] Op. Cit.
[13] b. pág. 18
[14] Young-Bruehl, pág. 36
[15] pág. 43
[16] Young-Bruhel, pág. 51
[17] Young-Bruhel, pág, 52
[18] Young-Bruehl, pág. 54
[19] op. cit. pág. 84
[20] Heidegger, M. (19). Ser y Tiempo. Fondo de Cultura Económica. México
[21] Correspondencia 1925-1975 (1998/2000). Versión castellana de Adan Kovacsis. Ed Herder, Barcelona.
[22] pág. 13
[23] op. cit. Pp. 14-15
[24] op.cit. pág. 21
[25] Arendt, H.
[26] op. cit. pág. 26
[27] op. cit. pág. 27
[28] Freud (1913). Tótem y tabú. Pág. 95
[29] Lacan, J (1964/1988). La ética del psicoanálisis. El seminario 7. Piadós. Argentina
[30] Rahel…pág. 43
[31] Arendt a Blücher el 7 de Julio de 1936
[32] pág. 31
[33] Arendt a Blumenfeld, 1 de abril de 1951, Marbach citado en Young-Bruhel, pág. 107
[34] Freud, S. (1929/1979). El malestar en la cultura. Amorrortu, ed. Buenos Aires.
[35] El que conduce al dirigente
[36] pág. 415
[37] pág. 111