, ,

La clase escolar, de lo presencial a lo digital. Su vinculación con pedagogía y psicoanálisis

Javier Hernández Corichi     Resumen: Este ensayo demuestra los procesos escolares que vivieron alumnas de pedagogía de la UPN desde la didáctica, como materia en curso, y que obligados a trabajar a distancia por la pandemia del Covid-19, fue un proceso que causo incertidumbre, miedo e incomodidad, aunque también limitaciones tecnológicas para el aprendizaje.…


Javier Hernández Corichi

   

Resumen: Este ensayo demuestra los procesos escolares que vivieron alumnas de pedagogía de la UPN desde la didáctica, como materia en curso, y que obligados a trabajar a distancia por la pandemia del Covid-19, fue un proceso que causo incertidumbre, miedo e incomodidad, aunque también limitaciones tecnológicas para el aprendizaje. Nos pareció pertinente utilizar un video sobre resiliencia, que nos permitiera abrir el diálogo, la narrativa y que estos procesos adversos fueran diluyendo. Utilizamos el enfoque teórico del psicoanálisis para comprender mejor estos procesos adversos y fortalecer enseñanza que se desprende de la Pedagogía.

Palabras clave: La clase, pedagogía, psicoanálisis, redes sociales.

The school class, from classroom to digital.

Its link with pedagogy and psychoanalysis

Javier Hernández Corichi

Summary: This essay is aimed to present the scholar processes experienced by students of the Bachelor degree in Pedagogy in Universidad Pedagógica Nacional (UPN) during the Didactic course that is part of the curriculum.

As a result of Covid – 19 pandemic, students and teachers were forced to work  on–line what caused anxiety, fear, discomfort because of some technological limitations related to learning process.

Derived from this situation, students and I, as a teacher, decided to approach the issue of resilience from the analysis of a based on psychoanalytic theory

video to talk about their problems and fears, so we could understand what was going on and how to face those issues and continue strengthening the teaching that emerges from Pedagogy.

Key words: Scholar class, Pedagogy, Psychoanalysis, social networks, resilience.

Introducción

Actualmente estamos viviendo momentos cruciales en educación: Complejidad para enseñar, complejidad para aprender, en vez de que exista un goce, un placer para que el sujeto incida a adquirir más conocimiento, tal pareciera que el aprendizaje está acompañdo con estrés, con incertidumbre, con miedo, con dolor. En la universidad se preparan las generaciones “para pasar a otro grado o nivel”, los alumnos ya no se conforman con una calificación de 8, para ellos a partir de 9, porque les permite una movilidad estudiantil que se traduce en la posibilidad de becas, en viajar o simple y llanamente para estar en la escuela y en el turno que les favorezca. Los profesores batallan para evaluar el curso por la diversidad de los alumnos. La mayor parte de las veces la escuela conduce el sentido del cambio y de la innovación. Pero dentro de todo ello, ¿qué pasa? Dentro del mismo periodo escolar y al final los profesores nos damos cuenta que se llevó a cabo una lucha, pero aquí nos detenemos a decir: ¿Lucha por conquistar  y construir el conocimiento, por aprender, por apasionarnos de la ciencia, por entender los entornos sociales, económicos y políticos, por formarnos en competencias para la vida? Sin duda todo esto es una gran complejidad pero está ahí latente y hay que darle un sentido. Freud y el psicoanálisis, nos abre un abanico de posibilidades para comprender y analizar que los sujetos en proceso de formación necesitan desprenderse de sus síntomas, que pueden vulnerar su aprendizaje, de esta manera, es una vía innovadora de entretejer lo que no va funcionando tan bien.

Educación y psicoanálisis

Enseñar ha sido todo un tratado a lo largo de la historia de la educación, desde que Juan Amos Comenio, en su obra Didáctica Magna, (1657), estableció que todos deben incluirse y aprender bien. Desde los inicios de la Edad Media toda la educación fue un gran privilegio para las clases dominantes y la burguesía,  hasta que en tiempos de la escuela activa ya con Montessori y Jean Piaget se empezaron a trabajar formas diferentes para adquirir el conocimiento y democratizar los espacios y formas de enseñar, en otrora, desde la psicología de Watson hasta la pedagogía científica del siglo XX, el tratamiento se dirigía hacia la eficiencia escolar, que los docentes contaran con los mejores métodos y estrategias didácticas, hasta aterrizar en lo que los psicólogos educativos llaman enseñanza en contextos reales o aprendizaje situado, tratando de mediar entre error y logro.

Las escuelas tienen un gran desafío que el niño, que el joven, que el adulto sean libres, autónomos, conscientes de su entorno social y que lo transformen. Es la nomenclatura del perfil de egreso de todos los niveles educativos. ¿Realmente lo estamos haciendo bien y mejor? ¿Qué tipo de ciudadano estamos formando en las escuelas? Hasta ahora construyéndose sobre todo desde el interior de cada sujeto. Las políticas educativas en su afán de conectar con los profesores los dirigen a que “conozcan a sus alumnos”, suponiendo que los profesores lleven a cabo esta tarea, pero no lo pueden hacer en un solo periodo académico en función. Necesitan que exista esa transferencia, que entre el docente y el alumno exista un contrato social y poner en la mesa todo aquello que obstaculice el saber, ya sea desde la subjetividad del sujeto, ya sea desde los mismos síntomas reprimidos. Entonces pedagogía y psicoanálisis tienen en común, ambos operan con sujetos y con la palabra.

Por un lado, el docente más “aceptado” por los alumnos no sólo es el que sabe más o el que imparte mejor una clase o el que tiene más grados académicos, sino en la creencia de los alumnos, que es el docente los guiará a lo largo de todo el proceso educativo. Pero, ¿cómo está preparado el educador para que se conquiste el saber y conocimiento? Con lo que sabe, con lo que tiene, con lo que está al alcance, con los recursos materiales y otros insumos pueda conseguir. Los educadores y los pedagogos debemos distinguir entre lo real, lo imaginario y lo simbólico, con la aportación de Lacan, el saber está en medio de lo simbólico y lo real, va colocando las cosas claras y cerrando puertas a la ignorancia, a la indagación y al deseo, precisamente para llegar a lo real, a lo consciente. ¿Cómo de qué forma?

Pasar de lo imposible, como sostenía Freud, a lo real. Imposible no quiere decir que no se lleve a cabo. Sólo que en educación atravesamos muchas desigualdades y diversidades con los grupos, con las minorías vulnerables. Hay otras caras no agradables ante la vida de los sujetos que trastocan su personalidad: violencia, inseguridad, discriminación, relaciones de poder-saber, corrupción, entre otros, por lo que vive con miedo, con incertidumbre.

Pedagogía y psicoanálisis tienen una estrecha relación: Liberación y ser consciente. Sólo que hay que seguir trabajando sobre esta línea que ha quedado postergada aún en lo que va del siglo XXI. Primero, porque la mayoría de los profesores visualizan que el psicoanálisis es complejo. Segundo, no lo colocan como una herramienta versátil para el tratamiento con sus alumnos.

Las relaciones que existen entre ambas, son a nuestro juicio, las siguientes:

  1. El pedagogo y el profesor puedan enseñar con liberación, con la palabra, utilizar la transferencia e ir colocando el síntoma o aquello que provoque un malestar. Mediar con la teoría psicoanalítica, incluso con algunas demostraciones clínicas.
  2. El psicoanalista puede contribuir a la disminución del síntoma, que el profesor deposite la confianza en que un tratamiento de entrevista servirá para entrever lo que pasa con la neurosis de los sujetos.
  3. El pedagogo y el psicoanalista son sujetos clave para el cambio, pero se necesita que lleguen a todos los espacios y momentos, y no sólo a un grupo exclusivo. Pueden cambiar en los alumnos, formas de pensar, de sentir, de percibir, de interactuar. Estos especialistas tienen poder y equilibrio para establecer una armonía y una empatía en sus vidas, desde lo racional y emocional.

De esta manera consideramos que en las escuelas, en los institutos y en las universidades puedan estudiarse estas relaciones, ya sea con libros, audios, videos, narrativas, modos de vida, experiencias de vida cotidiana, para que el sujeto de aprendizaje vaya tomando decisiones que le permitan estar más seguros y cómodos, más estables y armónicos, más conscientes y  con sentido de lo real.

Redes sociales y formas de trabajar a distancia en educación superior

Desde que se inauguraron las redes sociales en el mundo cambio el sentido de compartir y convivir, sin duda a todo mundo alertó en la buena medida para comunicarse, encontró en ellas formas de manifestarse. Consideramos que no sólo es para el trato social, sino que sirve para alentar, diversificar la vida, denunciar, demostrar, participar en lo individual y en lo colectivo, simple y llanamente para una mejor sociedad y cultura.

También nos demuestra la forma y el tiempo en que la usamos, pero habría que decir que no todo mundo tiene esta herramienta y alternativa.

Trabajar a distancia en educación superior se ha convertido en una alternativa de llegar más rápido a los usuarios, a los alumnos, a los sujetos, en tiempo y en espacio. En educación las más de las veces, la usamos para plataformas educativas, videoconferencias, visualizar videos, construir espacios web, entre otros. Suponemos que es atractiva pero no todos queremos y sabemos utilizarlas. Sin embargo, consideramos que es una alternativa para llevar al sujeto de aprendizaje a lo sorprendente, a la curiosidad, a lo dinámico, entre otros.

En las redes sociales como facebook, whatssap, instagram y twitter, entre otros, el papel que desempeña la palabra en sus diversas expresiones es determinante. Para los alumnos resulta muy atractivo y no “aburrido y tedioso”. Los jóvenes van en busca de ambientes más favorables y dinámicos, aunque no se puedan expresar cabalmente  y no entiendan la complejidad del mundo que les rodea. Se expresan por la palabra, por símbolos, por imágenes. Ahora todo sujeto está el pendiente de lo que sucede en el mundo a través de su celular, donde a través de ese dispositivo, encuentra “casi todo”.

Una apreciación importante tiene que ver con lo que afirma la psicoanalista Raquel Ferrari (2010) en Barcelona, titulado “Redes Sociales y Psicoanálisis”. Allí afirma que a partir de su experiencia clínica, ante la afluencia cada vez mayor de pacientes perturbados por rompimientos de relaciones virtuales, entre otros temas asociados a la red, se preguntó por una nueva forma de estructurar el síntoma neurótico, asumiendo la necesidad de escuchar el origen de dicho malestar sin afán de encontrar lo patológico como en el caso de los manuales psiquiátricos; sino, más bien, entender los avatares que sobre el lenguaje han emergido con las nuevas formas de comunicarse, invitando a su vez a despertar un interés en los lectores, sobre la forma de interactuar entre los seres humanos a partir del surgimiento de las redes sociales. Lo anterior se articula con lo que argumenta Lacan refiriéndose al ejercicio del psicoanálisis: “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época” (Lacan, 1953).

La palabra en la obra de Lacan puede concebirse como aquello que está al nivel de un significante. A diferencia de Saussure, para Lacan los significantes no solo son palabras; también pueden ser objetos, imágenes, síntomas e incluso relaciones, siempre que estén inscritas en el marco de lo simbólico. En este orden de ideas, lo simbólico es lo que el sujeto construye a partir de su relación con el Otro, desde el estadio del espejo donde el sujeto goza de júbilo al ver el reflejo de su propia imagen y su sensación de lo completo, hasta el sentido que cada uno le da ante la emergencia de un significante.

De esta manera la palabra es nuestro discurso, es la forma de comunicarnos, desde niños y en toda nuestra vida, Freud lo demostró que estamos determinados por una cultura, un porvenir de una ilusión, y vamos en esa búsqueda. Cierto es que con la palabra avanzamos porque no sólo es conocimiento, ciencia, cultura, sino malestar, y formas que nos perturban. Vamos en esa búsqueda, de encontrar lo que nos produzca placer y goce, como argumentaba Freud, y que encontremos la utilidad y el máximo placer, para evitar el dolor, como sostenía Jeremy Bentham. Esa concordancia existe ahora. Veamos cuál es el sentido de los valores que se mueven en una sociedad consumista, sobre todo demostramos que lo que son los sujetos, cuando fueron niños y jóvenes, al construir su personalidad.

Podemos sostener que los jóvenes persiguen y tratan de construir una identidad original, sin embargo, está marcada por sus contextos culturales. ¿Qué nos ofrecen?, ¿cuál es su movilidad?, ¿con quién se identifican? ¿En qué son libres? Actualmente son un grupo de edad que se les admira y se les rechaza, se les quiere y se les odia, se les integra y también se les excluye, se les demanda como adulto y se les trata como niños. Los jóvenes se construyen entre un encruzamiento de miradas y certidumbres, su manera de entenderse a sí mismos y que viven de los “préstamos cognitivos e ideológicos” que les hacemos los adultos. La construcción de su identidad se realiza en su desarrollo personal, ya sea por aceptación o rechazo, provisionalmente o de manera permanente, en continuidad o ruptura. Los contextos en que se delinea su identidad son: Familiar, Escolar, Pares y Social (Bericat, 2003). La pregunta que se hacen, entre otras, es: ¿En quién voy a convertirme?

El contexto familiar. Es el referente para lo bueno y lo malo. Los padres se reflejan en lo que no pudieron hacer en su momento, o bien, dicen lo que les funcionó, pero el chico ya vive otros tiempos y espacios. Utilizan frases como estas: “no sé qué hacer” o “hagan ustedes algo”. Pareciera que los padres no se equivocan, pero se vive en familia también en conflicto, caos, incertidumbre y hasta es necesario asistir a terapia. En lugar de un cambio de continuidad, hay un cambio de ruptura. El resultado final es la confusión. Los hijos no son un ajuste de cuentas con el pasado, es necesario respetar y valorar su individualidad.

El contexto escolar. ¿Qué le ofrece la escuela al joven? Le ofrece la posibilidad de ampliar sus horizontes en cuanto a logros, capacidades, habilidades y desempeños. La idea es que adquiera una integración. Le promueve valores: esfuerzo, deberes, recompensas, tolerancia a la frustración. Implica “Yo soy mis acciones”.

El contexto de sus pares. Retoma consejos de sus pares. Sólo que es más lábil, fluido indeterminado. Encuentran empatía al compartir códigos generacionales, jergas, afecto, espacios de ocio y diversión comunes. Exigen libertades y autonomías, solamente en lo local y lo inmediato, con ello puede suceder peligros y hartazgos.

El contexto social. Los padres se preparan para entender a sus hijos, pues logran convertirse en un campo de batalla. El adolescente, el joven se encuentra entre el pasado y en el futuro: De lo que ya no es, y de lo que aún no es. Pasa desde la sociedad tradicional “Soy lo que somos”, a la sociedad postmoderna “soy lo que deseo y consumo”, pasando por una sociedad intermedia “soy lo que hago”, prototipo de la sociedad moderna.

Considerando estos contextos podemos argumentar que el niño y el joven están mediados por ellos. Actualmente están conectados con la tecnología usando las redes sociales. Por su parte, en México, los usuarios que utilizan facebook giran alrededor de 79 millones y usuarios de whatsapp 77 millones, según un estudio de la UNAM. Si esto lo combinamos con lo que realizó el INEGI, Encuesta Nacional sobre uso del tiempo 2014, la juventud de 15 a 29 años dedica horas semanales a actividades como ver televisión con el 67.1%, con un promedio de horas semanales 9.7; dedicó tiempo a su familia 56.6%, con 5.5% de de horas efectivas; revisar correo, consultar redes sociales y chatear lo realiza 54.8%, con casi 9 horas que cada joven dedica a la actividad; consultó información o viajó por internet lo realiza el 32.1%, con 4.7 horas semanales; leyó un libro, revista, periódico u otro material impreso lo realiza el 31%, cada joven dedica 3 horas promedio, veremos que la juventud invierte más los procesos de información y comunicación, que a la cultura, esto es, no es prioridad viajar, ir al teatro, disfrutar el arte. Lo que sí, es que buena parte de ellos realiza deporte o hace ejercicio representando el 42.4%, cada joven dedica 5.3 horas.

De esta manera podemos observar que los para los jóvenes la prioridad no es ser un intelectual o trascender en el campo científico. Su prioridad es disfrutar, que no los invada el “tedio y el aburrimiento” porque se pasan al nerviosismo, a la angustia, y a la posibilidad de ser un “nadie”, buena parte de su expresión están en las redes sociales y su enajenación por su celular, lo que ha hecho el mercado neoliberal. Por eso en la clase escolar vemos reflejado sus limitaciones, aunque todo adolescente y joven de clase media pasa por limitaciones económicas, el joven de hoy se ve limitado en su productividad y sus competencias como lo podemos ver en su discurso oral y en sus escritos, ahí sabemos qué tanto dominan saberes, qué habilidades tienen y las actitudes que reflejan. Desafortunadamente buena parte de lo que se enseña en las escuelas y universidades son ciclos memorísticos y con actividades repetitivas, las actividades y tareas las realizan para acreditar un periodo escolar, por eso consideramos que es necesario trabajar con aprendizajes basados en proyectos y aprendizajes basados en problemas, no son nuevas, pero son alternativas que han dado resultados significativos.

Por la parte de la resiliencia, los jóvenes tratan de liberarse de las tensiones, del dolor, de los traumas, de miedos, podríamos decir la sociedad en su conjunto. ¿Hacia dónde nos dirigimos, sino tratar de salir avante en estas debilidades?  A continuación presentamos narrativas de estudiantes de pedagogía de la Universidad Pedagógica Nacional y con esta demostración: liberar la palabra con ellos, por el trato académico y colocar en la mesa la resiliencia como una herramienta de trabajo para que sean conscientes de su subjetividad, de algunos malestares que vivieron en su niñez y juventud inicial.

El caso de un grupo de pedagogía de la Universidad Pedagógica Nacional y sus narraciones sobre resiliencia

Como pedagogo y profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, trabajé con un grupo y la materia fue Didáctica. Lo que me interesa decir son tres elementos importantes:

Los alumnos trabajaron más y mejor por medio de las redes sociales, era un grupo apático, casi no hablaban y si lo hacían era muy poco.

La finalidad era convertir la enseñanza en una forma más libre, auténtica y participativa, desde la disciplina Didáctica, dentro de la enseñanza existen tensiones, y un eje es: ¿cuáles son las mejores formas de enseñar? Autores como XXX argumentan que es necesario ser libre y democrático, eliminar todo tipo de miedos e incertidumbres.

Utilizamos un video en youtube “Resiliencia, el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”, de Boris Cyrulnik, neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y etólogo francés. El autor define el concepto de una forma sencilla y breve: Es iniciar un nuevo desarrollo después de un trauma. Las condiciones que lo permiten son: la regularización, la recuperación, las relaciones y la cultura.

Los alumnos tenían que expresar su malestar, su dolor, sus miedos, en algún momento y espacio de su vida. Así fue en la siguiente sesión. Las líneas de trabajo fueron: Formas de personalidad, resistencia y nuevo desarrollo, transmitir seguridad en un entorno seguro, las carencias inviten a la creatividad, fomentar el altruismo y la pedagogía de la empatía. Todo ello encaminado a hablar más, adquirir confianza, socializar, utilizar las artes, para lograr entender al Otro. Utilizamos la frase: “Frente a las adversidades, inventar una cultura con ritmos”. Todo este encuadre sirvió para hacer frente a los días de pandemia que estamos viviendo, puesto que al inicio costó trabajo que se sumaran a la clase, posteriormente fueron participando más, a tal grado que compartieron episodios de su vida con mayor tensión y difíciles de superar, y que gracias a su familia están en otro momento de conexión con la realidad, momentos resilientes, todos estos testimonios fueron en mayo de este año. Veamos algunos de ellos:

Karla

“Cuando tenía 6 años me encontraba en un momento de violencia intrafamiliar, motivo por el cual fui una niña que no le gustaba estar rodeada y siempre aislada, el problema se agravó con mi maestra, era muy grosera conmigo, al grao que me llegó a golpear en diversas ocasiones, para ese entonces fui una niña bastante tímida, insegura y llena de miedo.

Cuando cumplo los siete años nos vamos a vivir para la Sierra Norte de Puebla, estuvimos un año sin papá, mi mamá tuvo que trabajar en el centro, entonces estuve al lado de mi tía y ella me educó y me dio el amor que necesitaba. Así mi vida cambió, y aunque no tenía alguna actividad extraescolar como danza, música y arte. Le pedí a mi tía me enseñara a cultivar el café, hacer tortillas a mano, comencé a aprender esas cosas nuevas, en vez de cuestionar mi vida. Así aprecié lo que viví y lo disfruté, me sentía en paz. Ya en los estudios, la profesora que me tocó pude platicarle de mi situación, fue buena conmigo, tanto que la llegué a ver como una figura materna. Pasó el tiempo, regresé a la casa de mi papá, y después de ser una niña aislada, comencé a relacionarme un poco más. Con el video, entendí que el pasaje de altruismo, es una forma de ayudar a las personas, así encontré mi vocación trabajando con niños antes de comenzar mi carrera, ahí supe que era mi destino y aquí estoy”.

Jennifer

“Yo superé al resiliencia cuando a los seis años me hicieron una operación y que me atrasó en mi primer año de primaria, deje de ir por un tiempo para guardar reposo y obviamente me perdí de ese proceso escolar. Cuando regresé a la escuela me sentía rara e incómoda, no comprendía los temas. Sin embargo, mis compañeros y mi maestra fueron empáticos, pues me brindaron afecto y apoyo, así tuve vínculos con los demás y de igual manera ayudarlos. Considero que sin el apoyo de todos ellos hubiera perdido el año escolar”.

Karen

“Yo creo que he pasado por muchos momentos de resiliencia en mi infancia-adolescencia, lo que más me marcó fue la muerte de uno de mis tíos, que yo consideraba como mi papá, fue una etapa demasiado fuerte que ya no paraba de llorar, sobre todo cuando escuchaba cualquier canción o sólo se mencionaba su nombre me desbarataba por completo, para superar esto, mi gran apoyo fue mi mamá, pues me inscribió a natación. Sin embargo, hace un mes mi mamá estuvo cerca de morir, debido a que iba a dar luz a mi hermana. Estaba mal anímicamente, pero ella me enseñó a ser fuerte aún en los peores momentos de tener seguridad y actitud positiva, fueron los días más difíciles, pero las tres a final triunfamos. Sé que estamos en momentos no tan favorables por la pandemia, que se vienen muchos más traumas, miedos errores y sufrimiento, pero también acompañado de felicidad, metas y sueños, y bueno de eso se trata la vida”.

Mitzi

“Cuando tenía 14 años murió mi abuelo, fue justo en Semana Santa y me dolió tanto, pues vivo en la Alcaldía Iztapalapa, esa semana cuide a mis hermanos y mis padres estaban en el hospital con mi abuelo. Mi segundo trauma fue cuando murió mi tía por cáncer, en eso momento cumplía mi mayoría de edad, a los 18 años. Fue un 26 de diciembre y no celebramos Año Nuevo. Aún no estoy segura si he logrado superar estos momentos, porque todavía me duele. Sin embargo, para superar estos momentos de resiliencia, tenía actividades como tae-kwon do, artes, natación, en ésta última fue significativa porque pude convivir y compartir con los demás. Ahora me considero más fuerte y me gusta apoyar los demás”.

Jessenia

“Yo pienso que todas las personas debemos ser resilientes, ya que todos tenemos traumas, miedos o sufrimientos que en algún momento nos invadieron y aun no podemos deshacernos de ellos. Como bien decía el psicoanalista Boris, es necesario sentirnos seguros, tener personas cercanas que nos hagan sentir bien y nos ayuden a hacer cosas buenas y nuevas. Crear un distractor en nuestra mente es interesante como lo menciona el autor, pues es necesario que las personas se acerquen a las artes, a los libros, a la música, a la poesía, que nos favorecen y aportan a nuestra calidad de vida.

En mi caso profesor Corichi, yo soy una persona muy insegura, ya que como mencionamos la sesión pasada sólo te marcan tus errores y eso hace que te sientas mal, sin embargo, siempre trato de superar esto y que no me afecte.

En lo particular me gusta escuchar música porque me hace sentir bien. Afortunadamente estoy rodeada de personas muy valiosas en mi vida que han ayudado a sobresalir en mis problemas, con que te escuchen o aconsejen, te liberas”.

Haciendo un análisis de estos casos de las alumnas de pedagogía. Primero consideramos que la clase se transforma en ese espacio de encuentro, como profesores desempeñamos un papel mediador, le ofrecemos no sólo saberes, si no los acercamos a la cultura. La enseñanza no sólo tiene consecuencias sobre la vida de las personas, sino también sobre el devenir de las sociedades y el destino de los países. Las clases se caracterizan por su complejidad, donde existen un conjunto de procesos, elementos y sujetos diversos que se interrelacionan constituyendo un sistema nuevo. Con estos testimonios de las alumnas, con el análisis del video y la forma de trabajar en las redes sociales, consideramos que hemos favorecido el desarrollo reflexivo y crítico para comprender la enseñanza, o bien, para cambiar los significados que los mismos sujetos arrastran y son incorporados en su trayectoria escolar, en estos casos leídos nadie escapa del dolor, del miedo, de la inseguridad que luego sienten, como el caso de Jessenia, casos en que pierden familiares como Mitzi y Karen,  o estilos de vida como el de Karla, o bien tiempos escolares no aprovechados por cuestiones de salud como el de Jennifer.

¿Y qué puede hacer el profesor en estos sucesos? Nos queda la escucha, la palabra de las alumnas, creer en lo que dicen, pero también, lo que atravesamos todos en tiempos de pandemia, vivir con incertidumbre y con miedo, al igual que al principio se tornaba una situación incómoda por que no hablaban las alumnas en las clases presenciales, fue para mí un gran reto, pero también un gran logro haberme comunicado con ellas a través de su testimonio. A tal grado que les gustaron las clases a distancia, las alumnas pudieron ver que no sólo se trata de solamente “dar clase, exponer un tema”, se dieron cuenta que hay hechos psicológicos que definieron su personalidad, la falta y/o la ausencia de algún ser querido, la carencia de lo que todavía no tienen o no dominan en saberes, que todavía no saben hasta qué grado o nivel pueden llegar como pedagogas. Al analizar su tiempo libre en sesiones presenciales mencionaron en su mayoría que el apego y relación con la familia es lo más importante, en segundo lugar están la redes y medios de comunicación para convivir con sus pares y realizar tareas y actividades escolares y en tercero, como tal vez un aliciente para salir del estrés o angustia realizar una actividad extraescolar, algunas estudian danza, otras van a clases de música, otras cursan el idioma inglés, entre lo más relevante.

En el Porvenir de una ilusión (1927), Freud argumenta que el hombre integra las más diversas disposiciones instintivas, cuya determinación definitiva es determinada por las tempranas experiencias infantiles. De esta manea vemos que todos los sujetos tenemos recuerdos y no tan gratas experiencias en nuestra niñez y vida continua. ¿Pero de qué otra manera los sujetos las superan? Pues precisamente va a depender de la cultura de los padres, y agregaría de la educación, se torna imposible cuando no existen estas posibilidades reales y pueden surgir varios problemas.

Ahora en esta pandemia, unas estudiantes tienen que trabajar, otras cuidar a los hermanos en apoyo a sus padres, otras no tienen los medios y herramientas digitales, así como los oportunos dispositivos, otras han tenido que protegerse por el virus, pues se han contagiado, otras no han tenido una preparación previa y no se quieren conectar, entre otros.

El goce lo perseguimos y lo reprimido está latente. En términos de Freud, el hombre se esfuerza por conquistar la felicidad y alejar el sufrimiento (El malestar en la cultura, 1929) ¿Qué tenemos que hacer?  Cada uno debe buscar por sí mismo la manera en que puede ser feliz.

Las palabras más cercanas a lo felicidad pueden ser; tranquilidad, satisfacción, placer, alegría. Son seguramente manifestaciones que alcanzamos cuando un curso escolar es terminado, a pesar de las adversidades culturales, económicas y políticas, y que nos sentimos bien, en paz y en orden cuando terminamos. Hoy frente a las condiciones de aislamiento de la pandemia, profesores y alumnos hemos estado aprendiendo herramientas didácticas Zoom, Classroom, entre otros, que nos permitan continuar con nuestras enseñanzas y aprendizajes. Tenemos desventajas, y a pesar de las mismas, todos los actores de las escuelas tienen que salir bien librados.

A manera de conclusión

Consideramos que la pedagogía debe estar fortalecida por el psicoanálisis para que el profesor comprender lo más elemental de sus estudiantes. Hacer llegar al psicoanálisis a las aulas es una labor ardua, pero  no imposible. Deben otorgarse en los cursos de capacitación docente, fomentar la lectura y el hábito de leer con un experto, orientar discursos y prácticas para demostrar hechos relevantes. Hacer llegar experiencias y saberes a través de escuelas, institutos y academias de nivel superior. Trabajar en comunidad con otras universidades y ofrecer coloquios, seminarios, talleres, incluso hacer llegar el tratamiento vía virtual a la mayor parte.

En la sociedad en que vivimos figura desigualdad y discriminaciones de todo tipo, aunado a los problemas cotidianos de la gente. Hoy se prefiere ir a un spa, ir a regularizaciones escolares, hacer meditaciones, curarse de otras formas más allá del médico. Y entonces, ¿Cómo podemos hacer llegar la teoría psicoanalítica a toda la gente que lo necesita para calmar su malestar o su síntoma? Sin duda, existen retos y desafíos, pero consideramos que Pedagogía y Psicoanálisis se complementan y hacer posible esta misión, es el rumbo que debemos orientar.

Fuentes de consulta

Basabe, L. y Cols E. (2011). “La enseñanza”. Alicia W. de Camilloni et al. En El saber didáctico. Buenos Aires, Paidós. pp. 125-162.

Bericat, E (2003). “Fragmentos de la realidad social posmoderna”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas. No. 102.  pp. 9-46.

Ferrari, R. (2010). Redes Sociales y Psicoanálisis. Barcelona-España. Recuperado de:

http://rferrari.wordpress.com/2010/03/23/redes-sociales-psicoanalisis/

Freud, S. (1927). El porvenir de una ilusión. Obras completas, vol XXI. Buenos Aires. Amorrortu.

_______ (1929). El malestar de la cultura. Obras completas, vol XXI. Buenos Aires. Amorrortu.

INEGI. Encuesta nacional sobre uso del tiempo 2014. Base de datos.

Lacan, J. (1953). Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis.

Escritos I. Buenos Aires – Argentina. Editorial Paidós.

Souto, M. (1999). “La clase escolar. Una mirada desde la didáctica de lo grupal”. Alicia W. de Camilloni et al. En Corrientes didácticas contemporáneas. Cuestiones de Educación. Buenos Aires, Paidós. pp. 117-156.

Video

Youtube

Resiliencia: el dolor es inevitable, el sufimiento es opcional. Boris Cyrulnik.