La otra memoria como objeto del psicoanálisis.

La otra memoria como objeto del psicoanálisis.  Griselda Sánchez Zago (…) por razones de método y en forma esquemática, podemos agrupar todos los síntomas en dos clases: corporales y mentales (…). Tales enfermos son generalmente de carácter hosco, de aspecto tétrico y poco agradable, a causa de sus temores, pesares, torpeza y lasitud. Demuestran ineptitud…


La otra memoria como objeto del psicoanálisis.

 Griselda Sánchez Zago

(…) por razones de método y en forma esquemática, podemos agrupar todos los síntomas en dos clases: corporales y mentales (…). Tales enfermos son generalmente de carácter hosco, de aspecto tétrico y poco agradable, a causa de sus temores, pesares, torpeza y lasitud. Demuestran ineptitud en la realización de cualquier tarea o en el ejercicio de alguna profesión. Sin embargo, su memoria es buena por lo común; suelen tener agudo ingenio y gran perspicacia. La naturaleza cálida y seca de su cerebro explica que el sueño sea anormal y pasen muchas noches en vela, a veces durante un mes y no raramente todo el año (…)
Anatomía de la Melancolía. Robert Burton.

El tema para el coloquio que hoy nos convoca el festejo del  10º. Aniversario de nuestra revista electrónica es un tema rico en perspectivas, tan vasto como el hecho de que los que conformamos el comité editorial provenimos de diversas escuelas, ámbitos y formas de pensamiento; con eso y la tenacidad de Julio Ortega para seguirnos reuniendo y proseguir la tarea de difundir el psicoanálisis, nos ha permitido sostener este espacio virtual que hoy día nos permite estar presencialmente con ustedes.

Me ha parecido que el tema, compete a la dialéctica entre el hacer y el decir. Cómo pensamos el objeto del psicoanálisis? Cómo hace de efecto en nuestro quehacer cotidiano? Estas y muchas otras preguntas surgen, he escogido como referente para nuestro tópico trabajar el Proyecto de Una Psicología para Neurólogos, escrito en 1895. Porqué el Proyecto… en los albores del siglo XXI? me parece que plantea, vislumbra y constata lo que más tarde será la columna vertebral de la teoría y la clínica psicoanalítica. Es un texto fundamental que hoy día reaparece después de haber sido olvidado, no solo por Freud, sino por los teóricos que le siguieron después de haber encontrado el texto entre papeles. Pero lo olvidado retorna, y retorna incluso de una manera diferente, con un futuro anterior con lecturas y experiencias clínicas mediante a lo largo del discurrir del tiempo. Los principales conceptos que desarrolla a lo largo de su generosa obra están esbozados en este texto, escrito en dos semanas, comenzado en el tren, de regreso de ver a Fliess, aunque poco después lo vio con escepticismo “Ya no acierto a comprender mi propio estado de ánimo cuando me hallaba dedicado a incubar la psicología”, y así, vio la luz pública en 1950. Regresar a los orígenes es regresar a leer a Freud.
Cuando Freud escuchaba a sus pacientes descubrió algo que llamó la segunda conciencia, a lo que después le denominó inconsciente. La dimensión de lo inconsciente es difundido y sostenido por todo psicoanalista, retomo a Leclaire al hablar del objeto del psicoanálisis como lo irracional en el sentido de que ninguna media es igual pero, cuál es la naturaleza del este objeto del psicoanálisis? El objeto del psicoanálisis es la otra memoria?
Porqué regresar a esa pregunta hoy día? Se parece a la pregunta qué hacen los niños a los papás: de dónde vienen los niños? Encontraremos muchas respuestas, que muchos definen como “inocentes” cualquier cosa que se quiera entender por eso, desde la cigüeña, la semillita, o la del amor, por mencionar algunas. Pero la respuesta que casi no encontramos es la del deseo: “porque deseábamos tener un hijo, porque deseábamos tenerte”, así, así es como ha nacido el psicoanálisis, con el deseo de descubrir, de develar, de dar cuenta, y en este deseo también me ubico yo.
Freud, en su búsqueda de cómo hacer consciente lo inconsciente, encontramos dos momentos: El de la primera tópica donde se intenta que un proceso psíquico restablezca conexiones, comunicación entre los elementos reprimidos encontrados en el inconsciente, y el sistema preconsciente/consciente (Pcc/Cc), y en la segunda tópica donde se puede resumir en un aforismo” donde eso era debo yo advenir”, me parece que uno no puede acceder a la segunda tópica si antes no privilegiamos la primera, la cual no solo da cuenta del contenido de lo reprimido, sino que podemos reconocerlo como los cimientos del deseo, de ahí la importancia de leer y releer el Proyecto de una psicología para neurólogos de 1895, primer intento de construcción de una teoría del aparato psíquico, se trata de la significación estructural del aparato psíquico.
Freud plantea el consciente como una escisión del inconsciente, con características diferentes una de la otra. “1)implica a las nociones de defensa y de represión tal como operan en el síntoma: es decir, lo inadmisible de toda experiencia sexual primera es un hecho de estructura, y 2) en la operación de defensa resultante, la representación es separada del afecto, por tanto, da posibilidad de que la representación pueda inscribirse como huella mnémica y ser reprimida, en tanto que el afecto no puede ser reprimido y al estar libre se va a vincular con otras representaciones o huellas mnémicas y va a producir efectos erráticos de carácter sintomático” (Leclaire).
Haciendo un breve recorrido: Freud nos introduce en su propuesta de teoría del aparato psíquico comenzando por los fundamentos fisiológicos de la inhibición, las neuronas, que más tarde las convertirá en representaciones y son aspecto fundamental.
Distingue dos sistemas de neuronas: El sistema fi corresponde a un sistema de recepción de estímulos externos y el sistema psi, a un sistema que registra el paso de los estímulos internos. El sistema psi se encuentra protegido del exterior por el sistema fi y es quien constantemente recibe estímulos endógenos del “interior”. Como organismos, hay una tendencia natural a la descarga de cualquier cantidad acumulada (Q), a esto Freud le denominó función primaria, la necesaria descarga bajo el principio de inercia, y así podría quedarse hasta que llegara la muerte.
Para que esto no suceda –cuando menos de manera inmediata- El núcleo de psi recibe su carga desde estos estímulos internos y mantiene un nivel constante de manera tal que permite controlar la descarga precipitada inhibiendo, o retardando el flujo de Q, este núcleo, el yo, desempeña su característica principal inhibidora modificando el valor relativo de las facilitaciones o resistencias de las paredes (barreras-contacto) y evitando que Q se desvíe hacia las neuronas motoras, que llevarían a la acción inmediata.El aparato psíquico podemos decir que sirve para huir de aquello de lo cual no se puede huir, es decir, del dolor interno.
Estos estímulos internos (precursores de lo que después se llamarán pulsiones) solo pueden cesar su presión a través de una acción denominada “específica”, se necesita una operación que haga acopio de una cantidad de Q que no se descargue completamente y que se mantenga constante, esto que Freud denominó como apremio a la vida o ananké, detiene o inhibe la tendencia al nivel cero del principio de la inercia, esto es lo que se denomina función secundaria.
De la división que hace Freud, aparece un sistema que corresponde a la memoria, es decir, queda el registro del paso de Q, es decir, al pasar de fi a psi, éstas cambian su valor y si aparece un estado interior de necesidad, una acción específica permitirá la descarga y dará lugar a facilitaciones entre la representación catectizada y las percepciones que acompañan a esta primera vivencia de satisfacción. Bueno, vamos un poco más despacio:
Así Freud, diferencia las células de percepción y las de recuerdo, las primeras corresponden a lo que posteriormente llamará sistema cc y a las segundas Icc, entendiendo recuerdo como aquello que aparece en los síntomas o formaciones del inconsciente, lo reprimido, es decir, en palabras de Freud: la memoria sería el poder de una vivencia para producir efectos, memoria que está constituida por las facilitaciones o huellas existentes entre las representaciones, señala el camino.
Pag 347. Nos dice Freud que “el sistema fi es aquel grupo de representaciones al que llegan los estímulos externos, y el psi, es aquel que recibe las excitaciones endógenas, entonces no habríamos inventado a fi o a psi, sino que los habríamos encontrado, resta identificarlos como consabido”. Me parece que podríamos leer que Freud aquí habla de que los objetos son encontrados. Y precisar lo que viene de afuera, excita, y lo que viene de adentro es lo que da placer o displacer.
Así, el sistema psi no tiene conexión con el mundo exterior, solo recibe estímulos del sistema perceptual y de las pulsiones.
Así tenemos que en un primer acto la facilitación producida es una representación de huella, y el quitarle la carga, la tensión, o lo displacentero, es la actividad de representar.
La estructura que Freud plantea es que se da a partir de una diferencia y que la función sería el de representar.
El fracaso de este dispositivo es el dolor, y deja huellas, facilitaciones, que hacen que se cancelen las barreras y pasan de manera automática para como funcionamiento primario, sin resistencia alguna para la descarga, no puede alejarse del estímulo doloroso y esta vía queda facilitada.
Cuando a Freud la explicación neurológica no le permitía explicar más allá de los fenómenos conscientes, enfatiza el principio de placer/realidad en lugar de los principios de constancia y de inercia, dice que lo natural solo percibe cantidades y la conciencia cualidades; la cualidad permite alejarse de la cantidad, en otras palabras, aquello que resulta displacentero, que es aquello que se percibe, va a permitir el movimiento de apartamiento, veamos cómo lo vincula: las percepciones comienzan a diferenciar el recuerdo del movimiento, la diferencia comienza a aparecer.
Nos dice que hay noticias de las cuales no nos enteramos o si nos enteramos es de manera distorsionada, aquellos fenómenos los denominó inconscientes. La conciencia es la que nos permite dar cuenta de las sensaciones, del movimiento, ya que de otra manera no podríamos diferenciar la percepción, del recuerdo; la conciencia aparece como una necesidad de no descarga. Y nos dice que “es el lado subjetivo de todo acontecer psíquico”. Es inseparable de la percepción, así, el sistema perceptual consciente es para afuera y para adentro, si me permiten decirlo así, ya que en el decurso de la energía, que más tarde será la pulsión, le da una naturaleza de tiempo temporal al cual denominó periodo, algo que permite la inhibición el detener el decurso de las excitaciones, una especie de filtros para poder dar cuenta de las posibilidades de disminuir las sensaciones de displacer. Así entonces, el contenido de la conciencia son las cualidades sensibles, las sensaciones de placer y displacer.
Para la percepción de los estímulos Freud le da importancia a la periodicidad, esta debería ser discontinua, ya que la continuidad no ofrece una diferencia, un umbral que permita reconocer lo no otro y provocar, por tanto el movimiento que ejercerá su acción de desprendimiento o desligazón.
El núcleo de Psi, lo icc, está en conexión con las sensaciones internas, ya vimos que son las placer/displacer, pero deberá haber un camino directo que lleve desde las excitaciones del cuerpo hasta las neuronas psi, sin que haya barrera, a esto Freud le denominó resorte pulsional, veamos que lo pulsional, anclado en el organismo los estímulos endógenos son intercelulares, continuos y a veces devienen psíquicos, hay efecto psíquico si las cantidades llevadas tropiezan con una resistencia y, por tanto, la cantidad aumenta, esta acumulación actúa ya como si fuera continua, hay un proceso de sumación, tras la descarga, psi recobra su resistencia y así dejan huella.
Para dar cuenta de todo este proceso, Freud hace acopio de su experiencia y da el ejemplo de el recién nacido, para hablar de que la experiencia de la vivencia de satisfacción es a través del otro, hemos visto la única posibilidad de huir de los estímulos internos es a través del auxilio ajeno, hay una acción específica que consiste en que un otro se acerca en virtud del re-conocimiento del desvalimiento del que llora, se acerca y produce una alteración interior -la llamamos memoria-. Así, entre el cuerpo de la necesidad (por ejemplo, el hambre), y la vivencia de satisfacción hay memoria del movimiento corporal, si bien sabemos que le fenómeno perceptual no es psíquico, lo que sí lo es, es lo que está en lo visual. Recordemos que la percepción no tiene memoria. El todo- continúa Freud- es lo que constituye la vivencia de satisfacción, el bebé en tanto cancela el hambre con el acto de mamar y la madre que se acerca a proporcionarle el alimento, el cuerpo en cuestión ahora erogeneizado pasa a tener una huella a través del recuerdo de esta vivencia motora. Así, las percepciones acompañantes que llegan a psi a través de fin, -la imagen visual del pecho y los movimientos musculares que intervienen en el acto de mamar- pasan de fi a psi y crean facilitaciones entre las neuronas de la necesidad –del hambre- y las de las percepciones. Cuando vuelve a surgir la necesidad, Q fluye entonces de la “neurona de hambre” a la imagen del pecho y a la imagen motora de mamar y se descarga en fi, esto será en psi, el recuerdo imagen-movimiento, pero la repetición de la experiencia no lleva a una satisfacción, real, el hambre no se quita y se siguen acumulando estímulos endógenos, desde el interior, Aumenta el displacer en el aparato psíquico y entonces, al recuerdo de esta imagen movimiento se produce la expresión de las emociones –entre ellas el grito- para descargar la Q acumulada a través de las vías motoras. Esta experiencia de satisfacción elude al sujeto a menos que alguien sea atraído por estas descargas motoras y le brinde la ayuda específica. Así, el grito sienta las bases para todo entendimiento de lo común entre los seres humanos y la impotencia del bebé sienta las bases de toda moralidad. Bueno, ya en este segundo momento están sentadas las bases, la aparición de la pulsión de la cual solo tenemos conocimiento a través del afecto. La acumulación de Q hace que reaviva el deseo o el estado de esfuerzo, la investidura traspasa los dos recuerdos y los anima. Esta imagen recuerdo, es la percepción perdida que vale cuyo deseo alucinatorio queda asociada con la huella mnémica que dejó la excitación.
A pesar de la fortuita accidental de la experiencia de satisfacción, no podemos impedir que siga existiendo displacer, lo que ahora se necesita es un medio para mantenerlo al mínimo de tal manera que la descarga pueda llevarse a cabo en la realidad, , en el campo de la percepción, no de la alucinación, es el dolor el que sostiene al individuo y al objeto cuando no se encuentra, el dolor es sentido como displacer, si displacer es un acrecentamiento de Q, en la reproducción de la vivencia es decir, del afecto, solo sobreviene la Q que inviste al recuerdo. Aquí, ya hay representación, y esta es la que lo hace soportable. En el parágrafo sobre la vivencia de dolor, Freud dice que los restos de estas dos vivencias (de dolor y de satisfacción) son los afectos y los estados de deseo, la tendencia a investir la vivencia de satisfacción, aquí aún no le da el nombre, pero nosotros podemos ya pronunciarlo: deseo.
Merced a la vivencia de dolor, la imagen-recuerdo del objeto hostil ha conservado una facilitación privilegiada con una amplitud exponencial.
A las vivencias primarias de dolor hay una defensa reflectoria, y los afectos se desplazan de una representación a otra. De estado de deseo hay una atracción y de la vivencia de dolor, una repulsión, son estas: la atracción de deseo primaria y la defensa primaria, o represión. Cito: La emergencia de otro objeto en lugar del hostil fue la señal de que la vivencia de dolor había terminado y el sistema psi intenta –instruido biológicamente-, reproducir en psi el estado que definió el cese de dolor. Estos dos procesos, atracción de deseo y represión dan lugar al yo, el cual alcanza su primer objetivo, inhibiendo cualquier afluencia de grandes cantidades de excitación, y hasta que recibe “instrucciones “ de la realidad, que e suponen que la imagen recuerdo deseado, coinciden con las percepciones recibidas del exterior. Cuando se ha alcanzado una “identidad perceptual” es que el yo refleja su cualidad inhibitoria y no solo obtiene la satisfacción de la necesidad, sino que la experiencia de satisfacción se repite en realidad. Esta inhibición la consideramos como la defensa primaria, el yo repite las vivencias por el camino de la inhibición, podemos decir que todos los procesos psíquicos son posibles si hay un yo inhibitorio, se pospone para obtener placer, para buscar la identidad perpetua a través de las facilitaciones que produjeron las acciones, esta inhibición, esta búsqueda de la identidad es un proceso de pensamiento, una vez conducido este proceso de pensamiento,, que da lugar a la identidad de pensamiento, el yo libera las vías que ha encontrado para llevar al recuerdo la experiencia de satisfacción:; se realiza un conjunto de acciones, qué es lo que hace que el yo pueda diferenciar el recuerdo de las percepciones? las señales que da la realidad. El yo sufre desvalimiento y prejuicio porque en el estado de deseo, el objeto no tendrá presencia real solo representación-fantasía (prolegómeno del fantasma?), cómo lo distinguirá? Por un signo: la representación, el movimiento de representar; la pulsión. Porque se investirán otras que están al lado o que se parecen, entonces, la satisfacción no devendrá, pero Freud introduce el subsistema que permitirá darle atención al pensamiento y menciona que éstas son las asociaciones del habla. Un yo investido, permite pensar. Denomina procesos psíquicos primarios a la investidura deseo hasta la alucinación, el desarrollo total de displacer, que conlleva el gasto toral de defensa, y procesos psíquicos secundarios, a aquellos que son posibilitados solamente por una investidura del yo y que constituyen un retardo de los primeros, la condición de los segundos es una valorización correcta de los signos de realidad objetiva, solo posible por la inhibición del yo. Intentar igual lo percibido de lo recordado, es el acto de pensar. Forrester habla de asociaciones del habla, las cuales proporcionan un sistema circunscrito a lo visto y oído, es decir, a la percepción y al movimiento, algunos recuerdos, entonces pueden catectizarce por semejanza o cercanía, y entonces las asociaciones del habla constituyen una rama afluente con indicación de cualidad, de modo que ahora la atención puede dirigirse hacia el pensamiento, pero el habla no solo hace posible la cognición, también permite registrar el pensamiento, tratarlo como si fuera experiencia.
El pensamiento, entonces, son pequeñas afluencias de Q hacia psi, dirigidas por el yo. Si la búsqueda de identidad realizada por el yo es exitosa, entonces, sobreviene la descarga, pero si la percepción no armoniza con la investidura-deseo, este complejo se descompondrá, por comparación con otros complejos de percepción a través del lenguaje, es decir, a través del NO, “el juicio y desentrañará la semejanza que existe entre el núcleo del yo y el ingrediente constante de percepción, la neurona a será llamada Ding (cosa del mundo) y la neurona b, su predicado (actividad o propiedad)”. El juzgar es, por tanto, un proceso psi posible solamente después de la inhibisión del yo, y es provocado por la desemejanza(NO) entre la investidura-deseo de un recuerdo y una investidura-percepción semejante a ella, La discordancia, permite el envión hacia el trabajo de pensar, que a su vez, finaliza con la concordancia, es decir, con la negación., Pero adónde nos lleva todo este rodeo? Me parecía oportuno situar el Proyecto en la base de todo, pero principalmente dar cuenta de la teorización freudiana del aparato psíquico que da cuenta del inconsciente, y de la pregunta que hice al principio ¿cómo puede hacerse conciente una representación icc? Ya vimnos los fundamentos de las huellas reprimidas, pero y el afecto?
Leclaire nos dice que El estado afectivo es la forma en la que podemos dar cuenta de la pulsión. Freud, en Lo Icc nos dice que si una pulsión no estuviese ligada a una representación, si no se tradujera por un estado afectivo, permanecería totalmente ignorada por nosotros. El estado afectivo es otra forma de presencia de la pulsión.
Freud planteaba dos hipótesis para poder dar cuenta de cómo una representación podía pasar de un sistema a otro, es decir, cómo pasar del sistema Icc al sistema Pc-cc, cómo es que se comunican y de cómo se podía levantar la represión:
La primera de las dos posibilidades es que la fase cc de la representación corresponde a una nueva inscripción de la misma representación en otro lugar. La segunda posibilidad es la de un cambio meramente funcional, aquí Freud describe su clínica: supongamos que adivinamos la representación reprimida, es decir, si uno comunica al paciente la representación reprimida, esta comunicación obtiene como resultado un nuevo rechazo de la representación bajo dos formas en dos espacios distintos de su aparato psíquico.
La represión solo se levanta cuando la representación consciente ha podido ponerse en relación, una vez superadas las resistencias, con las huellas mnémicas Icc. Aquí el problema viene dado en relación con la identidad de lo comunicado por el paciente y su recuerdo reprimido que es tan solo aparente. Recordemos el asunto de los recuerdos encubridores.
“el haber oído y vivido son cosas de naturaleza psicológica diferente, aún cuando su contenido es idéntico”
La cuestión de todo es si cuando una representación se transforma y pasa de sistema Icc al Pc debemos admitir que lleva enlazada ¿una nueva inscripción de dicha representación? O se pensará más bien que la transferencia es un cambio de estado realizado con la ayuda del mismo material y en una misma localidad?
En el campo de la primera tópica, una misma representación existe en el aparato psíquico bajo dos formas diferentes. en otras palabras:” la represión constituye, por la escisión que instaura, a la vez una similitud entre dos iguales (una misma representación) y a la vez una diferencia entre dos no iguales (dos estados distintos). Leclaire da un ejemplo: a través de la representacipon icc de una moción pulsional de tipo agresivo oral, “krop” huella mnémica icc, cosecha de una impresión acústica como la marca de aquellas cosas oídas que constituirán el núcleo del fantasma y todos los desplazamientos que la onomatopeya puede hacer surgir. Esta tentativa de descripción el estado icc de una representación se inscribe en un registro de comentario de los términos freudianos “recuerdo reprimido” y “haber vivido”.
Así, el objeto del psicoanálisis se caracteriza por un igual-no igual, lo cual lleva al aparato psíquico a pedir de favor la etiqueta de identidad. Freud encuentra esto mismo desde el punto de vista económico en el concepto de pulsión, siempre apuntando a la problemática del placer.
Toda actividad psíquica tiene por meta procurarnos placer y evitarnos displacer, evitar displacer lleva irremediablemente a hablar, en el lenguaje de la segunda tópica, al ejercicio soberano de las pulsiones de muerte para llevar todo a cero. Sabemos que la madre, como ausente, produce la pulsión de muerte, porque le dice al bebé que él no es su objeto de deseo: introduce al tercero a través de su ausencia: un NO.
Podremos decir, entonces, que el aparato psíquico, ya sea en su dimensión tópica, dinámica, económica o estructural, nos permite dar un rodeo, esquivar, aunque sea un rato, a la muerte.
 
Tlalpan, mayo 2011