Nuevo texto de Sigmund Freud

Panorama de las neurosis de transferencia (1915) José Luis González Fernández Los siguientes son los textos de presentación de José Luis González Fernandez (Psicoanalista, profesor de la Universidad-Autónoma- Metropolitana) que antecedieron la publicación de cada una de las tres partes en que fue fraccionada la publicación del texto de Freud, a lo largo de los…


Panorama de las neurosis de transferencia (1915)

José Luis González Fernández

Los siguientes son los textos de presentación de José Luis González Fernandez (Psicoanalista, profesor de la Universidad-Autónoma- Metropolitana) que antecedieron la publicación de cada una de las tres partes en que fue fraccionada la publicación del texto de Freud, a lo largo de los tres primeros números de la revista Subjetividad y Cultura

Agradecemos a la revista Subjetividad y Cultura y a quienes la hacen (Mario Campuzano, Enrique Guinsberg y Miguel Matrajt), haber cedido gentilmente este texto de Freud para su publicación en Carta Psicoanalítica.

A manera de presentación

Este manuscrito que aparece por primera vez publicado en México (1) fue encontrado en Londres en 1984 anexo a una carta dirigida a Sandor Ferenczi, en la cual Freud hace mención del envío del «borrador del XII»(2), en una clara referencia al libro que sobre metapsicología pensaba publicar y que tendría como fin «aclarar y profundizar las hipótesis teóricas que podrían ponerse en la base de un sistema psicoanalítico».(3)

Ya desde noviembre de 1914, en una carta dirigida a Lou Andreas-Salomé, apuntaba que «en secreto» se estaba ocupando de «grandes y trascendentales cosas»(4). El 23 de abril de 1915 le comunicó a Ferenczi que «Pulsiones, Represión, e Inconsciente», los primeros tres capítulos, ya estaban listos para ser publicados en el curso del año por la «Internationale Zeischrift für Psychoanalyse».(5)

Según Jones, los cinco primeros capítulos, es decir, Las pulsiones y sus destinos (1915), Lo Inconsciente (1915), La Represión (1915), Duelo y Melancolía (1917 [1915]), y Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños (1917 [1915]) fueron escritos entre el 15 de marzo y el 4 de mayo de 1915 (6). El libro, le escribe Freud a Abraham justamente el 4 de mayo de 1915, se denominará «Ensayos preparatorios para la metapsicología», y lo entregaría a «un mundo no comprendido en tiempos más tranquilos». Al definirlo -recordemos que hasta entonces sólo tenía escritos los cinco primeros capítulos-, lo clasificó como «de tipo y nivel del capítulo siete de La interpretación de los sueños». Pero con una observación: «En general, pienso que representará un avance».(7)

Sólo un mes después ya tenía listos diez de los doce artículos proyectados, y el 21 de junio le escribe a Ferenczi: «Es cierto, estoy trabajando muy lentamente , pero con constancia. Diez de los doce artículos están listos. Sin embargo, dos de ellos (conciencia y angustia) necesitan revisión. Acabo de completar la histeria de conversión; faltan todavía la neurosis obsesiva y la síntesis de la neurosis de transferencia».

Pero esta vez la observación ya no fue la misma que en la ocasión anterior y sugiere que no se sentía totalmente feliz con lo artículos, que les faltaba la conclusión adecuada.(8)

Según Stratchey (9), dadas las referencias que Freud hace a través de su obra, los dos artículos restantes versan sobre la sublimación y la proyección (o paranoia).

A decir de Jones, el libro que contendría la colección se llamaría sucesivamente: «Zur Vorbereitung der Metapsychologie» (trabajos preliminares para una metapsicología); «Abhandlungen zur vorbereitung der metapsychologie» (ensayos introductorios para una metapsicología), y, aquí algo interesante para nosotros; «Ubersich der Ubertraggneurosen» (Panorama de las neurosis de transferencia) (10), y surge la interrogante: ¿Por que Jones no hace referencia del envío del «borrador del XII»?.

El 8 de Julio de 1915 Freud le escribe a Putnam: «Yo estoy aprovechando el claro en mi labor para acabar un libro que contiene una colección de doce ensayos psicológicos».(11)

El 30 de Julio a Lou Andreas-Salomé le dice que: «La experiencia de los tiempos actuales cristalizará probablemente en un libro que consta de doce ensayos, encabezados por uno que se ocupa de las pulsiones y sus destinos. Más creo recordar que ya le había hablado de ello. El libro está acabado, si se exceptúa la necesaria revisión que exige la distribución y adaptación de los ensayos individuales».(12)

Diez días después, también en una carta a Ferenzci, escribió: «Los doce artículos están, por así decirlo, listos».(13)

Jones afirma que Freud destruyó los siete artículos no publicados por representar el final de una época en él, precedente al gran periodo que comenzaría en 1919. ¡En 1919!.

Sabemos de la importancia que Freud le atribuía a los números y a los ciclos, de modo que es de llamar la atención la coincidencia con una carta dirigida a Ferenczi el 9 de julio de 1913 con motivo del cuarenta cumpleaños del destinatario, donde Freud apunta que desde que él mismo cumplió los cuarenta -a la fecha tenía 56-, ha cambiado la piel varias veces «lo que, como sabemos, ocurre cada siete años», y al finalizar la carta dice: «Las ideas buenas me vienen en ciclos septenales: en 1891 comencé a trabajar con la afasia; 1898-9, la interpretación de los sueños; 1904-5, el chiste y su relación con lo inconsciente; 1911-12, Totem y tabú. Por lo tanto, me encuentro ahora probablemente en la fase estéril y no podré producir nada de importancia antes de 1918-19 (siempre que el hilo no se haya quebrado antes).»(14)

El cuarto ensayo fue «Duelo y melancolía», y por su oportunidad, presenta a un Freud en una dramática transición, en el drama silencioso y elocuente de un libro nunca publicado. Los

fundamentos que Freud intentaba asentar de modo definitivo como base del psicoanálisis estaban cambiando en sus propias manos. ¿Y los otros siete artículos, todos aparentemente terminados pero sin proyecto de publicación?. Todos ellos -le dijo Freud a Ferenczi el 11 de noviembre de 1917- merecían la supresión y el silencio.(15)

Más de un año tuvo que transcurrir para que Freud recibiera una carta de Lou Andreas-Salomé quién le preguntaba «¿donde esta tu metapsicología?» (16), y Freud le contesta el 2 de abril de 1919: «¿donde está mi metapsicología?. En primer lugar, no ha sido escrita aún. No me es posible elaborar el material de manera sistemática; la índole fragmentaria de mis observaciones y el carácter esporádico de mis ideas no me lo permitirían».(17)

Pero era ya 1919, su «ciclo septenal» había comenzado.

José Luis González Fernández

Notas

(1) Publicado por S. Freud Lta., Colchester and Ilse Grubich- Simitis, Königstein, 1985. Nosotros hemos tomado la versión alemana publicada por la revista «Intercambios».,Bs.As. Argentina., nov-ene 1990.

(2) Suponemos que se trata de la carta dirigida a Ferenczi el 12 de Julio de 1915.

(3) Freud, S. «Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños».,Obras Completas, AE-XIV.,Bs.As. 1979.,p.221 n.

(4) La referencia es de Peter Gay en «Freud..», Ed.Paidós,Bs.As, 1989.,p.408, quien alude a la correspondencia de Freud con Lou Andreas-Salomé del 25 de noviembre de 1914.

(5) ibid.,p.409

(6) Jones, E. «Vida y obra de S. Freud», Ed.Hormé, Bs.As, 3a ed, 1981, TII, p.200.

(7) Gay, Peter. op.cit.

(8) ibid.,p.414.

(9)Strachey, James., En «Sigmund Freud». «Obras completas».,AE- XIV, Bs.As.,1979.,p.102.

(10) Jones, E., op.cit.

(11) Freud-J.J.Putnam, correspondencia. «S.Freud. Epistolario»., Ed.P&J, Barcelona, 1984. Carta 169.,p.276.

(12)Freud-L.Andreas, correspondencia. «S. Freud. Epistolario»., op.cit. carta 170.,p.277.

(13) Gay, Peter., op.cit. p.414.

(14) Freud-Ferenczi., correspondencia. «S. Freud. Epistolario».,

op.cit. carta 163.,p.p.268-69.(15) Gay, Peter.,op.cit.,p.420.

(16) Stracchey, James.,op.cit.,p.103.

(17) ibid.

EL BORRADOR DEL XII. PANORAMA DE LAS NEUROSIS DE TRANSFERENCIA (1915).

Segunda parte

PRESENTACION: JOSE LUIS GONZALEZ-FERNANDEZ (*)

Presentamos en esta ocasión la segunda de tres partes correspondiente al XII borrador del ensayo de Metapsicología: «Panorama de las Neurosis de Transferencia», escrito por Freud y extraviado hasta el año de 1984.(1)

Dada la extensión de este borrador y por haber pretendido dar a conocer simultáneamente la versión alemana y la castellana, nos hemos visto obligados a dividirlo, en forma hasta cierto punto arbitraria, en tres partes. Freud divide, de hecho, su borrador en dos partes; un panorama propiamente dicho (publicado en el número anterior) donde hace una sinópsis de las neurosis en relación a la regresión, las formaciones reactivas, la fijación, la sexualidad y a la propia disposición, punto que da lugar a la segunda sección llamada por Freud «Fantasía Científica» (Wissenschlich Phantasien) o «Fantasía Filogenética» como también se le conoce. Con este trabajo, Freud pretendía hacer un análisis «científico» apoyado en la teoría lamarckiana más allá de «Tótem y Tabú», con el aval y la cooperación principal de Ferenczi. intenta explicar los deseos y angustias modernas como derivados de los primeros tiempos de la humanidad. Freud hace corresponder las diferentes neurosis según una secuencia proporcionada por la propia historia del género humano.

En esta segunda parte (la presentada aquí), leeremos como Freud, apoyado en la teoría lamarckiana, trabaja la histeria de angustia como una herencia posible de la era glacial, tiempos en los que la humanidad amenazada por las variaciones climatológicas tan severas y por consecuente falta de alimentos, transformó la libido en angustia. Frente a esta situación de terror, los hombres primitivos se formaron la idea de que en aquellas circunstancias la reproducción atentaba a la conservación de la especie. De esta manera, los intentos de control natal con seguridad llegaron a producir la histeria.

Este interés por la herencia lamarckiana siempre fue constante en Freud. Jones afirma que para los primeros días del año 1897, Freud pretendía hacer un estudio sobre el Malleus Maleficarum (2) impresionado por el hecho de que las perversiones sexuales que el diablo practicaba con sus adictos eran iguales a los relatos que los pacientes hacían acerca de su infancia y a partir de ello sugiere que tales perversiones son repeticiones de una herencia proveniente de algún antiguo culto sexual semireligioso (3).

Cuando la ciencia genética estaba dando sus primeros pasos y todavía en los círculos científicos predominaba la idea de que los caracteres adquiridos podían transmitirse de generación en generación, Freud escribe Tótem y Tabú; es 1913 y parece probable que la teoría filogenética hubiera encontrado sus fundamentos clínicos en el análisis que estaba desarrollando en «El Hombre de los Lobos», donde las fantasías originarias, la seducción en la infancia y la amenaza de castración, son consideradas por Freud como derivados de la herencia filogenética y complementados con las adquisiciones de la experiencia personal.(4) Así, frente a la clínica, la teoría filogenética, «… ayudaba a completar la estructura teórica del psicoanálisis».(5)

Haciendo un paréntesis, vale la pena señalar de acuerdo a lo que dice Peter Gay, la ironía representada por el hecho de que «el crimen primordial en modo alguno era esencial para la argumentación freudiana. Los sentimientos de culpa pueden transmitirse mediante mecanismos menos fantasiosos, más aceptables desde el punto de vista científico. (…) La presentación de su asombroso relato, no como un hecho, sino como una fantasía milenaria de los jóvenes enfrentados a los padres, le habría permitido abandonar su tesis lamarckiana. La universalidad de la experiencia familiar, de las rivalidades íntimas y de los sentimientos mezclados -en pocas palabras, el ubicuo complejo de edipo- habría bastado para explicar la recurrencia de los sentimientos de culpa y para hacerlos encajar sin problemas en su teoría de la mente».(6)

Volviendo al tema que nos ocupa, al inicio de la guerra envía la ya citada carta a Lou Andreas-Salomé (7) donde escribía que en «secreto» se estaba ocupando de «grandes y trascendentales cosas»; decía: «Mi conclusión secreta era: toda vez que sólo vemos la suprema cultura afectada de un hipocresía enorme, no somos aptos orgánicamente para esa cultura. Hemos de dimitir, y el o lo gran desconocido detrás del destino repetirá semejante experimento cultural algún día con otra raza.»

En 1915, año de los escritos metapsicológicos,escribe «Panorama de las Neurosis de Transferencia», borrador que presentamos aquí.

En 1917 aún interesado por «la importancia del lamarckismo para el psicoanálisis», Freud escribe a Abraham (8) manifestándole la intención de incorporar a Lamarck al psicoanálisis, haciendo coincidir la idea lamarckiana de «necesidad» con el poder de las ideas inconscientes sobre el cuerpo, poder cuyos restos -según señala Freud- podemos observar en la histeria. Jones afirma que Freud hace una coorelación de este residuo de poder, a saber, la omnipotencia de los pensamientos con la voluntad de poder de Shopenhauer, y esto ponía al animal en condiciones de lograr las adaptaciones, ya sea del cuerpo propio o del ambiente, que procuraría la satisfacción de la «necesidad». (9)

«Con esto se completaría el psicoanálisis. Dos grandes principios de cambio o progreso surgirían de esto: uno por la adaptación (autoplástica) del propio cuerpo y más tarde otro (heteroplástico) por la transformación del mundo externo».(10) Pese a haber abandonado su proyecto lamarckiano en concreto, su pensamiento seguía influenciado por él, así vemos que hasta el fin de sus días periodicamente salía a relucir; por ejemplo, su «condición de judío» formaba parte para él de una herencia filogenética. En 1922 escribió a Ferenczi que le impacientaba tener que ganar dinero, afrontar un mundo despreciable, aceptar que envejecía. «Extraños anhelos secretos surgen dentro de mí, tal vez de la herencia de mis antepasados del Oriente y el Mediterraneo, anhelos de una vida totalmente distinta, deseos del final de la infancia, irrealizables y mal adaptados a la realidad»(11). Estos «oscuros anhelos» siguieron intrigándolo. Diez años más tarde, en 1932, le escribió a Arnold Zweig, -quien acababa de volver de Palestina- : «y nosostros procedemos de allí (aunque uno de nosostros también se considera germano, el otro no); nuestros antepasados quizá vivieron alli medio milenio, tal vez milenio completo (pero eso, también «sólo tal vez»), y es imposible decir que nos quedó entretanto en la sangre y los nervios (aunque sea una manera incorrecta de decirlo) como una herencia de la vida en ese país». Todo era muy enigmático: «Oh, la vida podría ser muy interesante si uno supiera y entendiera más sobre ella»(12)

En el Malestar en la Cultura,(1930 ) obra que podemos considerar como un resúmen aplicado de toda su trabajo, introduce la angustia en su análisis de la cultura y del superyo, originándose lo que él llamó KulturÜberich, el superyo cultural (13) defendiendo nuevamente su afirmación de que toda experiencia proviene del mundo exterior. La dotación innata, que incluye la propia experiencia filogenética, desempeña su papel durante las tareas que el complejo de edipo desarrollara en la constitución del policía interior que el individuo -y, con él su cultura- llevará consigo adelante.(14)

Sin embargo y pese a todo, Freud quería «..hacerse presente de algún modo a los biólogos». (15)

Notas

(1) La primera parte y algunos detalles de su hallazgo fueron publicados en el #1 de «Subjetividad y Cultura», junio 1991.pp.35-46

(2) Elmartillo de las brujas, de J. Sprenger y H. Kraemer, alegato publicado a fines del siglo XV, alentado y acogido por la inquisición. Citado por Jones en «Vida y Obra», ed. Paidós, 3a edición, 1979. Tomo I, p.358

(3) Ibid ,p.358

(4) Freud, Sigmund. «El hombre de los lobos», O.C. Ae-XVII, 1981,p.29

(5) Gay, Peter.,»Freud. Una vida de nuestro tiempo»., Ed.Paidós, 1a edición, 1989. p.378

(6) Ibid.,p.377

(7)»El Borrador del XII» presentación, primera parte, «Subjetividad Y Cultura» #1, p.36, correspondencia Freud-Lou Andreas 25 de Noviembre de 1914

(8) Correspondencia Freud-Abraham del 11 de nov de 1917.Citado por Jones, op.cit. Tomo II. p.210

(9) Ibid., p.331-32

(10) Ibid., p.358

(11)Correspondencia Freud-Ferenczi del 30 de marzo de 1922. Citado por Peter Gay., op.cit., p.667

(12) Carta a Arnold Zweig el 8 de mayo de 1932. Ibidem.

(13) Freud, Sigmund.,»El Malestar en la Cultura»., O.C. AE-XXI., p.136-39

(14) Gay Peter., op.cit., p.613

(15)En referencia a la carta dirigida a Ferenczi el 25 de enero de 1917. Citado por Jones, Ernest., op.cit., Tomo III, p.331

EL BORRADOR DEL XII: PANORAMA DE LAS NEUROSIS DE TRANSFERENCIA (1915)

(Tercera parte y última)

Presentación: José Luis González-Fernández.

A MANERA DE PRESENTACION:

Con la presentación de la tercera parte del borrador de las neurosis de transferencia finalizamos la publicación de este importante trabajo inédito en México.(1)

En las ediciones precedentes hemos remarcado el sello lamarckiano de este borrador que, como recordaremos, corresponde al libro que Freud pretendía elaborar sobre metapsicología (2), un lamarckismo bajo el cual aun el mismo Darwin estuvo sujeto en su momento. Es de nuestro interés ahora hacer mención de algunas de las corrientes en las que, según varios autores, Freud estaba inmerso en el momento de la elaboración de este documento, así como brevemente señalar de una manera general en esta presentación, los puntos e ideas principales de éstas.

Quizá lo más conocido, aunque no necesariamente lo más estudiado en nuestro campo, sea la teoría del naturalista francés Juan Bautista Lamarck, quien sostenía que de seres muy simples provienen todos los demás y que, al producirse cambios en el ambiente que les palantean nuevas exigencias, obligan al organismo animal a responder adaptándose a las nuevas circunstancias. Como consecuencia de esto, algunas de sus partes consitutivas cambian morfológicamente haciéndose más largas, vigorosas o gruesas según la necesidad adaptativa, en tanto que aquellas que dejan de tener alguna función se atrofian. Estos cambios, decía Lamarck, se transmiten a los descendientes de generación en generación. Cita el conocido ejemplo de la jirafa, la cual pudo haber tenido como antecedente a un animal semejante al antílope que en cierto momento y por alguna circunstancia comenzó a alimentarse de las hojas de los árboles; para ello tenía la necesidad de estirar el cuello, la lengua y las patas. Al principio estas partes de su organismo se estiraron muy poco, pero la necesidad persistía y tanto la condición como la transformación fueron transmitidas a sus descendientes quienes progresivamente se estiraron más, hasta llegar a la jirafa actual. A este respecto Freud escribía a Karl Abraham: «El propósito es poner a Lamarck enteramente en nuestro terreno y mostrar que su ’necesidad’ que forma y transforma los órganos no es otra cosa que el poder de la representación inconsciente sobre el propio cuerpo, de la cual encontramos los restos en la histeria, en una palabra, ’la omnipotencia de los pensamientos’.»(3)

Durante cerca de 50 años, la teoría de Lamarck ocupó un lugar preponderante hasta que Darwin y su «selección natural» demostraron que las únicas características que pueden ser heredadas son las «adquiridas» en el lento proceso evolutivo, y no las adquiridas en la vida; sólo las jirafas de cuello largo habrían sobrevivido.

Sin embargo, en el momento de la redacción de los textos que nos interesan, Freud aún está en plena efervescencia transformista y evolucionista. Habrá que decir que el transformismo parte de la base de que las especies animales y vegetales que conocemos no son iguales a las que existían en épocas remotas. Pero esta concepción todavía no está pensada en términos de evolución sino, como su nombre lo indica, de transformación, lo que en otras palabras querría decir que consideran los cambios como macromutaciones.

Paul Bercheri (4) nos dice que el evolucionismo resultó de la síntesis de esta teoría transformista y de aquella concepción que se manejaba de índole social en el sentido de que las sociedades avanzan y progresan, que tienen un origen en la barbarie para entonces llegar a la civilización, es decir, las teorías del progreso contínuo.

Assoun (5) afirma que Freud por esta época estaba además influenciado por la corriente haeckeliana. La ley biogenética fundamental asumida por Haeckel -recapitulación de la filogenésis por la ontogenésis-(6) se encuentra en la idea propuesta por Freud en torno a los esquemas filogenéticos transmitidos que volverán a emerger en la vivencia ontogenética. Las escenas originarias (coito parental, seducción) que Freud encuentra en el orígen de su investigación en el discurso de los neuróticos son consideradas finalmente como «fantasias originarias» (urphantasien) y tienen indisoluble relación con los grandes complejos (edipo, castración): «Es posible -declara audazmente- que todos los fantasmas que se nos cuenta hoy en día en el análisis […] hayan sido antaño, en los tiempos originarios (urzeiten) de la familia humana, realidad, y que al crear unos fantasmas el niño tan sólo colme, con ayuda de la verdad prehistórica, las lagunas de la verdad individual».(7) Hasta tal punto que, «cuando los acontecimientos no se adaptan al esquema hereditario, sufren una modificación en el fantasma». (8)

En términos muy generales, la importancia de este borrador radica en un sentido epistemológico en la ubicación contextual que nos brinda sobre el pensamiento de Freud en esos tiempos, y más allá, como afirma José Perrés, la necesidad de hacer un estudio profundo de ciertos postulados y de su incidencia en la estructura psicopatológica y metapsicológica de la obra freudiana.(9)

Para terminar esta presentación una cita de Assoun:

«pero si bien (Freud) abandona ese proyecto en el que tenía gran interés (libro sobre metapsicología y capítulo XII), podemos decir que se indemnizaba simbólicamente tomando del neodarwinismo el lenguaje que le permitía articular su proyecto, lenguaje de su deseo científico. Préstamo mucho más discreto e inconsciente, pero determinante.»(10)

Notas

(1) El largo intervalo que medió entre la primera parte y esta última fue originado por problemas de tipo editorial y de compromiso de publicación con la revista «Subjetividad y Cultura», mientras tanto, llegaron a mis manos varias publicaciones y retraducciones entre las cuales una es digna de mención. Se trata de la edición titulada «Sinópsis de las neurosis de transferencia». Cuya presentación en el original corresponde a Ilse Grubrich-Simitis y la edición al castellano realizada por la Editorial Ariel, S.A., al cuidado de Antoni Vicens, Barcelona, Primera edición, diciembre de 1989. También debo señalar el artículo de José Perrés «Freud, un inédito metapsicológico y su contexto, donde hace un interesante análisis epistemológico de algunos puntos de este vasto texto, publicado en «La Nave de Los Locos» #12.

(2) Revista «Subjetividad y Cultura» #1 junio 1991 y #2 mayo 1992. México.

(3) Freud, Sigmund. «Correspondencia». Carta a Karl Abraham, Ed. Gedisa, barcelona 1979, p.292-293.

(4) Bercheri, Paul. «Génesis de los Conceptos Freudianos», Ed. Paidos, Primera ed., Bs.As. 1988., p.185 y sigs.

(5) El naturalista alemán E.Haeckel (1834-1919) había popularizado su ley biogenética fundamental, según la cual la ontogénesis repite resumidamente la filogénesis. Es decir, que cada individuo transita por las etapas que precisaron millones de años en la evolución sobre la tierra.

(6) Assoun, Paul-Laurent., «Introducción a la Epistemología Freudiana», Ed. S.XXI, México 1982.

(7) Freud, S. «Lecciones Introductorias al Psicoanálisis», Obras Completas, AE-XVI, Bs.As. 1979, p.338.

(8) Freud, S. «El hombre de los lobos», Obras Completas, AE-XVII, Bs.As. 1979, p.108.

(9) Perrés, José. «Freud: Un inédito metapsicológico y su contexto»., Artículo publicado en «La Nave de los Locos», #12, p.39., México.

(10) Assoun Op.Cit. p.204.