¿Qué es el hambre?

¿What is hunger? Daniela Verderi Muñuzuri Resumen: Este artículo aborda el tema de la alimentacion, como algo que va más allá de la necesidad física. Sobre como ésta, se articula a la demanda constituyendo un deseo.  Así mismo, se menciona la importancia que tiene la alimentacion en la organizacion de la subjetividad, así como en…


¿What is hunger?

Daniela Verderi Muñuzuri

Resumen:

Este artículo aborda el tema de la alimentacion, como algo que va más allá de la necesidad física. Sobre como ésta, se articula a la demanda constituyendo un deseo.  Así mismo, se menciona la importancia que tiene la alimentacion en la organizacion de la subjetividad, así como en la dimension socio-cultural. Por último se aborda desde la lectura de Lacan lo que sucede cuando se ocupa la comida para gozar en sus diferentes modalidades, tales como en la anorexia y la bulima.

Palabras clave: hambre, deseo, demanda, necesidad, anorexia y bulimia.

Summary

This article addresses human alimentation as something more than just a physical need. How it articulates with demand and constitutes desire. It also mentions the importance alimentation has in the construction of subjectivity as well as in a socio-cultural dimension. Finally, and following Lacan’s lectures on the subject, an analysis is made of what happens when food is used for different purposes in order to selfinflict pain, such as anorexia and bulimia.

Key words: Hunger, desire, demand, needs, anorexia, bulimia.

“A la hora de poner la mesa, éramos cinco:
mi padre, mi madre, mis hermanas y yo.

Después, mi hermana mayor se casó.

 Después, mi hermana pequeña se casó.

 Después, mi padre murió.

Hoy, a la hora de poner la mesa, somos cinco,
menos mi hermana mayor que está en su casa,

menos mi hermana pequeña que está en su casa,

menos mi padre, menos mi madre viuda.

Cada uno de ellos es un lugar vacío en esta mesa en la que como solo.

Pero estarán siempre aquí.
A la hora de poner la mesa, seremos siempre cinco.

Mientras uno de nosotros esté vivo, seremos siempre cinco.”2

El hombre es un animal desnaturalizado, para el que comer no implica únicamente alimentarse, es decir, no se trata únicamente de ingerir calorías para convertirlas en energía para ser gastada mediante el esfuerzo físico, tan no es así, que la necesidad de comida se convierte en demanda, articulándose a la acción de alimentarse con toda una serie de sentimientos, juegos, ritmos, sabores, olores, miradas, caricias, sonidos y voces, donde lo que se irá constituyendo más allá de esa compleja dialéctica comprendida en la relación hambre-comida, será la experiencia de amor, cercanía, compañía, satisfacción, saciedad, cariño, o la ausencia de éstas.

El poema inicial nos deja entrever que la alimentación es más que solo eso, se trata del primer contacto con los otros, de un intercambio de dones que se circulan constituyendo la subjetividad y el lazo social, mediante ceremonias, tradición y rituales.

De esta manera podemos entender lo planteado en la entrevista a Domenico Cosenza (2014) 3 donde se le pregunta: La comida, la experiencia alimenticia no es solo un acto para que las personas nos nutramos sino también, según Roland Barthes, un “medio de comunicación” que ordena, organiza y orienta al sujeto en su dimensión socio-cultural. ¿Qué relación tiene la comida con el inconsciente? Consenza señala que la relación es muy compleja porque tenemos que ubicarla en diferentes niveles de la experiencia. Como nos dice Freud en Tres ensayos sobre una teoría sexual, el objeto oral por excelencia, la comida, tiene diferentes niveles de funcionamiento: por un lado el nivel más evidente es el de una dimensión nutricional que responde a la necesidad, pero para el sujeto humano la comida no se reduce nunca a esto ya que ésta pertenece, al mismo tiempo, a una dimensión de satisfacción pulsional. La comida es el primer don que el sujeto recibe de la mano del Otro, es por ello que tiene un valor simbólico y por tanto se pone en juego también la dimensión del deseo. Esto Freud lo explica de manera muy clara cuando nos dice que el niño al orientarse hacia el pecho de la madre continúa su experiencia de satisfacción más allá de sus necesidades y exigencias nutricionales. Ya ahí se aprecia cómo la introducción del objeto oral se apoya en la necesidad pero también más allá de ésta. Se trata de una experiencia muy compleja que comporta una dimensión de identificación del sujeto con la comida. Esto es muy claro, por ejemplo, en la relación que guarda la cocina con las tradiciones alimentarias de las familias.

Estos primeros momentos de la relación con la alimentación irán construyendo andamiajes que consolidarán las coordenadas de lo que significará estar hambriento, satisfecho, tener antojo, apetito, incluso más allá de lo propiamente alimenticio, ampliándose al espectro simbólico, lindando los caminos del deseo que posibilitarán el tener hambre de estudio, antojo de vacaciones o deseo carnal.

Cuando nos referimos al amamantamiento, existen condiciones tales como, el establecimiento de horarios y la libre demanda, las cuales posibilitarán la forma en la que el sujeto se relacione con la ingesta de alimentos, articulados a muchos otros acontecimientos que se lleven a cabo al momento de comer. Con ello evidenciamos que la comida es uno entre muchos otros escenarios que muestran el malestar del hombre con la cultura, esa subjetividad que desnaturaliza el vínculo con el mundo. 

En algunas de las primeras elaboraciones de Lacan sobre el tema en el seminario 4 “La relación de objeto” Lacan señalará que será el modo de aprehensión, lo que adquiere carácter y valor simbólico, dejando al niño en posesión del objeto, dándole un valor de símbolo, sustituyendo así la satisfacción de la necesidad. Sabemos que este objeto que hoy aparece como real más adelante se convertirá en una problemática alrededor del goce en el seminario de 4 conceptos fundamentales del psicoanálisis.

La posibilidad de tener hambre, antojo, apetito y avidez, tendrán que ver con la posibilidad de la satisfacción y la insatisfacción, la posibilidad de obtener algo y la posibilidad de perderlo, disfrutar y de frustrarse en la vida, operaciones constituyentes de la castración. Para que haya un deseo debe de haber una falta. A partir de la hiancia abierta entre necesidad y demanda es que se articulará el deseo, burdamente podemos decir que se necesita un hueco para intentar llenarlo, para que se pueda tener hambre, se requiere de un lugar transitoriamente vacío, se necesita una falta para que pueda ser “completada”.

La alimentación será una actividad, entre muchas otras, que se organice a partir de la falta. La forma en que un sujeto se posicione frente a la castración tendrá que ver con las posibilidades de autoregularse o de excederse. Así como con las diferentes maneras en las que pueda desear, gozar, disfrutar o satisfacerse con la ingesta.

Existen diferentes modalidades de goce en relación con síntomas articulados a la alimentación, actualmente se les denomina “trastornos de la conducta alimentaria”, los cuales son tratados desde la psiquiatría como padecimientos relacionados con la ingesta de comida, sin embargo, desde el psicoanálisis nos queda claro que el tema no es con la alimentación, sino con los desfiladeros de la demanda, el deseo, el goce, la mirada, la castración, las coordenadas de vida y muerte, entre otras cosas.

En la anorexia y la bulimia existe una relación destructiva usando la comida para generar un goce. En la anorexia se invierte la demanda colocándola del lado del Otro, que en caso de que ese lugar sea ocupado por algún agente buscará que se angustie frente a su no comer, como si con ello lograra escapar de su propia angustia y responsabilidad frente a su no comer.

Siguiendo a Lacan en el seminario 4 señalará que la anorexia será el único poder a disposición del sujeto contra la omnipotencia “materna”, diciendo no en el plano de la acción. Con esta anulación el niño pone trabas a su dependencia alimentándose de nada. Siendo la madre quien está a su merced, sometida con las manifestaciones de su capricho y de su omnipotencia, invirtiendo la demanda.

En esta inversión de la demanda, los cuidados excesivos y sofocantes de la madre desencadenarán la búsqueda equivocada del don de amor, generando formas para despertar el deseo y no únicamente la satisfacción de las necesidades básicas. Buscando en el otro un deseo de vida, no únicamente de supervivencia.  

El síntoma anoréxico es una trampa mortal, es un camino imaginario de amor donde se pide un don de amor a costa de la muerte. Se trata de una paradoja, ya que se exige el don de amor del otro estando en una posición donde se es incapaz de recibir. Se tratará de un circuito cerrado que en la clínica se habrá de fracturar.

Siguiendo esta línea, Cosenza señala que todo el síntoma anoréxico se construye para que el sujeto logre evitar el encuentro con la dimensión del inconsciente y cuando encuentra algo de éste se angustia. Es por ello que no quiere saber nada de todo esto. Se trata de sujetos que no quieren saber nada sobre su subjetividad, solo gozarán con su síntoma. No querrán saber sobre su falta, ni sobre los resortes inconscientes que comandan sus conductas, únicamente buscarán obturar la castración.

En este juego mortal con la comida, la bulimia se presenta como una modalidad muy parecida a la anterior, se trata de una ingesta compulsiva que se caracteriza por la imposibilidad de retener el alimento, insistiendo en la necesidad de sentirse lleno mientras que después se es asaltado por la culpa angustiosa, todas las veces se tiene que repetir la ceremonia de regurgitar, para recobrar el vacío pacificador, comer y vomitar constituyen la dialéctica de sus relaciones con la comida.

Sin embargo, a lo largo del tiempo las implicaciones clínicas han sido dejadas de lado en los diferentes abordajes, centrándose en una clínica de yo a yo, de reeducación, persuasión, sensibilización o convencimiento desde la consciencia, donde la intervención está focalizada en llevar una dieta balanceada, ejercicio y procesos motivacionales, haciendo este tipo de tratamientos parciales y superficiales. Direccionando el tratamiento hacia la voluntad, como si fuera suficiente con desear bajar de peso y ser disciplinado para lograr el objetivo. Conservándose la idea añeja de la comida como alimento, sin ninguna especie de problematización mayor. Dejando por fuera los resortes inconscientes que los comandan a gozar con la comida. Quedando en la periferia la compulsión, la ansiedad, lo que les representan los significantes lleno, vacío, hambre, antojo, soledad, comunidad, entre otros.

No es de sorprender bajo esta perspectiva que descubramos que los tratamientos no logran resolver ni siquiera las expresiones sintomáticas que están tejidas alrededor de la comida. Prácticamente ninguno de estos tratamientos ha logrado tener éxito en sus efectos a lo largo del tiempo, sin embargo, persisten los mismos modelos de intervención, desde la nutrición y la psiquiatría, los cuales tienden a mostrar un alto índice de reincidencia tras los mismos.

El precio que se paga por no considerar la propuesta psicoanalítica dentro de estos modelos de intervención interdisciplinaria es alto, ya que, al enfocarse únicamente en las modalidades de la alimentación como un malestar aislado, no se permite su problematización ni alcanzar la responsabilidad frente al mismo.

No sólo es importante pensar desde el psicoanálisis la producción masiva de formas de goce denominadas como trastornos de la conducta alimentaria, también es importante observar como estos modos de operación se proyectan en fenómenos sociales que contribuyen a que se sigan perpetuando estas modalidades. Lo que nos hace pensar sobre lo que se pone en juego subjetivamente en torno a los hábitos alimenticios, el hambre, la comunidad, el deseo, la soledad, lo que significa compartir las costumbres, el sedentarismo, y cómo todo esto está afectando la subjetividad misma.

Notas al pie

1Integrante de Lapsus de Toledo, Grupo Terapéutico Triángulo y Consejo de Redacción de CARTAPSI. daniela.vm@hotmail.com

2 José Luis Peixoto, Explicación de la eternidad, poemas selectos. Caracas: Venezuela: bid & co.editor. pp. 10.

3 Berenguer, M “La anoréxica tiene una relación con el espejo que está al límite de la persecución”. En La Casa de Paula. Recuperado de: https://www.lacasadelaparaula.com/es/domenico-cosenza-psicoanalista-la-anorexica-tiene-una-relacion-con-el-espejo-que-esta-al-limite-de-la-persecucion-2/

Bibliografía                                      

  • Berenguer, M (25 de enero 2014) Domenico Cosenza, psicoanalista: “La anoréxica tiene una relación con el espejo que está al límite de la persecución”. En La Casa de Paula. Recuperado de: https://www.lacasadelaparaula.com/es/domenico-cosenza-psicoanalista-la-anorexica-tiene-una-relacion-con-el-espejo-que-esta-al-limite-de-la-persecucion-2/
  • Lacan, J. (2010) Seminario 4: La Relación de Objeto. Buenos Aires, Argentinda: Paidos
  • Peixoto, J.L. (2018) Explicación de la eternidad, poemas selectos. Caracas: Venezuela: bid & co.editor.