Quebrar límites…
Editorial
Julio Ortega Bobadilla
Fecha a no olvidar: 27 de enero de 1945. A finales del mes de enero de este año, se conmemoró el 60 aniversario de la liberación de Auschwitz. Jefes de estado de diversos países se encontraron en una mañana de frío inclemente y hablaron más en nombre, de la humanidad que de sus personas y países, para decirnos que la memoria de esos hechos sigue presente y hacer al mundo la promesa de que tales actos no volverán a ser cometidos por nadie. No recordamos se haya realizado una evocación así cuando se cumplieron 50 años y debemos agradecer con humildad a quienes tuvieron la idea de darle presente a ese día que cintilar como una vela viva en nuestros corazones.
A la ceremonia llegaron no sólo políticos y gente que tenía la obligación de estar ahí, sino algunos sobrevivientes de los espantosos campos de exterminio. Quizá fue una de las últimas oportunidades que tuvimos de escuchar a esas víctimas valerosas del infortunio de la máquina demente de destrucción fascista. En el número anterior de CARTA PSICOANALÍTICA ya habíamos tenido oportunidad de entrar al tema, gracias a los artículos que nos fueron mandados sobre el caso Eichmann, pero no por ello es un tópico que tengamos que descartar pues de lo que se trata es de intentar descifrar lo incomprensible.
También hubo ausencias notables, indisimulables ante los ojos del mundo. No estuvieron presentes, el Papa polaco (¿Promotor de la canonización del pagano Pío XII y amigo defensor del padre Massiel?) que pasó la guerra internado en un seminario, ni tampoco estuvo el presidente Bush que quiere liberar al mundo de las cadenas de cualquier dictadura y llevar la democracia a los más apartados rincones del planeta. Tuvieron seguro, cosas más importantes que hacer: uno, prepararse para la aparición ante los feligreses en la semana santa que viene; el segundo, jugar golf y/o encontrarse con sus generales y distinguidos ejecutivos del gobierno americano, que echaron a andar unas elecciones en Irak, que no obstante sus buenos propósitos siguen rechazando algunos grupos radicales.
Esa buena gente, sigue sorprendida de que los salvajes de oriente no acepten la democracia y el sentido común occidental. Por cierto, la mayor parte de los soldados muertos en Irak deben tener apellidos latinos como: González, Domínguez, Ríos o Sánchez. Tienen sus deudos el consuelo de que sobre sus ataúdes tienen ahora la bandera de barras y estrellas.
Su servidor, terminó de leer una novelita de 600 páginas como es La Decisión de Sophie (Grijalbo Mondadori, Barcelona 1995) de William Styron –llevada al cine medianamente por Alan J. Pakula (Sophie’s Choice, 1982), casi al mismo tiempo que esos hechos y comprobó, no sólo lo buen escritor – con la tradición de la novela norteamericana a cuestas– que resulta este hombre angustiado y sobresaliente (autor de un extraño texto de aflicción llamado: Esa visible obscuridad), sino lo alejados que estamos en mi país de esas pesadillas que marcaron a tantas generaciones de manera definitiva. No hacía mucho tiempo, había tenido la oportunidad de ver en la televisión satelital el bizarro documental sobre el comediante, actor y cineasta Kurt Gerron que lleva por título Prisioner in paradise (Malcolm Clarke, Stuart Sender, 2002) que narra su estancia en el campo de concentración de y los servicios que realizó para los nazis al hacer una película –nunca exhibida por fortuna– sobre lo bien que trataban a los judíos sus trastornados captores. En mi mente estos horrores quedan todavía sin explicación alguna, como un enigma insoluble al que ninguna psicología puede dar una completa respuesta y del que me siento extrañamente –puesto que no había nacido– avergonzado y hasta culpable como miembro del género humano.
En México, tales acontecimientos pasaron casi sin pena ni gloria. Los sucesos políticos nacionales que suponen una lucha entre partidos sin igual de cara a la justa presidencial del 2006 tienen ocupados a los medios informativos completamente. También las noticias sobre la guerra declarada del narcotráfico al Estado mexicano, el hecho de que seamos la nación que tiene más asistentes en el mundo a una feria como la Expo – Sexo, el libro que publicó una mujer ex – política de Gran Corazón y el gesto de misericordia del procurador Encinas hacia el corruptor Ahumada que le hace gozar de más derechos que la mayor parte de los mexicanos, acontecimientos de política doméstica que no voy a explicar ahora al visitante de otra geografía pero que muestran un panorama de nuestra vida cotidiana en México.
Todas estas noticias son importantes, pero me da la impresión de que, a veces, vivimos en la Luna respecto a lo que pasa en el mundo y que la memoria es un mal que nos esforzamos en erradicar de nuestro presente. Represión le llama Freud al mecanismo que subyace a esta actitud, y hace de este mecanismo el precio de la cultura, pero: ¿Acaso puede sostenerse alguna civilización sobre las ruinas del olvido?
Por lo pronto, estamos llegando al No. 6 de CARTA PSICOANALÍTICA y en el comité editorial de la revista nos congratulamos que así sea. Tenemos ahora un margen de visitas que no habíamos soñado cuando iniciamos nuestra tarea. Somos el lugar de coincidencia de las diferentes corrientes, instituciones y escuelas de psicoanálisis en México. En los Foros puede apreciarse ahora la diversidad de oferta hacia el público de conferencias, cursos seminarios y eventos diversos de nuestro medio.
Los colegas de nuestro país nos mandan ahora información puntual y estamos en contacto permanente con los colegas de nuestro medio, haciendo que las barreras que se habían instituido tan firmemente entre los diversos grupos tengan ahora un patio de encuentro. No vivimos en un olimpo psicoanalítico y cada grupo se juega todavía, a través de reglas y políticas excluyentes, prevalece el esoterismo sobre la exoteria.
Con todo, este principio de año depara muchos eventos en psicoanálisis protagonizados por visitantes de otras latitudes y nos alegramos porque deseamos oír muchas voces diferentes. Unos regresan después de larga ausencia, otros pisan por primera vez nuestro país. A todos damos la bienvenida, pero desearíamos que no sea ésta la forma elegida por los analistas de nuestro país para validar prácticas institucionales, clínicas o celebrar un cóctel party.
La defensa de nuestras posiciones debe basarse en la solidez de nuestro propio discurso y no en alianzas con asociados y colegas de otras latitudes. Uno esperaría que la política psicoanalítica fuera diferente de la que hacen los políticos profesionales. Necesitamos oír más nuestra propia voz y comparar frecuencias, para saber hacia dónde se dirige el psicoanálisis mexicano que tiene una identidad propia. Me parece que es el propósito que se han conseguido en un reciente Coloquio sobre el tema de EL CUERPO (noviembre 2004) que organizaron algunos colegas de APM y la asociación TRISKEL de la elp. Allí escuchamos diferentes lenguajes sobre un mismo tema y se discutió abiertamente, el problema de la confusión de lenguas en nuestra disciplina, corroboramos que cuando los analistas pueden dejar de lado su narcisismo e intereses cerrados de grupo, puede existir comunicación pese a todo y extensión del psicoanálisis. En la diferencia de enfoques, encontramos puntos de contacto, preocupaciones y líneas de investigación que nos dicen que el psicoanálisis es una cosa viva que se mueve con fuerza propia y fuera del dogma, también, que para trabajar no se necesita el patrocinio de ningún santo en particular.
Les invitamos a ver en la sección El psicoanálisis en México algunas de las imágenes que pudimos apreciar en esa reunión, todos se ven muy gozosos y con ellos compartimos momentos muy placenteros. Esperamos que este tipo de reuniones heteróclitas, plurales, se repitan con más frecuencia, de eso depende el futuro del psicoanálisis.
Iniciamos un nuevo ciclo en CARTA PSICOANALÍTICA, hemos renovado la página gracias a nuestro webmaster Mauricio Ayala, a fin de prestarles un mejor servicio. También con este cambio de look, emprendemos más proyectos que ya irán ustedes encontrando en el espacio de nuestro sitio que ahora está sobre las 300 visitas diarias, de las cuales el 85 por ciento corresponden a México. Estas cifras nos complacen, pero para seguir produciendo CARTA PSICOANALÍTICA necesitamos de la colaboración y ayuda de todos los que siguen nuestro trabajo. Por de pronto, vamos a pedirles que sigan enviando sus artículos, enterándonos de las actividades de sus grupos y dando a conocer la aparición de nuevos sitios web relacionados con el psicoanálisis. Vamos a seguir adelante con nuestra labor con más empeño, porque sabemos en el comité editorial que es trabajar por la causa psicoanalítica mexicana. Gracias a todos.