«Verdades…»
Margarita Gasque
«Verdades». parece un título inconcluso; si intentara continuarlo propondría éste: «Verdades a la luz de la verdad».
Dice Mefistófeles a Fausto en la obra de Goethe:
«Dígote modestamente la verdad…yo soy una parte de aquella parte que al principio era todo; una parte de las Tinieblas, de las cuales nació la Luz, la orgullosa Luz que ahora disputa su antiguo lugar, el espacio a su madre la Noche.» [1]
Antes de que Mefistófeles se le apareciera, Fausto estaba sediento de una revelación; había ido a buscarla al Nuevo Testamento y lo que encontró fue la frase de San Juan:
«En el principio era el Logos»
Su deseo de traducir con fiel sentido, el original sagrado a su amada lengua alemana, le llevó a hacer varios intentos.
Fausto traduce la palabra griega Logos, primeramente por la de verbo Wort, que es también palabra, después, al sentirse iluminado, la cambia por la de sentido Sinn, luego por la de fuerza Kraft, y finalmente por la de acción Tat.
La palabra Logos, ha sido ocasión de intensa reflexión para diversos pensadores.
Freud hace mención al Logos en dos ocasiones.
En «El problema económico del masoquismo» (1924) [2] , habla del «oscuro poder del destino» y se refiere a uno de sus autores favoritos, el escritor holandés Multatuli, pseudónimo de Eduard Dekker, para decir, que es poco lo que puede objetarse al literato, cuando sustituye la Moira, que es, Destino para los griegos, por la pareja divina Logos y Ananké.
La otra alusión, la hace en «El porvenir de una ilusión» [3] y es para decir una verdad: «…nuestro Dios Logos quizá no sea muy omnipotente…»
Heidegger escribe tres artículos que titula respectivamente: Logos, Moira y Aletheia. [4]
En el trabajo que lleva por título Moira, Heidegger intenta dilucidar la relación entre pensar y ser, y lo hace a partir de una sentencia en la que Parménides, nombra esta relación diciendo:
«Pues es lo mismo pensar que ser.»
Su artículo Logos, fué traducido por Lacan y publicado en el primer número de la revista La Psychanalyse.
Aletheia es el término que en lengua griega, ha sido traducido como verdad.
Logos y Aletheia, son dos palabras clave, dos palabras llave, con las que Heidegger se adentra en el pensamiento griego; y de manera muy particular en las ideas del filósofo Heráclito.
A Heráclito de Éfeso, se lo ubica en la historia, aproximadamente, quinientos años antes de Cristo.
Es curioso, que el discípulo predilecto de Jesucristo, el apóstol San Juan, el evangelista, haya estado también, buena parte de su vida, en Éfeso; lugar donde murió.
Heráclito de Éfeso, sería el verdadero Heráclito, ya que los filólogos reconocen a un pseudo- Heráclito, a quien llaman Heráclito el Rétor.
De Heráclito de Éfeso se dice que recibió influencias de Pitágoras y de Jenófanes.
Su pensamiento era sólo para los «pocos», su estilo, el de un oráculo y se había ganado el epíteto de El Oscuro.
Dice Heidegger:»…a Heráclito se le llama el oscuro; sin embargo es el luminoso; porque dice lo que ilumina. A su acto alumbrador, lo llamamos claridad.» [5]
Lo que tenemos de Heráclito, son sólo fragmentos y a veces incompletos. Texto en pedazos, trozos de un discurso, cachos de un decir…
A decir verdad, hay fragmentos reconocidos como los auténticos, pero hay también los fragmentos dudosos, los falsos y hasta los falsificados.
Heidegger se refiere a varios de los fragmentos de Heráclito, pero se detiene de manera especial en dos; en el Fragmento 50 para reflexionar sobre la noción de Logos y en el Fragmento 16 para hacer una elaboración sobre Aletheia.
El Fragmento 50 dice:
«Si no me habéis oído a mí sino al Logos,
entonces es sabio decir homólogamente:
Uno es Todo.» [6]
La traducción con la que Heidegger comienza su desarrollo, vierte el término Logos, del mismo modo que lo hizo Fausto en su segundo intento; es decir, como sentido.
Leemos entonces:
«Si no me habéis oído a mí sino al sentido,
entonces es sabio decir en el mismo sentido:
Uno es Todo.» [7]
Para Heidegger, lo mas cuestionable, es lo mas evidente; de manera que hace necesario iluminar aquello que significa Logos.
Dice: «Lo que es logos lo encontramos en légein.» [8]
Légein significa decir y hablar, pero también contar. Equivale al verbo latino legere, que significa leer, pero incluye además el sentido de ir a buscar y juntar.
Heidegger se pregunta sobre lo que Heráclito dice al término del Fragmento: «Uno es todo», ¿será una conclusión?, ¿se tratará de un final?, o bien, si abre por primera vez lo por decir.
En «La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud» [9] , Lacan cita en griego a Heráclito para referirse al «Uno es Todo» del lenguaje.
El Fragmento 16 de Heráclito dice:
«¿Cómo alguien puede esconderse delante de lo
que jamás se oculta?» [10] Heidegger señala que la sentencia es una pregunta, en la que la última palabra nombra el punto de partida de la interrogante.
La cuestión clave entonces, es la relativa al ocultamiento.
La palabra empleada en griego es latoi, que viene de lantano, ocultarse y que se relaciona con lete, olvido.
Estas acepciones están contenidas en la palabra Aletheia, cuya a privativa, la despoja del sentido de lo oculto, para significar entonces, lo descubierto, lo develado.
Habíamos dicho ya que la palabra Aletheia, se traduce literalmente como verdad.
Pero pensar la verdad como develada, implicaría suponer que hay una esencia de la verdad que estaría cubierta por el velo de la apariencia y que al develarla, se mostraría en todo su esplendor.
Heidegger va un poco mas lejos en su lectura, para recordarnos que el hombre moderno ha olvidado el ser del olvido, de manera que el olvido mismo cae en ocultación.
Dice Heidegger:
«Este permanecer oculto a sí mismo, no designa un modo cualquiera del comportamiento humano, sino que nombra el rasgo fundamental de todo comportamiento, frente a las cosas presentes y ausentes. Es más; es el rasgo fundamental de la presencia y de la ausencia mismas.» [11]
No podemos dejar de pensar aquí en la función de desconocimiento que guarda el sujeto, en su relación consigo mismo. Pero tampoco podemos dejar de preguntarnos: ¿no será por virtud del inconsciente, que aquello que ha sido olvidado, no deja de aparecer, porque siempre ha estado allí?
Heidegger señala que la sentencia de Heráclito cuestiona al sujeto de un permanecer oculto; pero pone en duda tan claramente la posibilidad de una ocultación, que la pregunta equivale a una respuesta.
Dice: «Bajo la forma puramente retórica de una interrogación, lo que habla es la sentencia afirmativa:elante de lo que jamás se oculta, nadie puede permanecer escondido» [12] .
Lo que no desaparece jamás, es lo que no cesa de emerger. A esto responde un término fundamental del pensamiento griego: Físis.
Físis se traduce como naturaleza; pero en un sentido mas amplio, es la fuerza creadora y productora; es también universo. Recordemos que fuerza es asimismo la palabra elegida por Fausto en su tercer intento, para traducir Logos.
La Físis es lo que sin cesar emerge; es lo que se devela sin cesar.
Heráclito piensa la emergencia perpetua, como ella en sí misma, y no como alguna cosa a la que la emergencia se aplica como cualidad.
Heidegger sugiere traducir Físis como Entstehung que en castellano equivale a: nacimiento, origen, o surgimiento, en el sentido de producción.
Para pensar la emergencia perpetua, Heráclito se vale de la idea del fuego. El fuego es la fuerza que aclara; que esclarece, que ilumina. El fuego es también lo que medita; lo que busca; lo sigue una vía de pensamiento…
Lo que sorprende, como la verdad sorprende, es que Heidegger diga que el Fuego, es Logos [13] . Y también dice que el Logos es en sí mismo, a la vez desocultar y ocultar: es la Aletheia, ésta y el Logos son lo mismo.
¿Cómo entender entonces, todos estos conceptos, que sin ser lo mismo, son lo mismo?
¿Dónde está la verdad?
¿Cómo llegar a una conclusión, cuando la verdad se presenta como aquello que al emerger da sentido, pero que además no cesa de emerger?
¿Cómo acceder al modo de representar de los griegos, desde nuestro modo actual de pensamiento?
¿No será que Heidegger en su propia búsqueda produce una verdad, que de alguna manera es distinta, a la verdad de los textos de Parménides o de Heráclito?
Si la verdad es ese movimiento de emergencia, que es siempre actividad de producción; de creación que no concluye, entonces la verdad sería siempre, verdad inconclusa…
En l821, Shubert había comenzado a componer su séptima sinfonía, pero no la concluyó. Escribió la partitura del primer movimiento hasta el comienzo del segundo tema y, a partir de allí, bosquejó la obra hasta el final, indicando simplemente la melodía, sólo con algunos…fragmentos…
Esta sinfonía inconclusa, no es en verdad, La Sinfonía Inconclusa. En 1822, Shubert escribe su octava sinfonía, mejor conocida como La Inconclusa, que es así llamada porque Shubert orquestó solamente los dos primeros movimientos; siendo que la forma tradicional de la sinfonía, constaba de cuatro partes.
Existe toda una discusión en torno a esto. Hay quienes sostienen que la verdadera sinfonía inconclusa es la séptima, porque Shubert no la concluyó y que en cambio, la octava sinfonía está escrita en dos movimientos que sí fueron terminados…
Quizás lo importante no sea establecer una verdad definitiva, sino la búsqueda a la que la discusión ha dado origen.
Quizás, de esto se trata el psicoanálisis.
Donde la verdad, es verdad que como La Verdad, no existe; verdad, que como La Mujer es no-toda, verdad que como verdad, es siempre inconclusa.
En lugar debuscar la verdad, como «verdad definitiva», proponemos pensarla y producirla como «Verdad Infinitiva.»
Definitivo, es lo decisivo que determina y resuelve. Definire significa limitar, circunscribir… y concluír.
Infinitivo sugiere por un lado, lo infinito, lo no finito, lo inconcluso en el sentido de que no tiene fin.
Infinitivo es también la voz con la que el verbo recibe su nombre.
Con el infinitivo el verbo es nombrado en forma impersonal.
El infinitivo es además, nombre de acción.
Y con acción llegamos al cuarto término que Fausto elige cuando al ver claro, puede finalmente traducir el Logos, que en el principio era…
[1] Goethe, Johann W. Fausto. Editora Nacional, México. 1977. pp. 59-60.
[2] Freud, Sigmund. «El problema económico del masoquismo», en Obras completas, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1976, vol. 19. p. 161.
[3] Freud, Sigmund. «El porvenir de una ilusión», en Obras completas, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1976, vol. 21. p.1.
[4] Heidegger, Martin. Essais et conférences, Paris.1958.
[5] Heidegger, Martin. op. cit. p. 312.
[6] Para las citas de Heráclito, cf:
Eggers, Conrado. Los filósofos presocráticos. Ed. Gredos, Madrid, 1978.
Brun, Jean. Heráclito Biblioteca Edaf, Madrid, 1976.
Mondolfo, Rodolfo. Heráclito. Textos y problemas de su interpretación, Siglo XXI editores, México, 1989.
García Bacca. Juan Los presocráticos, Fondo de cultura económica, México, 1991.
[7] Heidegger, Martin. op. cit. p.249.
[8] Ibid. pp.250-251.
[9] Lacan, Jacques. «La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud» en Escritos, Siglo XXI editores, México, 1984, p.484.
[10] Heráclito. op. cit.
[11] Heidegger, Martin. op. cit. pp.320-321.
[12] Ibid, p.323.
[13] Ibid. p.333.